Corrían cerca de las 10.00 de la mañana de ayer lunes, era un día más de trabajo en una panificadora situada en la calle Ibaibe de Barakaldo, pero, de pronto, todo cambió. Por causas que aún se están investigando, se desató un incendio de grandes dimensiones en la nave industrial en la que, en ese momento, estaban trabajando una veintena de empleados, un incendio muy aparatoso que generó grandes columnas de humo visibles desde varios puntos de Ezkerraldea y Meatzaldea y que obligó a trabajar durante cerca de dos horas a diez dotaciones de bomberos llegadas desde los parques de Urioste, Artaza, Derio y Basauri. Por fortuna, no hubo que lamentar daños personales, aunque a consecuencia de las llamas, el pabellón en el que estaba ubicado el obrador acabó colapsando. "El edificio incendiado ha colapsado a causa de las llamas y la gran noticia es que no ha habido daños personales, eso es lo más importante y ahora habrá que esperar a que los bomberos hagan el informe y se determinen las causas del incendio", declaró Amaia del Campo, alcaldesa de Barakaldo.

La rápida llegada de las dotaciones de los bomberos hizo que una situación que era bastante delicada no empeorase. Y es que, una vez se comprobó que no había ya trabajadores en el interior del edificio, uno de los principales riesgos que se corría era que las llamas pudiesen extenderse a otros pabellones del polígono industrial Beurko en el que se ubicaba esta panificadora. Por ello, gran parte de los esfuerzos iniciales de las dotaciones de bomberos se centraron en perimetrar el fuego, en lograr que las llamas se quedasen en la nave en la que se habían originado y, de esta manera, evitar males mayores. El alto humo negro que salía del edificio era indicativo de la fuerza de las llamas y, ante esta situación, se recomendó a la ciudadanía que se mantuviese alejada del lugar de los hechos para, de esta manera, evitar intoxicaciones por el humo. En este sentido, uno de los principales puntos a controlar fue el colegio Ibaibe, centro educativo que se encuentra en las inmediaciones de esta zona industrial. Así, los escolares de este colegio no tuvieron recreo y se procedió a cerrar las ventanas de las clases para evitar cualquier riesgo de intoxicación. "Al principio había una humareda negra importantísima y ha sido necesario tomar algunas medidas de precaución como, por ejemplo, pedir a los responsables de la ikastola Ibaibe que no saliesen los txikis al patio", informó Del Campo.

En mitad de toda esta situación, por una vez, las condiciones del viento ayudaron y eolo sopló de tal manera que fue alejando el humo de las zonas habitadas para llevar las densas columnas de humo hacia las zonas industriales de Sestao. "El viento nos ha ayudado porque en vez de llevar el humo hacia la población lo ha llevado a la zona de pabellones de Sestao", indicó la primera edil fabril.

No fue una tarea sencilla, pero tras dos horas de trabajo, las diez dotaciones de bomberos desplazadas hasta el lugar de los hechos lograron extinguir el incendio. No consiguieron que el edificio aguantase la fiereza de las llamas, dado que la panificadora acabó colapsando por dentro. Más tarde, el arquitecto municipal acudió al lugar de los hechos para garantizar la seguridad de los pabellones colindantes como del edificio en el que se originó un incendio muy aparatoso y cuyo origen aún está por determinar.