El Nafarroa Oinez volvió ayer domingo a ser multitudinario, con miles y miles de personas que se unieron en la fiesta de las ikastolas en una jornada veraniega y reivindicativa. Y es que fue un gran altavoz en el que se reclamó la oficialidad del euskera en todo Nafarroa, alto y claro, tal y como quedó patente en el acto de apertura de la fiesta. “Hay que garantizar a todas las personas que habitan en nuestro territorio todos los derechos lingüísticos y, cómo no, el derecho a la educación en euskera, superando límites y zonificaciones, tanto en Lerín como en Lezkairu o Etxarri. Si las y los vascoparlantes merecemos que el euskera sea oficial en Europa, cómo no en toda Nafarroa”, destacó Izaskun Errazkin, vicepresidenta de Andra Mari Ikastola de Etxarri Aranatz, anfitriona de la 42ª edición del Nafarroa Oinez. Asimismo, recordó la situación en Iparralde y reivindicó el derecho a realiza el examen Baxoa en euskera. En la misma línea, Elena Zabaleta, presidenta de la Asociación de Ikastolas de Navarra (NIE), demandó la oficialidad de esta lengua y reafirmó el compromiso de las ikastolas con “quienes quieran crecer y educarse en euskera en todo el territorio, superando líneas rojas”.

Las carreteras del Valle de Sakana comenzaron a recibir a los primeros vehículos sobre las 9.00 horas que serpenteaban a través de la niebla rumbo a Etxarri-Aranatz. Las nubes cubrían el valle como queriendo ocultar lo que estaba a punto de comenzar, como si su intención fuese reservar el Oinez a un acto privado. Sin embargo, la idea de miles de personas era todo lo contrario. Había muchas ganas de que llegase el día y, megáfono en mano, celebrar el euskera a los cuatro vientos. Además del aspecto festivo, el objetivo de los asistentes era reivindicar la oficialidad del euskera en toda la Comunidad Foral y disipar la niebla con sus voces.
El parking de las autocaravanas estaba a más de la mitad de ocupación en vísperas de las fiesta y el resto de zonas de aparcamiento habilitadas se llenaron por completo para el punto de la mañana. Etxarri-Aranatz acogió en sus calles la celebración del Nafarroa Oinez con la novedad de disponer de tres zonas en el recorrido, en vez de las cuatro áreas que suelen componer la fiesta, ya que, “es un pueblo pequeño y se pude suplir todo en tres zonas”, explicó Izaskun Mujika, madre de la ikastola Andra Mari y presentadora tanto del acto de apertura como del acto del relevo.
Al acabar el acto de apertura y cortar la cinta que dio comienzo a la fiesta, las nubes decidieron liberar el valle. Como si hasta ellas se quisieran sumar al espíritu de la jornada y dejar de esconderla. El lema de este año era Hotsein!, que significa hots egin. “Sirve como una llamada, un grito. Hemos escogido algo que sirva como altavoz”, explicó Mujika. El Nafarroa Oinez es un día para celebrar el euskera pero también para reivindicarlo y “este año se ha centrado en la no zonificación del idioma. En Nafarroa todavía hay zonas que no trabajan tanto el euskera por lo que queremos que esto sea un grito bien alto”. Izaskun ha formado parte de la preparación de la fiesta y, momentos después de la apertura, declaró que había “muchas expectativas, la sensación está siendo muy buena. Ha merecido la pena el trabajo que hay detrás”, aseguró.
Un trabajo que permitió disfrutar a miles de personas de todas edades y de todos los puntos de Nafarroa. Las tres áreas contaron con conciertos, espectáculos y actividades para “todas las maneras de vivir el Oinez”, explicó Maider Ansa, responsable de la Comisión de Actividades.
Una fiesta que acoge a todos
El recorrido general era indistinto para cada uno de los asistentes, aunque el objetivo principal era el mismo: dar un paseo por las tres zonas para poder ver un poco de todo. “Vamos a dar una vuelta por el circuito de las tres zonas para ver todo lo que hay. Y así hasta que nos hartemos”, bromeaba Amaia, de Iruñea, junto a sus amigos.
Al igual que Amaia, Ainara y Diego también fueron desde Iruñea con su hija de dos años para dar una vuelta por las distintas zonas. “Yo estudié en San Fermín Ikastola y venir a cada Nafarroa Oinez es algo muy emotivo para mí. El ambiente siempre es muy especial porque te juntas con familia y con gente a la que por lo general no vemos en Pamplona”, señaló Diego. Iban acompañados de su hija de dos años que asistió también a la celebración que se hizo en Tafalla: “Nuestro plan es ir a las distintas actividades para niños con la txiki. Ojalá que nos acompañe a todos los que vayamos mientras sea joven”, añadió.
Decía Antonio Machado que al andar se hace camino, y así cumplieron en el pueblo de Etxarri Aranatz. En los espacios en los que no había actividades, distintos feriantes colocaron sus puestos. Igor Unanue, vecino de Araba, lleva 20 años trabajando con madera “y le busco un destino a cada tipo”. Desde hace 10 años se acerca a las localidades donde se celebra el Nafarroa Oinez para vender sus productos: “Es un trabajo muy duro. Trabajo desde las 8.00 horas hasta cuando toque; como mínimo doce horas. A veces se hace interminable, pero es el resultado de toda una vida”, aseguró Igor.
Por otro lado, Ander y Oskia se conocieron hace 10 años en el Nafarroa Oinez de Tudela. Y desde entonces han estado juntos: “No solo es un día en el que tratamos de hacer que la gente se conciencie con el euskera, también rememora el día por el que nos enamoramos”, explicó Oskia.
Dolo y Josune, anfitrionas del anterior Nafarroa Oinez, estuvieron desde el acto de inauguración con la intención de volver a Tafalla “para comer, pero cuando nos lo pida el cuerpo. Se hará tarde para cuando decidamos volver”, bromeaba Dolo. Querían ir a ver, contaba Dolo, “a mi nieto, que participa en las actividades deportivas, pero hay tanta gente que veo a todos y no veo a nadie”. Por otro lado, Josune añadía que “nos ha gustado mucho ir a ver a los trikitilaris. Todavía tenemos ganas de fiesta. El cuerpo sigue siendo joven”. Una vez más, los gritos del euskera se hicieron hueco entre la gente para recordar la importancia de las ikastolas.