Una intensa y furiosa lluvia. Desde la calle de La Naja, la arteria que desde el puente de la Merced sube hasta la calle Bailén, la ría embravecida ensanchaba su cauce sin compasión ante la mirada impotente de varios vecinos aún bajo el paraguas cuando la lluvia arreciaba sin compasión. El Casco Viejo fue una de las zonas más afectadas ya que el agua llegó a niveles que casi cubrió todos los locales comerciales. En la imagen se observa como cubre el agua la planta baja del Mercado de La Ribera, donde antaño los gritos de las pescateras eran las protagonistas. A la vez dos de los pasos más tradicionales de la villa prácticamente se ocultan bajo las aguas. Por un lado, la pasarela peatonal que conecta con Conde Mirasol apenas asoma en su margen izquierda. Por otra, el puente de La Merced está totalmente desaparecido. La imagen actual está tomada desde un punto mucho más alto, el parking de la estación de Abando, ante la imposibilidad de obtener la fotografía desde el mismo punto que hace 40 años, debido a la presencia de frondoso árboles.