ATHLETIC 2-0 REAL SOCIEDAD
ATHLETIC: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Aurtenetxe; Javi Martínez, Herrera (Min. 71, Iñigo Pérez), De Marcos; Susaeta, Llorente (Min. 61, Toquero) y Muniain (Min. 85, Ekiza).
REAL SOCIEDAD: Bravo; Estrada, Mikel González, Iñigo Martínez, Cadamuro; Bergara, Aranburu (Min. 69, Agirretxe); Xabi Prieto, Zurutuza (Min. 71, Rubén Pardo), Vela (Min. 77, Joseba Llorente); y Griezmann.
Goles: 1-0: Min. 24; Susaeta. 2-0: Min. 80; Susaeta.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a los locales Javi Martínez, Amorebieta, San José y Susaeta; y a los visitantes Zurutuza, Bergara, Vela, Cadamuro, Mikel González y Estrada.
Incidencias: Unos 37.000 espectadores en San Mamés. Los jugadores del Athletic lucieron brazalete negro en memoria del que fuera masajista del equipo Natxo Biritxiñaga y el exdirectivo Andrés Baltar.
bilbao. Markel Susaeta no es jugador con caché mediático. Es todo lo contrario. No presume de fotogenia futbolística. Es, incluso, un habitual a la hora de recibir palos, sobre todo porque en muchos partidos suele desconcertar al personal. Resulta, sin embargo, que Marcelo Bielsa, que se supone sabe un montón de la cuestión, le ha hecho comparecer en los 42 encuentros oficiales disputados hasta la fecha por el Athletic, con solo cuatro suplencias. Por jugar, jugó hasta en París, en un duelo intrascendente y del que se ausentaron un buen puñado de las referencias del equipo. El pleno de Susaeta, por tanto, tiene una razón de ser. Ayer llegó la tarde en que todo el mundo lo viera. Quizá el propio Susaeta quiso que así fuera, decidido a reivindicarse como un futbolista importante, tal como indican sus números en este curso. Lo hizo con un doblete, su primero como león, que puso la guinda a su actuación estelar, que sirvió para que el Athletic durmiera anoche en puestos de Champions, lo que es una gran noticia a las puertas de rendir visita a Old Trafford.
Susaeta eligió el partido idóneo para acaparar todo el protagonismo en positivo, un derbi ante la Real, porque él es guipuzcoano pero sus genes son del Athletic. En ese detalle no existe debate alguno. Lo suyo sí fue querer y poder. No en el caso de la Real Sociedad, que volvió a salir acomplejada de San Mamés. El mejor Susaeta emergió en un derbi un tanto oscurecido en el entorno rojiblanco, más seducido por otros menesteres más atractivos, como los preparativos del histórico duelo del jueves en Manchester y la ansiedad por conocer la sede de la final de Copa. La Real, en cambio, consumió toda una semana obsesionada por vencer en Bilbao, con lo que su fiasco no hace más que retratar una jerarquía. La que lució Susaeta, que, primero, batió a Claudio Bravo al culminar una bella acción colectiva que nació de sus botas. Al cuarto de hora de su primer tanto, el de Eibar avisó de lo que iba a ocurrir después. Susaeta, que desveló tener carácter en la trifulca al que le obligó meterse el mexicano Vela, ejecutó un magistral golpe directo desde treinta metros, pero a su golpeo le faltó descender milímetros para evitar que lo repeliera el larguero. El rojiblanco se resarció al segundo intento a falta de diez minutos, cuando retrocedió a su debut en San Mamés, donde también se estrenó como goleador. Fue un flash-back de aquel 15 de septiembre de 2007.
Susaeta acaparó un derbi en el que el Athletic asomó una nueva plusvalía. Ganó sin jugar bien, lo que delata una solvencia propia de los equipos que luchan por cosas bonitas. No fue el Athletic que gusta a Bielsa, salvo en momentos puntuales. La ausencia de Ander Iturraspe, un jugador al que también ha reinventado el rosarino, retocó el diseño de los leones, con el regreso de Javi Martínez a sus orígenes, donde sobresalía en el sistema de Caparrós. Al navarro quizá le costó digerir su rentrée. Por momentos parecía confundido. No sabía si crear o defender. Esto último, como se sabe, se debe a su nueva versión de central. Javi Martínez no es Iturraspe. ¡Quién se lo iba a decir al de Matiena, tantas veces vilipendiado por muchos de los que ayer incluso le añoraron! El fútbol es así de caprichoso y, a la vez, estimulante.
El Athletic, por tanto, gestionó en función de sus intereses un derbi en el que esperaba a una Real supermotivada, como así lo delataban las manifestaciones de sus jugadores en los días previos: "Veo al Athletic con menos chispa", "si ganamos, nos ponemos a un solo punto del Athletic"... Forma parte de la burbuja que atrapa a un duelo de máxima rivalidad. Posiblemente, el conjunto de Philippe Montanier vio que se trataba de la tarde propicia para rentabilizar el supuesto despiste de los rojiblancos, al que el jueves les reclama una mayor exigencia. La Real había creado su propio teatro de los sueños. Deberá esperar a una mejor ocasión.
llorente y su espectro El derbi descubrió a un Athletic que sabe ganar con el espectro de Llorente en el césped. Ayer no se vio al Llorente de carne y hueso. Fue una sombra de sí mismo. No se metió en el derbi. Bielsa no se casa con nadie, por mucho que sea la gran referencia de su equipo. Le mandó a la caseta a los 61 minutos. No fue un castigo, sino una decisión por el bien del equipo. El público, además, despidió a Llorente con una cerrada ovación. Todo un síntoma en plena fase negociadora de la renovación de su contrato. Llorente, que solo apareció con un remate de cabeza al borde del descanso, no se enchufó, pero sí compañeros como Ander Herrera, en su primer derbi como león, Iker Muniain, al que le va la salsa de este tipo de encuentros, y Óscar de Marcos, del que no se conoce dónde está su techo. Además de Susaeta, excelso.
El Athletic se refugió en la inspiración puntual de sus futbolistas más talentosos. Un derbi se rompe con gestos sublimes. Uno de ellos fue la gestación del primer tanto, donde participaron Susaeta, Herrera, Iraola y de nuevo Susaeta. Toque, toque, toque...y el toque definitivo, el de Susaeta. La acción, su genética, no hizo más que retratar a cada equipo. El Athletic puede destapar el tarro de las esencias en cualquier instante, sea en un buen o mal partido. La Real posee más tocino y menos solomillo.
El devenir del derbi pudo cambiar en el primer minuto del segundo acto. La Real maldijo la vista del colegiado y de uno de sus linieres, cuando un golpeo de Vela lo sacó Iraizoz aparentemente cuando el balón había traspasado en su totalidad la línea de gol. Los trencillas no lo vieron así. Quedará la rabieta. O la excusa. Cada uno observa la historia según el cristal con que se mire. Pudo suponer el empate en ese momento, como también una escalofriante y durísima entrada de Zurutuza sobre Herrera pudo ocasionar la expulsión del realista con roja directa a la media hora de juego y con el 1-0 en el marcador. Se deduce que si hubiera sido así, el duelo habría tomado otro camino.
Quien no se salió de su hoja de ruta fue Susaeta, enfilado a tomar el poder en un derbi que quiso fuera suyo. Lo fue cuando sentenció a la Real, que regresó a casa de vacío pese a la mejoría que ofreció en el segundo periodo. Perdió ante un equipo en zona Champions.