El 'Gordo' rompe la convivencia en Villamanín entre llamadas al consenso
La situación “ha dividido al pueblo” entre quienes disculpan el error de la comisión y quienes denuncian falta de transparencia
Nunca pensaron los vecinos de Villamanín que la suerte del ‘Gordo’ de Navidad acabaría convirtiéndose, en cuestión de días, en un grave conflicto de convivencia en este pequeño pueblo de la montaña leonesa. La felicidad inicial dio paso a la tensión tras conocerse el error de la comisión de fiestas, que vendió más participaciones de las que estaban respaldadas por décimos jugados.
El fallo ha generado un agujero económico de cuatro millones de euros, correspondiente a 50 participaciones de cinco euros —cuatro para el juego y uno como donativo— de un premio de 80.000 euros por papeleta que no tenían cobertura real en la lotería comprada.
Villamanín alcanza un acuerdo agridulce por El Gordo, condicionado a que no se presenten denuncias
Desde la alcaldía de Villamanín, Félix Álvaro Barreales ha hecho un llamamiento al consenso para aceptar una solución que permita cobrar a todos los ganadores. El regidor ha mantenido un perfil bajo durante estos días, al ser también uno de los afectados por el problema.
Un pueblo dividido por el error
La situación, como reconocen los propios vecinos, “ha dividido al pueblo” entre quienes disculpan el error de una comisión formada por jóvenes “sin mala intención” y quienes denuncian falta de transparencia y exigen cobrar íntegramente unos premios que siguen bloqueados.
El pasado viernes, la comisión convocó una tensa reunión a la que acudieron muchos de los agraciados con participaciones del número 79432. En ese encuentro, los miembros de la comisión —en su mayoría jóvenes de entre 18 y 25 años— propusieron una ‘quita’ cercana al 10 % de cada premio para que todas las personas pudieran cobrar.
La propuesta incluía también el reparto del décimo que jugaba la comisión y de los premios personales de sus integrantes, siempre que no se presentaran denuncias. Con esta fórmula, la deuda se reduciría a dos millones de euros.
Un acuerdo frágil y tensiones latentes
El acuerdo, frágil pero ampliamente respaldado, fue aceptado por muchos vecinos al considerar que los jóvenes “han cometido un error sin mala fe y han puesto incluso sus propios premios sobre la mesa”. Sin embargo, la comisión no ha hecho público el pacto, limitándose a emitir un comunicado en el que pide colaboración para “cobrar cuanto antes, evitar pleitos y no convertir una buena noticia en un conflicto”.
Mientras tanto, varios miembros de la comisión llevan días sin responder al teléfono, y alguno reconoce haber perdido amistades. Bajo el anonimato, otros vecinos han señalado que, aunque la tensión se ha rebajado ligeramente, algunos afectados planean denunciar una vez cobren y conozcan la quita definitiva aplicada a su premio. Según una vecina afectada de la cercana localidad de Rodiezmo, la crisis ha reavivado viejas rencillas familiares y vecinales que “siempre han estado ahí”.