Caparrós se va pero deja huella en la historia del club
Reconstruyó un equipo sin confianza
BILBAO. Tras Juan Urkizu (235) y Javier Clemente (289), Joaquín Caparrós es el tercer entrenador de la historia del Athletic con más partidos (187) dirigidos en el primer equipo, números que no podrá ampliar. Los socios quisieron ayer que sea Marcelo Bielsa quien gobierne el banquillo. Caparrós llegaba ayer a las urnas de Ibaigane con diez años ininterrumpidos dirigiendo algún banquillo de Primera División y no pudo evitar manifestar su admiración por el ambiente en Ibaigane: "Se respira mucho Athletic. Por supuesto que he votado a Macua". El resto del día no se dejó ver por Ibaigane, ni siquiera a la noche, cuando el equipo de Macua al completo esperaba el resultado del recuento. El técnico sevillano informó a través de su cuenta de Twitter que pasaba el resto del día trabajando con su grupo de colaboradores en la temporada que viene, algo que ya no será con el escudo del Athletic en el pecho.
Con 55 años (Utrera, 15 de octubre de 1955) Joaquín Caparrós ha conseguido cumplir su sueño de juventud: convertirse en un entrenador de referencia en el fútbol estatal. Jugador con brío, el propio de alguien nacido en tierra de cría de toros bravos, llegó a militar en las categorías inferiores del Sevilla de sus amores y del Real Madrid. Tras defender la camisola de la Unión Balompédica Conquense abandonó la práctica del fútbol para formarse como técnico. Se bautizó en el San José Obrero conquense, donde ya había sido jugador, e intentó convertirse en un estudioso de su oficio a imagen y semejanza de su admirado Benito Floro. A principios de los 90 se convirtió en un especialista en llevar a equipos a la fase de ascenso a Segunda División B. El primer punto de inflexión en su carrera llega en 1996, cuando el Recreativo se fija en él para buscar el ascenso a la categoría de plata. En el primer intento se queda en la fase de ascenso, pero en el segundo llega a Segunda A. A pesar de las penurias económicas por las que atraviesa el club, el andaluz consigue mantener la categoría, lo que le lleva a fichar por el Villarreal en 1999. Fue destituido a las pocas jornadas, pero desde entonces el sevillano no conoce lo que es un despido.
llegó bajo consenso En 2000 se hace cargo del Sevilla, donde acumuló cinco temporadas exitosas. Subió al equipo a Primera División y sembró el germen del que sería el mejor Sevilla de la historia. Clasificó para la UEFA al equipo del Nervión dos años consecutivos. Después fue seducido por Lendoiro para ocupar el banquillo de Riazor en dos temporadas de transición en el Deportivo. Tras su experiencia gallega, Caparrós fue el entrenador de consenso en las elecciones del Athletic de 2007. Su primera empresa fue la de reconstruir la defensa del Athletic e imprimir su sello personal a un equipo que andaba falto de carácter. A partir de ahí se fue haciendo con un vestuario al que ha dado la vuelta en un cuatrienio. Ha rejuvenecido el plantel, dos clasificaciones europeas y ha conseguido que jugadores como Fernando Llorente o Javi Martínez eclosionen definitivamente, revalorizando la nómina de jugadores rojiblancos. El lado oscuro de Caparrós puede estar en el poco acierto obtenido con los fichajes, pero también hay que adjudicarle sus méritos por la apuesta realizada con jugadores como Gaizka Toquero, Koikili, Iker Muniain o Borja Ekiza. Sin duda alguna, el punto álgido de Caparrós en Bilbao fue la final de Copa de Valencia. El glorioso partido de semifinales ante el Sevilla todavía es recordado con los dientes largos por los aficionados de San Mamés. En su última temporada, Caparrós ha conseguido cuadrar unos números más que aseados, con el equipo cómodamente instalado en el sexto puesto. "La clasificación, amigo" no fue suficiente.