LEZAMA. Costó mucho encontrar un adulto que se hiciera responsable de aquel puñado de niños del barrio sestaoarra de Albiz para desplazarse hasta Lezama a jugar un torneo infantil que organizaba el Athletic. Es por eso que Santi Urkiaga y sus amigos se apuntaron dos días después de que cerrase el plazo para inscribirse en el campeonato que el club rojiblanco celebraba dos meses después de inaugurar sus nuevas instalaciones. Era el año 1971.

Mereció la pena, ya que los jovenzuelos de Albiz debutaron ganando 9-1. Los cinco goles de Urkiaga despertaron el interés del Getxo, club que quiso invitarle a comer y a ver su primer partido en San Mamés. "Pero no acepté, preferí quedarme con mis amigos", recuerda Santi. Acertó, ya que en las semanas siguientes el Athletic se puso en contacto con él para reclutarle para el primer equipo infantil de Lezama. Ahí empezó un idilio que ha durado cuatro décadas. Santi Urkiaga ha vivido los cuarenta años de existencia de Lezama como jugador de categorías inferiores, como jugador del primer equipo, como entrenador y como empleado del club. Y un dato que le coloca en la historia del Athletic: es el primer jugador en llegar al primer equipo tras jugar en todas las categorías inferiores del club.

primeros pasos Llegó muy nervioso a su primer entrenamiento en Lezama. Tenía solo 12 años y tenía que hacer magia para llegar y volver solo desde Sestao. Lezama había sido estrenado por los jugadores del Athletic en un entrenamiento el 27 de enero de 1971. No hubo inauguración oficial, se hizo de forma discreta. Ni siquiera los aficionados del Athletic le dieron mucha importancia, ya que estaban distraídos con la construcción de la nueva tribuna Este de San Mamés y el primer ascenso a Segunda División A del Bilbao Athletic. Las instalaciones de Lezama se crearon bajo el mandato de Félix Oráa y el olfato visionario de su gerente, José Ignacio Zarza. El Athletic, su filial y el equipo juvenil entrenaban en lugares diferentes, por lo que se pensó en reunirlos en un mismo sitio. Pero el club fue ambicioso y se hizo con más terrenos de los necesarios por si en el futuro se necesitaba emplazamiento para un nuevo estadio. Tenían miedo de que la calle Licenciado Poza no frenase al encontrarse con San Mamés.

Pero una vez que se vieron sobre el verde en Lezama, los dirigentes no tardaron en ver la oportunidad de arrancar con los equipos infantiles. Así se convocó el torneo de Semana Santa por el cual se reclutó a Santi Urkiaga. El primer Lezama estaba bajo el mando de José Luis Garay, pero la cabeza pensante era Piru Gainza, el primer entrenador que se encontró el sestaoarra en el Athletic: "Podría escribir un libro sobre Gainza y sus frases. Era Dios. Llegar a Lezama y que te entrene una estrella como Gainza era lo máximo. Pero el que daba miedo era Garay. Cuando entraba al vestuario se hacía el silencio. Si te pillaba subido en el banco ya podías prepararte. Nos inspeccionaba las botas los viernes y si no estaban los tacos como era debido, el domingo no jugabas". Precisamente eso, jugar, se convirtió en todo un reto para Urkiaga: "Estaba acostumbrado a ser el mejor de mis amigos y ahí todo el mundo era buenísimo. Era muy difícil jugar y los rivales eran muy igualados, no como ahora. Había equipos muy buenos en Barakaldo, Getxo... Recuerdo un partido en Bermeo, que estaba tan encima el público que calenté pegado a la pareja de la Guardia Civil".

la conexión francesa Lezama daba sus primeros pasos y el club buscaba la mejor manera de explotarlo. Zarza se encargó de que dos equipos de especialistas aleccionaran a los técnicos de Lezama. Así llegó de Madrid el grupo de trabajo de Sánchez Bañuelos, en el que estaba un joven llamado Manolo Delgado. También se estrechó lazos con la escuela de fútbol de Vichy para aprender de los conocimientos de Pierre Piperot. Curiosamente, la directiva del club hizo una encuesta entre sus socios para valorar la posibilidad de crear en Lezama un club de campo privado, pero los afiliados del Athletic no apoyaron la propuesta. Urkiaga, que desconocía ese movimiento, confiesa que estando en infantiles se filtró la noticia de la construcción de unas piscinas en Lezama, lo cual le parecía una fantástica idea.

La captación de Lezama era entonces muy precaria. Las comunicaciones eran escasas y los jugadores de localidades remotas no podían desplazarse para los entrenamientos. Un único autobús salía de San Mamés todos los días y "el que podía lo cogía".

En 1979 Iñaki Sáez coge oficialmente el relevo de Piru Gainza al frente de la cantera del Athletic. Su trabajo es respetado durante once años. Urkiaga no puede evitar sentir predilección por el técnico bilbaino: "Se retiró del fútbol y cogió mi equipo, el juvenil pequeño, como entrenador. Con el subí al Bilbao Athletic y después también estuve en el primer equipo". Cuando Urkiaga debutó en Primera se estaba desmantelando el equipo subcampeón de la UEFA. Una derrota por 7-1 ante el Real Madrid hizo que todo el mundo buscase culpables en Lezama, pero daba la casualidad de que ahí mismo se estaba gestando el equipo campeón de principios de los 80. "Ahora, cuando un niño empieza a jugar en los alevines de Lezama, él y su entorno están pensando en ser una estrella, en Primera División. Yo no me imaginé que llegaría al primer equipo, solo quería vivir el momento".

El vestuario profesional le impresionó porque había un profundo respeto hacia los veteranos. Recuerda una vez que estaba dentro del pabellón jugando a pala con otros compañeros del Bilbao Athletic y llegó Dani Astrain: "Nos dijo que quería jugar él solo y nos salimos sin decir ni Pamplona". El sestaoarra confiesa que eso se ha ido perdiendo poco a poco: "El primero en ser más descarado fue Pizo Gómez. Un día entró Dani en el vestuario y saludó: 'Egunon'. Pizo respondió: 'Me agarras un cojón'. Dani se quedó alucinado preguntando: '¿Y quién es ese?".

A Sáez le siguieron en el cargo Txutxi Aranguren y José María Amorrortu. Lezama, durante treinta años, apenas sufrió cambios, pero la última década ha sido más inestable. Urkiaga sabe que la impaciencia no es buena en Lezama y pide que no se juzgue el trabajo en la cantera por los resultados del primer equipo, ya que "son cosas diferentes". Fuese quien fuese el director de Lezama, siempre ha habido una coincidencia en ciertos aspectos: la captación temprana, la formación de jugadores por encima de los resultados, la expansión, etc. Uno de los grandes debates ha sido sobre cuál debe ser el perfil de los entrenadores: si apostar por la figura del exjugador o por un personal con una formación universitaria más global. El sestaoarra señala que siempre se ha terminado optando por el equilibrio.

Urkiaga mira ahora la generación que se está juntando en el primer equipo y está convencido de que Lezama funciona. El futuro promete: "Los mimbres están puestos".