Bilbao
SON dos emblemas del Barcelona. Dos símbolos en vida, unidos por un ADN futbolístico que habla el mismo idioma y que ha cautivado al mundo con demostraciones de todo tipo. Son Andrés Iniesta (Fuentealbilla, 1984) y Xavi Hernández (Tarrasa, 1980), dos magos con el balón en los pies y portadores de los dorsales 8 y 6 del Barça, respectivamente. Ambos son elogiados y aclamados por sus facultades como futbolistas y la humildad con la que transportan el peso de la fama. Pero Bilbao, San Mamés concretamente, no guarda el mismo cariño a uno y otro.
De hecho, uno de los dos acostumbra a recibir sentidas ovaciones bajo el cielo de la capital vizcaina y el otro, música de viento como consecuencia de una acción que difícilmente se evaporará de la memoria de la afición del Athletic. Está fuera de toda duda el señorío y la grandeza de la hinchada rojiblanca, capaz de reconocer las habilidades y destrezas de cuantos honorables rivales han pisado su preciado césped. No obstante, la vieja Catedral también fue siempre un lugar de culto en el que los engaños y las malas artes fueron castigadas con silbidos y abucheos.
Dentro de este segundo tipo de actos se puede clasificar la acción que cambiaría de un plumazo la relación de sumo respeto que existía entre San Mamés e Iniesta. Corría la quinta jornada de la temporada 2010-11 cuando el manchego sintió el gusanillo de pasarse al arte de la interpretación. Como si de una película o una obra de teatro se tratara, provocó la expulsión de Fernando Amorebieta con grandes dosis de fingimiento sobre el verde de San Mamés. El Barça, con un jugador más desde aquel fatídico minuto 34, acabó imponiéndose 1-3 para saquear los tres puntos de La Catedral. El daño estaba hecho. Y el respetable lo vio claro: la cuestionable actitud de Iniesta había roto el partido y, por ende, el objetivo de haber tumbado a aquel espléndido Barcelona.
El azulgrana escuchó entonces sus primeros silbidos en Bilbao, experiencia que volvería a repetir y que a buen seguro experimentará de nuevo en su primera visita al nuevo campo. Y es que sin querer avivar la llama de la polémica, pero sin intención tampoco de suavizar el ambiente, el 6 azulgrana calificó la temporada pasada a San Mamés como "un campo más" para él, negando que la última visita del Barcelona al ya demolido coliseo rojiblanco tuviera un significado especial para él. "El partido será más especial para ellos; para mí es igual ir a un campo que a otro, ir al del Bilbao o al del Atlético de Madrid", llegó a manifestar Iniesta, dolido y picado a buen seguro por los silbidos escuchados en San Mamés.
Música de viento que, sin embargo, no ha escuchado ni escuchará salvo sorpresa su compañero Xavi Hernández. Las muestras de afecto entre el centrocampista catalán y la antigua Catedral siempre fueron públicas y contrastables. No en vano, Xavi fue uno de los protagonistas del exitoso documental sobre San Mamés, y en el que el blaugrana no dudó en participar. Fue un ejemplo, una muestra del respeto que Xavi siempre tuvo a un campo en el que reconoció haberse sentido como en el Camp Nou y hacia el que siempre tuvo palabras de cariño.
Ninguna derrota La grada, a su vez, siempre supo valorar el talante y las habilidades del de Tarrasa, sin mancha alguna en su relación con el Athletic e invicto en sus numerosas visitas a Bilbao. En total fueron trece las ocasiones en las que Xavi pisó el césped del viejo San Mamés, saliendo victorioso en siete de ellas y firmando las tablas en otras seis visitas. Mañana, sin la huella ya del antiguo santuario bilbaino, pero con su aura en las gradas del nuevo campo, Xavi vivirá una noche especial.
Será especial porque, a diferencia de Iniesta, para el catalán sí tendrá un significado singular formar parte de la plantilla blaugrana que visitó por primera vez el nuevo campo del Athletic. Un moderno y acogedor estadio en el que tratará de continuar en la búsqueda de su mejor versión. Y es que ni él ni Iniesta asoman hoy día cerca de su mejor nivel, pero en caso de ser de la partida, ambos volverán a suponer todo un peligro para las aspiraciones del Athletic, que recibirá mañana por la noche a dos astros del balón entre pitos y aplausos.