Bilbao - La cátedra del fútbol decreta que el segundo año en la élite suele ser el más complicado para el futbolista, sobre todo cuando este es de la casa y cuando se trata del Athletic. Unai Núñez (Portugalete, 30 de enero de 1997) puede dar fe de ello. Es una víctima de esta máxima. Ha pasado de jugar casi todo el curso pasado, el primero en la máxima categoría, a desempeñar un rol muy secundario en el presente, especialmente desde que ejerce como técnico Gaizka Garitano, que solo ha contado con el portugalujo en situaciones de máxima necesidad y al que volverá a recurrir el próximo sábado en el exigente compromiso en San Mamés frente al Atlético de Madrid, segundo clasificado, debido a la baja por sanción de Iñigo Martínez, que recibió el viernes la quinta amarilla de su segundo ciclo.

El destino es caprichoso. Resulta que Unai Núñez compareció en el primer once de Garitano en LaLiga Santander en el duelo ante el Girona en La Catedral y que supuso un estreno a lo grande del derioztarra gracias a una victoria que llegó en el último suspiro por medio de un penalti transformado por Aritz Aduriz y después de que el conjunto rojiblanco desperdiciara varias ocasiones de gol, casi todas ellas desbaratadas por el exleón Gorka Iraizoz. El portugalujo, que había ganado el pulso a Yeray, emergió en ese equipo titular que contó con la ausencia de Iñigo Martínez, que vio la quinta amarilla de su primer ciclo en la humillante derrota en el Ciutat de València y que le costó el puesto a Eduardo Berizzo. El de Repelega volvió al banquillo siete días después en el derbi frente al Celta. Sin embargo, una nueva sanción, en este caso de Yeray, le otorgó otra oportunidad en Balaídos frente al Celta, donde hizo pareja con Iñigo en la victoria de los rojiblancos (1-2). De aquella cita en Vigo han transcurrido poco más de dos meses, periodo en el que Unai Núñez se ha tenido que resignar a ocupar un asiento en el banquillo en los últimos nueve encuentros de liga.

cesión frustrada La llegada de Garitano no ha revertido la situación de Unai Núñez, que con el anterior entrenador tampoco gozó del protagonismo deseado y sus comparecencias se limitaron a cinco, todas ellas como titular. Su pico más alto, paradójicamente, lo firmó en el tramo final de la etapa de Berizzo, con la participación en cinco jornadas consecutivas, incluido el compromiso ante el Girona, pero Garitano no tardó en otorgar su confianza a Yeray, un fijo en el centro de la zaga junto a Iñigo. El portugalujo, que la campaña pasada se convirtió en el león con más minutos (2.942) recorridos en sus 33 partidos, ha pasado por momentos muy complicados, hasta el punto de que se llegó a proponer a la dirección deportiva la posibilidad de buscar una cesión en el pasado mercado de invierno ante la necesidad del central de tener esa continuidad de la que no disfrutaba en el Athletic, opción que se desactivó a las primeras de cambio.

La ausencia de Iñigo Martínez permite al jarrillero ser de nuevo foco de interés. Y lo será ante un rival de la dificultad del Atlético de Madrid, al que ya se midió Unai Núñez en el duelo de la primera vuelta en el Wanda Metropolitano, choque en el que el Athletic hincó la rodilla de una manera cruel (3-2), ya que a falta de diez minutos mandaba, pero el conjunto colchonero dio la vuelta a la tortilla con los goles de Rodrigo y de Godín, el de este último gestado en una falta inexistente del propio Unai Núñez sobre el uruguayo, lo que supuso una derrota injusta para los leones, conscientes también de los continuos descalabros que sufren frente al Atlético desde la final europea de Bucarest.