BILBAO. La resolución de la sección segunda de ese tribunal ha relatado que hacia las 05:15 horas del 21 de febrero de 2016 en la calle Juan de Garay de Barakaldo, el condenado, sin causa que lo justificara, propinó un puñetazo en la cara a un hombre a quién no conocía previamente y éste cayó inconsciente, momento en que el acusado se colocó sobre él y le propinó reiterados puñetazos en la cabeza.

Instantes después, el agresor se levantó y continuó golpeando a la víctima dándole patatas y pisándole en la cabeza.

Como consecuencia de los golpes recibidos, la víctima sufrió un traumatismo craneoencefálico severo con marcado hematoma en las partes blandas, fractura de la mandíbula y de los huesos propios y el tabique de la nariz, así como múltiples heridas y hematomas en la cara.

Tras los golpes, el herido sangraba abundantemente y se estaba ahogando cuando llegó una ambulancia para atenderle.

Esas lesiones pusieron en riesgo la vida de la víctima, quién necesitó ser intervenido quirúrgicamente, sutura en varias heridas y precisó de quince días de estancia en un hospital, donde al llegar tuvo que estar intubado, sedado y con ventilación mecánica, según expone el tribunal.

La resolución concluye que "si no se produjo el resultado mortal probablemente fue porque la víctima fue inmediatamente atendida por gente en la vía pública que, siguiendo las instrucciones telefónicas de un médico, evitaron que se ahogara".

Por ello ha condenado al agresor a siete años de pena por el delito de homicidio en grado de tentativa y al pago de una indemnización a la víctima de 4.050 por las lesiones sufridas y de 2.000 euros por las secuelas.

El condenado tenía antecedentes penales por delitos de robo con fuerza y contra la seguridad vial, y padecía un trastorno de dependencia por cannabis, alcohol y cocaína, si bien, su drogodependencia no alteraba sus capacidades para darse cuenta de la gravedad y las consecuencias de sus actos.