El calor volvió a ser este jueves el protagonista en el sexto día de Aste Nagusia. Lorenzo no quiso perderse la segunda mitad de las fiestas y, aunque con menos intensidad que en la jornada anterior, hizo gala de su fuerza. Por ello, durante las horas centrales del día solo había dos opciones: refugiarse en casa o buscar alivio fuera de ella. Como estar en casa con una niña de un año que gatea y se sube a todo lo que puede y coge todo lo que encuentra comienza a ser una locura, aprovechamos que Bilboko Konpartsak había organizado una fiesta de la espuma para refrescarnos en ella. 

Aunque la cita era a las 12.00 horas, empezó a las 12.30, lo que supuso que tanto Martina como otros niños se impacientaran. Sin embargo, la música que sonaba de fondo en el Euskalgune de la mano de Ane pirata, hizo que los niños y las niñas se distrajeran. Mereció la pena la espera para los txikis que había en el Kulturgune, ansiosos de disfrutar de la espuma. Nada más encenderse el cañón, un reguero de nubes blancas comenzó a salir entre las txosnas de las comparsas Altxaporrue y Askapeña. Martina lo observaba ojiplática de lejos. 

Cuando se generó una gran cantidad de espuma en el suelo y los niños y niñas ya estaban disfrutando, nos acercamos para que Martina también pudiera disfrutar. Como no es muy amiga de las texturas a las que no está acostumbrada, antes de meterla de lleno probamos a acercarle un poco de espuma para que la tocara. Su cara no dejaba lugar a dudas: no le hacia ni la más mínima gracia. Al igual que con la arena, hacia un esfuerzo por meter su mano en la espuma pero le resultaba imposible; le daba demasiada impresión. 

Una vez los txikis dejaron un pequeño espacio para que Martina pudiese descubrir la espuma desde otra perspectiva, la sentamos junto a ella. Tampoco resultó demasiado placentero. Observaba muy atenta, pero lo de meter las manos de lleno, eso era otra historia. Hizo verdaderas virguerías con tal de no tocar la espuma, así que terminamos disfrutando de ella desde fuera. 

El resto de niños y niñas se lo pasaron en grande. Y es que eran verdaderos expertos en la fiesta de la espuma, ya que iban de arriba abajo preparados para disfrutar de este tan esperado momento y que nada pudiera interferir en su diversión. Para ello, gran parte de los txikis llevaba gafas de bucear para poder jugar entre la espuma sin que se les metiese en los ojos. Además, todos ellos llevaban puesto un bañador. Nosotras habíamos ido con lo puesto, unas verdaderas novatas. Pero para la próxima, iremos perfectamente preparadas para disfrutar de una mañana para recordar en la espuma. Siempre y cuando Martina supere su rechazo. 

Después de que los peques se divirtiesen a lo grande, llegó el momento de quitarse toda la espuma en la piscina que había colocado Bilboko Konpartsak justo al lado. Y es que todo el cuerpo se queda pegajoso después, así que un agüita no está demás. Como nosotras no habíamos ido con el outfit adecuado, aprovechamos una fuente para limpiarnos un poco. Ahí sí se lo pasó en grande, jugando con el chorro del agua y salpicando a todo el que pasaba. Al final, conseguimos pasar una mañana entretenida aunque el plan principal se nos chafase. Y es que esto de hacer planes completamente nuevos en Aste Nagusia funciona a prueba error. Quizás el año que viene seamos las primeras en sumergirnos en la espuma, este, de momento, nos conformamos con ver disfrutar a los demás.