No es habitual que los tres obispos de las diócesis de la Comunidad Autónoma de Euskadi y el de la de Nafarroa rubriquen un documento de forma conjunta. Esta circunstancia, sin duda, realza la trascendencia de la carta pastoral que han publicado en común los prelados de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde; el de Bilbao, Joseba Segura; el de Donostia, Fernando Prado, y el de de Iruñea-Tutera, Florencio Roselló. Bajo el título El contraste paciente. Repensando la relación Iglesia-Mundo, el escrito defiende una "profunda renovación en la manera de ser y actuar como Iglesia".

Sacada a la luz con motivo de la próxima Cuaresma, esta carta pastoral es la primera conjunta de los cuatro obispos desde la publicada hace cinco años a raíz de la pandemia. En el documento, los responsables de las cuatro diócesis de Hegoalde desean contribuir al diálogo entre la fe y la sociedad, "alentando a los creyentes a vivir la Cuaresma y la Pascua con profundidad, reflexión y compromiso".

Los prelados invitan a los fieles y a toda la sociedad a detenerse en el significado de la presencia de la Iglesia en el mundo actual, en un contexto marcado por "cambios profundos y desafíos inéditos", según han explicado.

Meditación profunda

El documento es una reflexión sobre el papel de la Iglesia en el mundo actual y desarrolla una meditación profunda sobre la relación de la misma con la sociedad contemporánea, partiendo de "la necesidad de una presencia cristiana marcada por el testimonio y la paciencia". A lo largo del documento, los obispos abordan cuestiones como la transición desde una Iglesia de cristiandad hacia una comunidad que "ofrece un testimonio significativo en una sociedad plural". Según han detallado, se reflexiona sobre la necesidad de pasar de "una actitud de confrontación" a una propuesta que, a través del ejemplo y la coherencia de vida, "sea sal y luz en el mundo".

La carta también se detiene en el contraste entre una Iglesia que "busca influir en la sociedad y otra que se dedica principalmente a invitar a vivir el Evangelio". En este sentido, se subraya la importancia de una Iglesia que, en lugar de imponer o polemizar, muestra "un testimonio convincente desde la pequeñez y la autenticidad".

Así mismo, en un contexto en el que predominan las "tensiones crecientes" como las relacionadas con la "polarización política, conflictos étnicos, desigualdades económicas, crisis migratorias y guerras que amenazan la paz mundial", la Iglesia quiere ser signo de que "es posible construir puentes de entendimiento y superar las dinámicas del conflicto y la exclusión".