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La marca de Simeone

Patxi Ferreira, que compartió vestuario durante dos temporadas con el Cholo, describe al actual técnico del Atlético de Madrid En Bilbao aún se recuerda su pisotón en el muslo a Julen Guerrero

La marca de SimeoneFoto: deia

Yo le dejaría las llaves de mi casa. El Cholo Simeone es una persona en la que puedes confiar". Son las palabras sinceras de alguien que conoce bien el argentino, de un exjugador del Athletic que compartió vestuario con el actual técnico del Atlético de Madrid durante dos temporadas: Patxi Ferreira. Los caminos de ambos futbolistas se cruzaron por primera vez hace 19 años, a orillas del río Guadalquivir, en el Sevilla, adonde los dos jugadores llegaron de manera muy distinta, pues mientras el argentino llegó procedente del Pisa Calcio italiano, Ferreira lo hizo en calidad de cedido desde el club del Manzanares. "Desde el primer momento nos unió una estrecha relación de amistad. Era más joven que yo, pero convivimos de manera muy ligada y además era un gran compañero", admite Patxi Ferreira. Esa es la marca que dejó en el futbolista de Saucelle; otra, más física, más profunda, se la llevó Julen Guerrero en el año 1996, cuando el Cholo pisó de manera descarada al 8 rojiblanco, a quien le clavó uno de los tacos de su bota. Una imagen que todavía recuerda La Catedral.

Un héroe para la hinchada colchonera, uno de los ídolos del doblete del 96 -Liga y Copa-, Diego Pablo Simeone (Buenos Aires, 28-IX-1970) cogió las riendas del Atlético el pasado 23 de diciembre, sustituyendo a Gregorio Manzano al frente del banquillo. Desde entonces el equipo ha recuperado sensaciones perdidas, mostrando una mejor imagen dentro del terreno de juego. "Pongo la mano en el fuego a que los motivos por los que el Atlético ha dado un salto de calidad desde su llegada han sido debido a su actitud y a su nivel de compromiso. Es difícil que una plantilla no se contagie del espíritu competitivo del Cholo. Ya lo hacía como futbolista así que como entrenador no lo pongo en duda", expone Patxi Ferreira.

Además de los jugadores, el público también parece haberse contagiado del carácter de Simeone. Su nombre ya ha sido coreado en numerosas ocasiones desde la grada, con quien el argentino ha interactuado desde el área técnica, como en los últimos minutos del encuentro ante el Granada. El exjugador del Athletic ve el comportamiento del argentino como algo normal, pues él le conoció así: "Es su forma de ser. Él es así. Lo más importante que ha hecho con el equipo es que desde su llegada ha sabido inculcar su identidad a toda la plantilla".

Los malos resultados que acompañaron al inicio de campaña a Gregorio Manzano obligaron al club colchonero a tomar una decisión drástica, echar al andaluz y fichar a Simeone. "Fue una apuesta segura por parte del Atlético. A pesar de su corta trayectoria en los banquillos, es un entrenador con números a tener en cuenta. Ganó un Clausura y un Apertura en Argentina y salvó al Catania de un descenso prácticamente anunciado. Son datos que están ahí y hay que tenerlos bien presentes", señala Patxi Ferreira.

El encuentro que esta tarde, a las 20.00 horas, medirá al Atlético y al Athletic servirá para que el alumno se reencuentro con el maestro, pues Marcelo Bielsa tuvo a sus órdenes a Simeone en su etapa como seleccionador argentino. Ferreira, que admite que ambos técnicos "tienen dos formas distintas de ver el fútbol", recalca que el objetivo que mueve a ambos desde el área técnica es el mismo: "Ganar o ganar".

una marca para el recuerdo Además de la impronta que dejó Diego Simeone tras su paso como futbolista en el Atlético de Madrid, una desafortunada acción con Julen Guerrero en San Mamés quedó marcada para siempre en la retina de todos los aficionados rojiblancos. "Fue una jugada malintencionada, un error por su parte y una acción totalmente antideportiva", recuerda José María Arrate, presidente del Athletic en el año 1996, cuando Simeone pisó junto a la línea de fondo a Guerrero. Como consecuencia del acto, el conjunto rojiblanco denunció al futbolista argentino ante el Comité Antideportivo, lo que le costó una sanción de tres partidos. "Después de nuestra denuncia hubo cierta tensión entre ambas instituciones. Jesús Gil era el presidente de aquel Atlético de Madrid", expone Arrate. Patxi Ferreira, por su parte, apunta que la jugada "fue un lance desafortunado del juego que tuvo como protagonistas al poli malo y al poli bueno de la época".