Maguette Mbeugou cuatro días antes de morir quedó con una trabajadora social para entregarle un certificado de matrimonio, un documento imprescindible para comenzar con los trámites de su separación con el padre de sus dos hijas. Ella no podía más, tenía claro que su matrimonio estaba roto y que quería poner fin a una relación que la torturaba. Así se lo manifestó en contadas ocasiones a la profesional a la que también confesó que la situación era " insostenible" y que su marido "le trataba mal". La siguiente cita con la trabajadora social estaba prevista para el 27 de septiembre, pero la joven senegalesa no pudo acudir. El 25 de septiembre fue hallada degollada en su casa de Ollería Altas, en Bilbao.

Con la exposición de las conclusiones por parte de las partes se pondrá fin este lunes a la vista oral del juicio por el asesinato de Maguette, en septiembre de 2018. Hace una semana arrancaba en la Audiencia Provincial de Bizkaia este juicio en el solo hay un imputado, Bara N., marido de la víctima. Bara está acusado de asesinar y de abandonar con el cadáver de su madre a sus dos hijas, de 2 y 4 años.

Maguette Mbeugou fue hallada muerta en el salón de su casa, con el cuello seccionado en su totalidad y con al menos 83 heridas o lesiones inciso punzantes en las partes superior de su cuerpo, principalmente en tórax, cuello y cara. Murió asfixiada y según la principal hipótesis que se arroja de las pruebas y tras comprobar las numerosas heridas que presentaba en las manos, Maguette se intentó defender de su agresor. Estaba tumbada en un colchón y con una herida profunda en el cuello de unos 13 centímetros. Los forenses determinaron que todas las lesiones fueron "vitales", es decir que se produjeron en vida, y además se efectuaron "en un tiempo muy corto entre ellas", lo que hace "imposible valorar cuál fue la primera o la última".

RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS

En la reconstrucción de los hechos, el imputado explicó que desde el 21 de agosto no dormía con su mujer y que él ocupaba por las noches la habitación donde se encontraba la sala. Según explicó la noche del incidente, sobre las 5.00 de la mañana sintió a Maguette levantada y él para no molestarla esperó en la sala. "Yo estaba durmiendo con las niñas y vi a Maguette con un cuchillo", ha dicho. Según el relato de Bara N., su mujer le cortó y él intentó tranquilizarla, pero sin éxito. "¿Pero qué haces?", le dijo.

En ese momento, tal y como explicó el imputado cogió a las dos niñas y las llevó a la habitación contigua para que jugasen con el móvil. A partir de ahí, según el relato ambos se enzarzaron en una pelea. "El cuchillo se cayó entre el sofá, yo lo fui a coger y ahí me corto y me mordió", dijo.

En el mismo relato, Bara N., comentó que intentó frenar a su mujer, pero que en un momento cayó sobre el colchón y al intentar coger el cuchillo le cortó el cuello sin intención. "De repente me di cuenta que estaba sangrando mucho y me di cuenta que estaba muerta", recordó. Después cubrió el cuerpo con un edredón y cerró la puerta. "No volví a entrar en la habitación".

JUSTICIA

El hermano de Maguette Mbeugou pide "que la justicia sea justa". "El hecho está hecho y queremos que la justicia sea justa. Ella no va a volver a la vida", lamenta, para añadir que confía en que el juicio sirva para prevenir la violencia contra las mujeres. En este sentido, la familia de Maguette piensa que la verdad debe ir unida a la justicia y si no sabemos toda la verdad la justicia queda coja. Esta es nuestra intención y, a partir de ahí, ver si la verdad nos lleva a la reparación, que es lo que la familia desea".

ASESINATO

La fiscalía, la acción popular representada por el Ayuntamiento de Bilbao, y las acusaciones particulares en nombre de la Diputación de Bizkaia, que asumió la tutela de las niñas, y del hermano de la víctima, con quien viven las menores en la actualidad, piden penas cercanas a los 40 años de prisión por los delitos de asesinato con los agravantes de parentesco y género, de abandono de menores y maltrato habitual.

La defensa mantiene, por su parte, que el acusado actuó en defensa propia ante un ataque de su esposa y por ello reconoce un delito de homicidio por el que pide 8 años de prisión.