El propietario de la vivienda ocupada hace dos semanas en el número 14 de la calle Gipuzkoa de Barakaldo ya ha podido volver a pisar su casa. El pasado martes a la noche, ante la presión vecinal, dos de los, al menos, cinco jóvenes que ocupaban la vivienda salieron del inmueble. Ayer, tras una intensa noche en la que el vecindario estuvo haciendo guardia para comprobar que no se volvía a ocupar ilegalmente el piso, el dueño de la vivienda recibió el permiso para volver a entrar a la misma. "Estoy muy emocionado y muy agradecido a los vecinos. Sin su apoyo seguiría sin poder entrar a mi casa", señaló el propietario del inmueble.

Rondaban las 13.00 horas de ayer cuando pudo volver a la casa en la que creció y el aspecto era dantesco. Basura por todas partes, suciedad de todo tipo, absoluto desorden y un fuerte olor presidían este inmueble. "Duele ver tu casa así. Ahora, lo primero de todo será contratar una empresa de limpieza y luego ya evaluaremos los daños que hay", aseguró el propietario. A simple vista, habrá bastantes cosas por reparar.

Poco antes, la Policía Local de Barakaldo hizo, junto al propietario, el registro del inmueble para certificar que había sido abandonado y en ese registro además de encontrar varias armas blancas hallaron lo que, al parecer, eran sustancias estupefacientes. Dichas sustancias fueron trasladadas al juzgado. A la espera de que se colocase la nueva puerta del piso, los vecinos de este portal de la calle Gipuzkoa respiraban entre aliviados y temerosos. Aliviados porque, finalmente, gracias a su tesón y a las movilizaciones que han llevado a cabo desde el pasado lunes, han logrado que su vecino vuelva a poder entrar a la que es su casa y temerosos porque temían represalias de quienes habían ocupado la vivienda hace dos semanas. "Estamos satisfechos porque ya no están en la casa, pero queremos seguir reclamando una ley justa. Necesitamos que se proteja a los propietarios de las casas ante estas situaciones. También estamos preocupados porque tememos represalias", ha indicado el portavoz de la comunidad de vecinos. Y es que a lo largo de la madrugada del martes al miércoles ya se habían acercado en varias ocasiones algunas de las personas que habían ocupado la vivienda para tratar de amedrentar a los vecinos que comprobaban que la vivienda continuaba vacía.

"Durante la noche han venido varias veces y nos han estado amenazando a los vecinos. En ningún momento han intentado entrar a la casa, pero nos han amenazado, han estado rompiendo botellas en la calle y, desde la distancia, nos han dicho lindezas como que nos iban a cortar el cuello, que nos la estábamos jugando", explicó una de las vecinas que hizo guardia durante la noche para verificar que la casa, ya con la puerta destrozada, no volvía a ser ocupada por ninguna persona.

"De hecho, sabemos que llevan toda la mañana rondando por aquí", ha indicado otro vecino.

AGRESION Y TRES DETENIDOS

Una vez el propietario del inmueble ya podía acceder al mismo con todas las garantías, la principal fuente de preocupación parecía ser en qué momento se iba a colocar la puerta de entrada a este inmueble ubicado en la tercera planta.

Todo parecía ir volviendo a su cauce, pero cuando las aguas parecían ir calmándose tras dos semanas llenas de tensión, llegaron hasta el número 14 de la calle Gipuzkoa cerca de una veintena de personas, al parecer del entorno de los ocupantes de la vivienda, con el propósito de volver a entrar al inmueble.

Los vecinos de este portal trataron de impedirlo y en ese momento, y aún con la presencia de algunos medios de comunicación en el lugar, varias personas propinaron puñetazos y patadas a uno de los vecinos, quien tuvo que ser atendido en el propio lugar de los hechos con heridas de diversa consideración. "Esto es inadmisible y hay que ponerle remedio porque nos sentimos inseguros. Han venido a agredirnos", señaló el portavoz de la comunidad.

En relación con esta agresión, la Policía Local de Barakaldo detuvo a, al menos, tres personas. Por la tarde, los vecinos del número 14 de la calle Gipuzkoa han vuelto a manifestarse para que la ley sea más contundente ante casos como el que ellos han padecido.