"Lo que más me duele es el ánimo"
Dani, que pasa hoy por el quirófano, relata cómo fue su desafortunada despedida de San Mamés
bilbao. Corría el minuto 91 del partido entre el Athletic y Bizkaia cuando, en medio del clamor popular y de una emotiva fiesta en clave rojiblanca, una indeseada nube negra en forma de grave lesión hizo su aparición en el viejo San Mamés. Y atacó a Dani, cuyo tendón de Aquiles quedó hecho añicos apenas un minuto después de que el excapitán saltase al campo en sustitución de Isma López.
"Me comunicaron la idea de que participara en el partido sobre las 13.30 horas y, aunque al principio no estaba muy dispuesto a jugar porque no me encontraba en condiciones de hacerlo, me acabaron animando. Ver que también iba a jugar Iribar, que es mayor que yo, me dio el impulso final, pero salté al campo muy nervioso, demasiado", confesaba ayer a DEIA el de Sodupe, quien añadía, preso de la desazón, que a pesar de la gravedad de la lesión "el dolor es soportable; lo que más me duele es el ánimo".
Y es que Dani, que pasará este mediodía por el quirófano antes de iniciar una larga rehabilitación -pasará aproximadamente un mes hasta que pueda andar con la ayuda de muletas-, tenía marcada en rojo la fecha del último agur a San Mamés. Más aún, tras apostar por sumergirse de lleno en el homenaje a los excapitanes. "Tenía mucha ilusión por poder acabar el partido en el césped y disfrutar después de la fiesta con todos los chavales del Athletic y mis compañeros. Significaba también representar al Athletic y a mi generación, por lo que me dio mucha pena lo que sucedió". Una fatalidad que se llevó por delante la felicidad de Dani, quien tras ser examinado por Paco Angulo y el doctor Lekue en San Mamés, se fue a casa sin poder presenciar in situ el sentido homenaje final a La Catedral.
un giro fatídico La acción que provocó la desgracia tardará mucho en pasar a un segundo plano en la cabeza del excapitán rojiblanco, quien recuerda perfectamente qué fue lo que dio pie a su grave lesión. "Tras cambiarme el brazalete con Genar Andrinua, la afición jaleó para que acudiera a rematar el córner, por lo que corrí para intentar llegar al remate, pero no me lesioné ahí; fue cuando el balón me pasó por encima y me giré hacia atrás para ver si me llegaba el rebote. Noté un fuerte golpe atrás, la pedrada, y de inmediato me di cuenta de que me había roto el tendón de Aquiles", reconoce Dani, quien, pese al dolor, alcanzó la línea de banda porque "me daba apuro salir en camilla en un día tan importante".
Todo un ejemplo de coraje por parte de un rojiblanco hasta la médula.