Maguette Mbwugou fue consciente de la agresión, intentó defenderse y falleció desangrada por un corte "profundo de 13 centímetros" en el cuello. Según el estudio practicado a la mujer asesinada en Bilbao en 2018, su agresor le seccionó en su totalidad el esófago, el vaso principal del cuello y la carótida. Esa es una de las principales conclusiones que se desprende del informe médico forense realizado durante la autopsia que se le practicó al cadáver el 25 de septiembre de 2018.

En el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Bizkaia los forenses que practicaron los análisis del cuerpo de la joven senegalesa han aclarado que la mayor parte de las heridas estaban situadas en la parte superior del cuerpo de la víctima -en cuello, cara, zona torácica-; lesiones cortantes inciso punzantes realizadas con arma blanca y que la más grave estaba ubicada en la región lateral del cuello.

"La vía área, la nuez estaba diseccionada en su totalidad; el vaso principal del cuello y la carótida también. Además, existía una afección en la región anterior de la columna vertebral", ha explicado el médico forense que practicó la autopsia a Maguette.

En total, según ha relatado el facultativo llegaron a contabilizar alrededor de 83 heridas y erosiones por el cuerpo de la mujer, realizadas cuando ella todavía seguía con vida. Entre las heridas, en la mano izquierda presentaba once, al igual que en la zona de los antebrazos lo que podría arrojar como hipótesis que Maguette se intentó defender de las agresión.

"Es imposible valorar cuál fue la primera o la última herida", ha añadido el médico quien ha defendido la agresión como "brutal", por la rotura vascular y vía aérea que le llevaron a desangrarse y como consecuencia a la axfisia. También ha aclarado que la mujer fue consciente de que le estaban agradiendo y que el ataque fue dinámico, rápido.

Concretamente, el médico ha explicado que el degüello estaba conformado por varios ataques seguidos en la misma zona, lo que le seccionó la totalidad de la vía aérea, y le produjo la asfixia. Tal y como han explicado, la mujer se encontraba tumbada boca arriba en el salón de la vivienda, con la cabeza cerca de un radiador. Tras el estudio, el médico forense ha dicho que las pruebas arrojarían cómo principal hipótesis que el agresor se colocó sobre la víctima asestándole las puñaladas en las diferentes zonas del cuerpo. "Las heridas se las produjeron, no se las hizo ella sola", ha dicho

CORTES SUPERFICIALES

En lo relacionado con las heridas que presentaba Bara N., la médico que le realizó la inspección ha explicado que las que tenía en las manos y dedos eran superficiales, erosiones realizadas por rozamiento y no penetrantes. "No eran cortes profundos, desprendimientos de la epidermis". Además, a preguntas del Fiscal de si esas lesiones podrían ser causadas por un ataque, la médico ha respondido que lo creía poco probable atendiendo a la identidad de la agresión. En lo que referente a la herida que Bara N., presentaba el en cuello, la médico ha dicho que tenía un trayecto lineal, por el recorrido lesivo uniforme lo que podría evidenciar que la herida podría ser autoinfligida. "Cuando la herida se produce en un ataque es complicado medir y elegir la intensidad y que sea uniforme", ha aclarado.

En la vista oral de este jueves también se ha escuchado la grabación de una sesión del psicólogo forense con la hija mayor, registrada un mes después de ocurridos los hechos, cuando ambas niñas estaban en una casa de acogida de la Diputación Foral de Bizkaia. Al oir la voz de su sobrina, el hermano de la víctima, con quien las niñas viven en la actualidad en París, no ha podido aguantar la tensión y ha proferido gritos contra su excuñado, por lo que ha tenido que salir de la sala para calmarse.

La Fiscalía solicita para el procesado 25 años de cárcel, los mismos que la acusación particular, que también reclama otros tres años de prisión por maltrato y ocho más por abandonar a sus hijas con el cadáver de su madre. Asimismo, la acusación popular, en representación del Ayuntamiento de Bilbao, suma a su petición ocho años de prisión por las lesiones psicológicas que padecen las menores.

Por su parte, la defensa, que ha reclamado al jurado que dé "una oportunidad" al acusado y "no juzgue sin pruebas", reconoce un delito de homicidio con atenuante de legítima defensa, penado con 8 años de cárcel.