La enfermedad de Parkinson aparece como fruto de una compleja interacción de factores genéticos, metabólicos y ambientales, aunque la causa inicial aún se desconoce, y sus síntomas no solo afectan al sistema motor con temblores, dificultad para mantener el equilibrio o alteración de la coordinación, sino que también se pueden detectar, en los estadios tempranos de la enfermedad, la pérdida de olfato, el trastorno del sueño o la depresión.

Así lo destaca el jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz, el doctor David Pérez Martínez, que asegura que, "aunque los síntomas pueden ser difíciles de identificar en las etapas iniciales, hay algunos signos que pueden indicar la enfermedad, como la pérdida de olfato, el trastorno del sueño y la depresión". Estos síntomas son relevantes y deben tenerse en cuenta porque la detección precoz es fundamental para el tratamiento temprano de la enfermedad.

También es frecuente que existan síntomas de alteración del sistema nervioso autónomo con trastornos digestivos, miccionales o tensión arterial variable.

El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente (solo superada por la enfermedad de Alzhéimer) y afecta a más de 10 millones de personas en el mundo. En las últimas décadas su prevalencia ha aumentado de forma exponencial por motivos que no se conocen bien todavía.

La enfermedad suele comenzar a partir de los 60 años, pero es importante saber que no es una enfermedad exclusiva de gente mayor ya que el 15 por ciento de los casos debuta en personas menores de 45 años. En la mayoría de los pacientes no se identifica una causa concreta, mientras que en una población mínima (3-5%) se detecta una mutación genética responsable de la enfermedad.

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es clínico y no existe ninguna prueba de imagen ni de sangre que confirme la existencia o no de la enfermedad. El diagnóstico se basa en la historia que refiere el paciente y en el examen neurológico.   

TRATAMIENTOS DEL PARKINSON

En la actualidad no existe una cura para el Parkinson, pero si se dispone de múltiples tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, como la actividad física, el ejercicio aeróbico y los estiramientos, la dieta sana y la actividad social e intelectual, que son muy eficaces a la hora de paliar los síntomas de la enfermedad.

Respecto a los tratamientos farmacológicos, la directora del Programa de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional, la doctora Mónica Kurtis, explica que este año 2023 han salido dos medicamentos nuevos para tratar el Parkinson. "Son dos nuevas formulaciones de levodopa. Una inhalada para rescatar al paciente del episodio OFF y otra formulación de levodopa intestinal. En los próximos meses veremos más innovadoras formulaciones de levodopa y de apomorfina", afirma la doctora.

Además, la neuróloga subraya que las nuevas técnicas de cirugía también han ido avanzando y existen los primeros ensayos con HIFU en pacientes con Parkinson, así como sistemas de cirugía con estimulación cerebral profunda cada vez más sofisticados: con electrodos dirigibles y con tecnología avanzada que ayuda en la programación.

En la actualidad, la investigación continua con ensayos clínicos genéticos y enzimáticos que intentan frenar la muerte progresiva de células neuronales y se sigue investigando para paliar síntomas que se resisten a los tratamientos actuales como la alteración del equilibrio.