Gurpegi, día I
Carlos Gurpegi vuelve hoy a El Madrigal, el campo en el que debutó con el Athletic hace doce años. Carlos Terrazas, el técnico en su último año en el Bilbao Athletic, explica las claves y el salto que dio el navarro al primer equipo
SUCEDIÓ el 31 de marzo de 2002. En plena Semana Santa. Aberri Eguna. Esa calurosa tarde mediterránea se recordará por el debut de Carlos Gurpegi con el Athletic. Tuvo lugar en El Madrigal, donde regresa el hoy capitán rojiblanco. Entonces, el equipo que dirigía Jupp Heynckes vivió un tormentoso partido que cerró con una dolorosa derrota (5-2). Doce años después, el de Andosilla disfruta de su segunda juventud y asoma como uno de los grandes referentes de este Athletic, implicado en su objetivo de hacer historia con la conquista de la cuarta plaza que da el billete a la Champions.
Gurpegi, día I. "Jupp (Heynckes) enseguida mostró su interés en que Carlos estuviera con el primer equipo". Lo recuerda Carlos Terrazas, actual técnico del Mirandés y que en aquel curso 2001-02 dirigía al Bilbao Athletic de Gurpegi. Conoció de primera mano el salto del navarro, "un chico extraordinario, muy generoso en el esfuerzo, un jugador de equipo, que lo daba todo, que se entregaba en cuerpo y alma". Terrazas desvela esa transición "serena" de Gurpegi, que ya "tenía una personalidad muy definida. Se ganaba el cariño de sus compañeros, con su rendimiento y aplicación en los entrenamientos".
Terrazas rememora esos inicios del capitán como león. Heynckes le comunicó su intención de hacer debutar a Gurpegi y el bilbaino acentúa el perfil del alemán: "Jupp era un hombre extraordinario a la hora de trabajar con él, porque la comunicación era diaria, comentábamos todos los pormenores y él estaba al tanto de todos los jugadores de la cantera. Era un maestro a la hora de trabajar con las categorías inferiores. Fue una gozada trabajar con él, además de que se caracterizaba por la consistencia en sus criterios, un hombre de total fiabilidad en todo lo que planteaba. Jupp había incorporado a otros futbolistas a los entrenamientos del primer equipo , como Aduriz, Arriaga y Murillo. Incorporó más tarde a Iraola -que no llegó a debutar- y Gurpe, y enseguida mostró su interés en que Carlos estuviera con el primer equipo".
Gurpegi emergía entonces como un futbolista con mucho recorrido por delante, aunque sus inicios en Lezama no fueron nada fáciles. "Cuando vino del Izarra (en categoría juvenil) se lesionó de gravedad el primer día. Había hecho algunas pruebas en Lezama, pero tuvo muy mala suerte. Se rehizo rápidamente y la superó con entereza", comenta Terrazas, que en aquel 1997 experimentó su primera etapa como entrenador del Bilbao Athletic bajo el mandato de José María Amorrortu al frente de la factoría rojiblanca.
El navarro también sufrió un particular reciclaje con su salto al primer equipo, como recuerda el técnico bilbaino: "Gurpegi es el típico caso del jugador que ha ido retrasando su posición. Cuando le fichamos del Izarra era delantero, jugaba de punta y metía goles. De poco a poco fue retrasando su posición, jugaba de media punta, luego pasó a jugar de medio centro, ahora de central. Conmigo jugaba de media punta. Era un centrocampista de ataque, con llegada y con gol. Era un chico de corte ofensivo, jugaba entre el centro del campo y la delantera. Gracias a su pundonor y su trabajo, se ha adaptado a esos cambios".
sin consejos Gurpegi debutó con cierto sabor amargo por la dura derrota ante el Villarreal. Pese a ello, el de Andosilla, que en su etapa en el Bilbao Athletic tenía como capitanes a Jaio y Unai Expósito, supo digerir aquel revés, así como su nueva condición de león. "Lo digerió perfectamente. Era un chico muy humilde. Él se puso a disposición para lo que el club quisiera. Si estimaba jugar con el primer equipo o si le tocaba seguir con el filial. Es un ejemplo para todos los chicos de Lezama", subraya Terrazas, que no necesitó dar ningún consejo al hoy capitán del Athletic: "No hacía falta, porque era algo que le salía de manera natural. Era un chico sobre el que no había que estar muy encima".
El vestuario del filial rojiblanco recibió con entusiasmo el salto de Gurpegi, "porque subía un compañero, muy querido en el vestuario y se trataba del premio a un futbolista que lo daba todo". No en vano, el de Andosilla era un habitual en el sistema de Terrazas, con el que jugó 32 partidos de Liga y autor de tres goles en su última temporada en el Bilbao Athletic.
Terrazas apunta que "hace tiempo que no hablo con Carlos, aunque de vez en cuando nos mandamos un mensaje", al mismo tiempo que recalca la amistad que blindaron entonces Gurpegi, Aritz Aduriz, Andoni Iraola y Ander Murillo, que milita en el AEK Larnaca chipriota: "Era un grupo de gente sana, muy del Athletic y con muchas ganas de triunfar". Gurpegi respondió a las expectativas desde aquel día I.