bilbao. "¡Iribiar, Iribar, iribar es cojonudo, cómo Iribiar, no hay ninguno!". Un profundo y sentido cántico invade las gargantas del respetable, que aguarda, más que nunca, la entrada del Txopo al verde de San Mamés. Un pasto que desde hoy dejará pasó al cemento, que enterrará, para siempre, miles y miles de recuerdos, de vivencias. Goles, paradas, pases que se mantendrán en la mente de aquellos que, alguna vez, pudieron visitar La Catedral. Quienes también perdurarán, serán ellos, protagonistas de esos goles de leyenda, de las paradas antológicas y los pases de ensueño. Ellos, los actores principales. Ellos, la historia, la esencia del Athletic. El club que recibió, desde la Tribuna Principal, un agradecimiento mayúsculo. Una voz, temblorosa, emocionada se rompe: "Eskerrik asko, Athletic!". El momento no es azaroso, pues José Ángel Iribar acaba de saltar al césped. De riguroso negro, como manda la tradición, defendió por última vez la portería de San Mamés, esa en la que tantas veces evitó los bombardeos rivales. Suya fue la penúltima ovación personificada de la noche, la última fue para Bielsa.
El de Iribar fue el culmen de los homenajes a los jugadores. Un acto que comenzó, pasadas las 20.30, al ritmo de la Marcha triunfal de Aída, bufandas al viento, emoción en la caja de resonancia en la que se convirtió San Mamés, los exjugadores del club hicieron su aparición sobre el césped de La Catedral en lo que fue el preámbulo de la fiesta de despedida del viejo campo. Un templo del fútbol conmovido por el momento, venido abajo para recibir a los héroes de otra época. Triunfadores unos, derrotados otros, pero todos leones. Un denominador común. Un mismo orgullo del que presumir.
Así, en medio de una cerrada y sentida ovación, los exjugadores, comenzando por lo que de manera más reciente se han desligado del Athletic, comenzaron a desfilar desde el túnel de vestuarios en dirección al centro del campo, donde rodearon el círculo central para continuar recibiendo el más que merecido aplauso del respetable, que no cesó en ningún momento de merecer a los suyos. A la fiesta también se unieron varios exentrenadores.
Iñigo Díaz de Cerio fue el primero en sentir el calor del público. El donostiarra, todavía en activo, encabezó una lista de más de un centenar de exjugadores que cerró, con la mayor de las ovaciones, Rafa Iriondo. Uno de los cinco magníficos; el único que sigue con vida de aquella fantástica saga de futbolistas que pasearon, orgullosos, el nombre del Athletic por infinidad de campos.
Dani, lesionado Los exjugadores se retiraron en medio del pasillo que les hicieron los futbolistas del Athletic y de la selección de Bizkaia. Parecía su adiós definitivo a San Mamés, pero el Athletic todavía se guardaba un as en la manga. A menos de 10 minutos para la conclusión del encuentro, Pablo Orbaiz, Julen Guerrero, Genar Andrinua, Dani -el mítico delantero estuvo un minuto en el campo al romperse el tendón de Aquiles- y José Ángel Iribar, de forma escalonada, fueron haciendo acto de presencia sobre el césped, donde disfrutaron de sus últimos minutos. Un adiós emotivo; una despedida de excepción, del tamaño de la historia del club. Una sorpresa final, inesperada. Eskerrik asko, Athletic.