Valverde no ceja en su búsqueda
El lunes insitió con Herrerín, sorprendió con Morán y movió a Laporte, sin lograr una mejora sustancial
bilbao. Segundos antes del inicio de partido, la apabullante megafonía del estadio recitó la alineación del Athletic. Empezó cantando el nombre del portero y luego siguió el orden de los dorsales, de modo que se escuchó: "Iago Herrerín, Aymeric Laporte, Erik Morán,?". En ese instante, entre los tres sumaban 24 partidos de Liga en Primera División (18 de Laporte). El dato es muy significativo porque escenifica la existencia de un cauce abierto para que el producto que se modela en Lezama se integre en el primer equipo y quizás adquiere más trascendencia aún por el hecho de que el encuentro servía para inaugurar San Mamés. Aparte de lo anterior, refleja que el responsable de la presencia de este trío en la alineación no repara en la edad o el bagaje del jugador. La valentía de Ernesto Valverde no admite discusión, podría elegir gente más curtida, de trayectoria más dilatada, pero opta por quienes estima idóneos en cada momento. Otra cuestión es que el técnico acierte en sus apuestas. Y otra, la valoración que sigue a la nueva ración de cambios introducidos. O si se prefiere, la sensación que se desprende de la suma de circunstancias que favorecen la participación de Herrerín y Morán o la colocación de Laporte en un lateral.
Pese a haber acumulado tres victorias en cuatro jornadas, el Athletic no se ha comportado como un grupo arrollador, sino que ha resuelto sus citas a trancas y barrancas, alternando aciertos y fortuna con lagunas indisimulables y varios sustos. En suma, ejerciendo de lo que es hoy, un colectivo en proceso de rodaje. El Athletic persigue su puesta a punto, ese estado que le permita desenvolverse con una identidad definida y ser fiable. Y Valverde agita la plantilla, retoca, corrige, rectifica y hace probaturas en la confianza de que más pronto que tarde su idea cuajará, será comprendida y se plasmará. Analiza las aportaciones individuales, en las citas oficiales y en los entrenamientos, y va variando sobre la marcha, generando ese flujo que moviliza al personal del once al banquillo o a la inversa, de la convocatoria a la grada o al revés.
La portería Visto lo visto hasta la fecha, no admite discusión que esta dinámica, que es la que permanecerá vigente toda la temporada porque así es como Valverde gestiona las plantillas, no ha rendido los resultados deseables. No lo ha hecho, no porque el sistema sea erróneo, sino porque todavía son mayoría los hombres que no ofrecen regularidad, se hallan por debajo de su auténtico nivel o no están sabiendo responder a lo que se les pide. Herrerín lleva tres partidos y empezó porque Gorka Iraizoz aceleró en exceso su recuperación y Valverde desperdició las claves que le aportaba la pretemporada. El nuevo respondió en su debut en la élite, no se vino abajo en el Bernabéu, pero falló con estrépito ante el Celta: cometió un penalti evitable, salió tarde ante Charles al filo del descanso, luego anotó un despeje aturullado de puños, cometiendo falta sobre el delantero ,y se coronó con un horrible cálculo de las distancias que costó un gol. Mal día, está claro, por mucho que siguiera saliendo a todos los balones aéreos y cumpliese con los pies.
Se puede pensar que después de esto, Iraizoz, que lleva dos partidos en la banqueta, está más cerca de la titularidad, pero la nota global de Herrerín no es de suspenso. Eso sí, la oportunidad de que goza es un lujo (si no, que se lo pregunten a su antecesor, Raúl Fernández-Cavada, que nunca tuvo tres partidos seguidos), pero tampoco se trata de un plazo suficiente para saber si realmente vale, que es lo que se diría que Valverde está intentando descubrir en este primer mes de competición. Es una incógnita que conviene despejar, independientemente de qué portero juegue a la larga más a menudo. Cornellá-El Prat, escenario del siguiente encuentro, pudiera hacer de juez en esta cuestión concreta.
Laporte como lateral es una opción ya barajada por Marcelo Bielsa, que cobra fuerza ante la floja respuesta de los candidatos específicos a la demarcación. Confesó Valverde que estaba pensándose el asunto desde hace tiempo y es porque si Aurtenetxe no le gustó, Balenziaga y Saborit tampoco le han seducido. Quiere más presencia en esa banda, para defender y para atacar, para las dos funciones o se corre el peligro de que el juego se cargue por el ala opuesta, generando un desequilibrio táctico al que contribuye la tendencia de Muniain a centrarse. Laporte posee potencia y destreza para cubrir el flanco, pero le sobra bisoñez (que aflora en ciertos aires de suficiencia) y precisaría de unos cuantos partidos ahí antes de descartar el experimento.
Mucho riesgo La titularidad de Morán es de las tres decisiones que se repasan la menos comprensible, a partir de la complejidad e importancia que Valverde atribuyó de antemano a la visita del Celta, no sin razón. Como siempre, nadie como el técnico para manejar información sobre el estado de cada cual, cómo se entrena o qué le duele, pero precisamente este lunes en casa no era el partido para que Morán estrenase titularidad en Primera. Está muy verde y la posición que ocupó en el terreno es muy delicada, clave para que la estructura sea estable tácticamente, para sujetar al enemigo y establecer el ritmo del fútbol propio. El error del 0-1 es muy gordo, pero su impacto anímico sumado a la exigencia que propuso el rival hasta el descanso lastró en exceso al chaval, que perfectamente podía haberse ido a la ducha en el descanso porque la zona ancha estaba fuera de control.
Valverde prefirió que siguiera, algo que Morán le tiene que agradecer (más si cabe que ser titular) y es verdad que le correspondió con una mejoría, claro que lo contrario, sustituirle, equivalía a señalarse a sí mismo. Elaborar conjeturas sobre las próximas decisiones de Valverde en relación a Morán o a Iturraspe, el damnificado, o a Mikel Rico, otra baza en el círculo central, no merece la pena tras comprobar que en su afán por acertar con el once y, de paso, poner las pilas al jugador, no le tiembla la mano y es capaz de asumir muchos riesgos