La Asociación Long Covid Euskal Herria, compuesta por enfermos de covid persistente, criticó ayer que “los médicos no saben qué hacer con nosotros”. Una treintena de enfermos se concentraron ayer domingo en Gasteiz “para que no se nos olvide”. “Nadie quiere hablar del covid, pero nosotros no podemos olvidarlo aunque queramos, porque lo sufrimos todos los días. Quieren hacernos invisibles, pero somos cientos de miles”, señaló la portavoz de la asociación, Isabelle Delgado. No hay cifras de los enfermos de covid persistente que puede haber en Euskadi, aunque se calculan medio millón en el Estado y 17 millones de afectados en Europa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Su principal demanda es más formación sobre el covid persistente para los médicos de atención primaria, con el fin de que pueda haber una atención global y un protocolo unitario para tratar esta enfermedad, ya que actualmente les “derivan de un especialista a otro”. “Los médicos no saben qué hacer con nosotros. Somos un trasto, y eso además nos crea estrés emocional”, explicó Delgado.

Otro problema derivado del covid persistente es que al no poder trabajar no se generan ingresos, lo que lleva a situaciones difíciles para las familias. También critican que se les haya quitado el reconocimiento como enfermedad profesional, necesaria para poder percibir las bajas. En Gipuzkoa, la Seguridad Social reconoció varios casos de incapacidad absoluta a enfermes de covid persistente, pero en Bizkaia solo a uno y en Araba ninguno. Delgado no sabe a qué se debe esta disparidad de criterios.

Isabelle nadaba todos los días, tenía una vida social intensa, había ido al médico dos veces en su vida y no tenía patologías previas, pero ahora, tres años y medio después, apenas puede dar un paseo corto. Su caso, como el del resto de enfermos, le sirve para reivindicar que son personas “normales y corrientes, no hipocondríacos ni agresivos. Nosotros también queremos divertirnos”.

Vacunación

Desde hoy, todas las comunidades estarán vacunando conjuntamente de la gripe y la covid con la incorporación a la campaña de Madrid, Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Nafarroa, Baleares y Canarias, y el resto la abrirá a otros grupos diana tras haber acabado en las residencias.

De forma paralela, las 17 proseguirán inmunizando a sus bebés de hasta seis meses del Virus Sincitial Respiratorio (VRS), a los que empezaron a administrar el anticuerpo monoclonal nirsevimab a finales de septiembre. La que será la tercera temporada simultánea de gripe y covid-19 está marcada por la limitada disponibilidad de los sueros actualizados a la subvariante de ómicron XBB.1.5, que ha hecho que –como ocurrió en la primera campaña del coronavirus de 2021– se hayan reservado las dosis iniciales a los más vulnerables.

La doble vacunación está destinada a mayores de 60 años y a los de más de 5 años internos en centros de discapacidad y residencias, así como personas con otras patologías previas como diabetes, insuficiencia renal, obesidad mórbida o enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias, embarazadas o convivientes de pacientes inmunodeprimidos, entre otros.

También se recomienda al personal de centros y establecimientos sanitarios y sociosanitarios y trabajadores en servicios públicos esenciales. Al margen de la conjunta, la de gripe se aconseja, por primera vez, a los niños de 5 a 59 meses, así como a personas de 5 a 59 años con mayor riesgo de complicaciones –pacientes de 5 a 18 años en tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye y fumadores– y embarazadas.

Por último, deberían ponérsela los estudiantes en prácticas en centros sanitarios y sociosanitarios y personas con exposición laboral directa a animales o a sus secreciones.