¿Qué es y cómo actúa un pirocúmulo? La nube de fuego clave en la propagación del incendio de Lleida
Dos agricultores han muerto en el voraz incendio de sexta generación, que ha alcanzado velocidades punta de 28 kilómetros por hora
El voraz incendio de sexta generación de la Segarra, en Lleida, que ha causado la muerte a dos personas, y está estabilizado, se ha propagado muy rápido, con velocidades punta de 28 kilómetros por hora, debido al estado del combustible, muy seco, con abundancia de campos de cereales y especialmente por la formación de un pirocúmulo propiciado por la inestabilidad atmosférica.
El suceso se produjo bajo "unas condiciones de inestabilidad atmosférica elevadas", y eso propició la formación de estas nubes que surgen a veces de los incendios por la propia columna del mismo y disparan su propagación, ha explicado a Efe el profesor de Ingeniería forestal de la Universidad de Lleida Víctor Resco de Dios.
Ha advertido de que cuando la columna del incendio lleva tanta energía es capaz de condensar cuando llega a las capas altas, algo particularmente factible en condiciones de inestabilidad atmosférica y es lo que habría provocado que se propagara tan rápido, ha dicho tras referirse a la formación del pirocúmulo o nube de fuegos que activa incendios de "sexta generación".
En "máxima alerta"
Según el ingeniero de Montes, la situación en estos momentos es estable pero todavía de "máxima alerta" porque las condiciones meteorológicas son similares a las de ayer y además "existen muchos rescoldos y puntos calientes".
En parte de Catalunya, sobre todo por el norte, se esperan lluvias, aunque habrá tormentas en las próximas horas que serán eléctricas y que pueden generar nuevos incendios, ha asegurado.
"La simultaneidad de incendios siempre es el talón de Aquiles de cualquier sistema de extinción, con lo cual hoy es un día de máxima alerta, de máximo peligro", ha advertido el experto.
Multiplica la velocidad del incendio
Un pirocúmulo actúa "como una locomotora, es decir, transforma la energía térmica en cinética, de manera que tira del incendio y multiplica su velocidad".
La formación de una nube de incendios o pirocúmulo es como "pasar de tener fuego calentando en una chimenea al fuego calentando el motor de una locomotora".
La columna del fuego está cargada de energía capaz de condensarse cuando llega a las capas altas de la atmósfera. "Esto hizo que el incendio tuviera una tasa tan rápida de propagación", ha insistido el experto.
Un pirocúmulo activa incendios de sexta generación que actúan como una locomotora en la velocidad de propagación de las llamas, que se convierten en "inabarcables", ha reiterado.
"Su velocidad es increíble y emiten tanta energía que en esas condiciones lo que cabe es velar por la seguridad del personal y poco más", ha advertido el experto.
La columna de humo está muy cargada del agua que se evapora del incendio y que sube hasta las capas altas de la atmósfera en donde al enfriarse se convierte en nube; "a medida que la energía va emitiendo más, quemando con más fuerza", esa nube se va volviendo cada vez más grande, el llamado pirocúmulo.
La formación de esa corriente ascendente genera vientos horizontales que avivan todavía más el incendio.
Además de aumentar los vientos, el problema del pirocúmulo se asocia al "reventón" de la tormenta cuando estalla; en muchos casos las precipitaciones de la tormenta se evaporan antes de llegar al incendio, por la propia energía del mismo.
"Cuando el reventón del pirocúmulo se produce encima del incendio genera vientos muy fuertes, que van a propagar el incendio en todas las direcciones, con una velocidad muy elevada", según el experto.
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