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La liberación de Ernesto Valverde

En su tercer intento, el técnico mete al athletic en los octavos de la europa league gracias al tanto de sabin merino en una jugada calcada a su gol frente al real madrid

La liberación de Ernesto ValverdeO. Martínez

bilbao - Una imagen vale más que mil palabras. Ernesto Valverde saltó con rabia. Corrió unos metros en pleno éxtasis. Brazos en alto. El bello tanto de Sabin Merino le supuso toda una liberación. Se trataba de una cuestión íntima. Una obsesión. A la tercera, la vencida. Valverde se desquitó. Por fin consumó clasificar al Athletic a los octavos de la Europa League tras sus dos intentos anteriores en balde. Tenía que restaurar aquellas pérdidas, aunque fuera con mucha angustia. Porque el Olympique de Marsella de Míchel y Rafa Alkorta estuvo cerca de firmar un nuevo fiasco histórico.

El Txingurri, que llevó al Espanyol a la final de la extinta Copa de la UEFA en la campaña 2006-07, no superó la barrera de los dieciseisavos en su primera etapa como técnico rojiblanco, curso 2004-05, cuando el Austria de Viena dio la sorpresa en San Mamés con un triunfo que dejaba en nada el empate sin goles en El Prater. Pocos días después, anunció el cierre de aquel ciclo en el banquillo. Pasada una década, Valverde repitió con el Athletic en competición continental. Lo hizo el curso pasado por partida doble. La Champions se acabó en la fase de grupos, pero el reenganche en la Europa League se entendió como una nueva ilusión. No fue así. El Torino, un equipo menor, se encargó de asaltar La Catedral cuando los leones lo tenían de cara tras el 2-2 en el Comunale.

el momento sabin merino Valverde, que no quiso dar excesiva importancia al hecho de acabar con esa maldición de los dieciseisavos, sufrió mucho anoche. Como el mundo athleticzale. Mereció la pena, porque el Athletic consumó el objetivo. Se trató de la guinda a una eliminatoria durísima para los rojiblancos, que ni siquiera han tenido respiro pese al golazo de Aritz Aduriz en el Vélodrome. El donostiarra, que superó sus molestias físicas, no marcó después de hacerlo en los tres partidos europeos anteriores. Sí lo hizo Sabin Merino, que se convirtió en uno de los nombres propios del éxito rojiblanco.

El de Urduliz ejecutó un tanto de bella factura. Un chaval de la casa. Una gran noticia como homenaje a Rafa Iriondo. La acción fue casi un calco de la que generó su primer gol en San Mamés, el pasado 23 de septiembre, en otro partido grande frente al Real Madrid, aunque no sirviera para puntuar (1-2). Merino entonces cabeceó en plancha una genial asistencia de Susaeta tras una contra que creó Laporte. Ayer, Susaeta y Merino se volvieron a encontrar. El primero rebobinó y rentabilizó un servicio de De Marcos, también en una contra, para asistir al segundo, que también se lanzó para cabecear al fondo de la meta defendida por Mandanda, al que no le ha sentado nada bien esta eliminatoria.

Merino, que la semana pasada renovó su contrato hasta el 30 de junio de 2019, marcó seis minutos después de comparecer. A Valverde le premió su intuición. Es una virtud del entrenador. A primera vista pudo sorprender la sustitución de Raúl García tal como estaba el partido y el resultado. El Txingurri, sin embargo, tenía una corazonada. El gol de Sabin Merino, “un delantero que juega en banda, pero que tiene llegada”. O sea, una liberación.