Un agente de la Ertzaintza fuera de servicio identificó el miércoles al presunto autor de la violación a una menor de catorce años en el barrio donostiarra de Riberas de Loiola. Le localizó en la vía pública, y su pronta actuación fue a la postre determinante. El arrestado es un adolescente de quince años que ha sido internado en el Centro de Menores de Ibaiondo, tras pasar ayer a disposición judicial. En su declaración inicial, reconoció haber estado con la víctima esa misma noche, “pero solo le di un beso”, alegó. 

Los hechos ocurrieron sobre las 00.30 horas del pasado sábado, 17 de septiembre, en plenas fiestas del barrio donostiarra de Riberas de Loiola. Una velada que contaba, entre otros atractivos, con la actuación de Oihan Vega, un DJ referente en el País Vasco que arrastra al público joven, por lo que no es extraño que una multitud de adolescentes se citara en el recinto festivo.

Con ese escenario de fondo se produjo la agresión sexual, de la que dio cuenta la menor a su familia, que interpuso una denuncia ante la comisaría de la Ertzaintza, en Donostia. La víctima fue trasladada al hospital, donde los servicios médico-forenses comprobaron posibles lesiones, además recoger indicios que permitieran identificar al agresor, una vez analizas las muestras en el laboratorio. Las primeras horas suelen ser determinantes, pero todavía quedaban unos días para dar caza al principal sospechoso.

Se activa el protocolo

El sábado por la mañana se activó el protocolo. La Ertzaintza preservó la zona de los hechos en el barrio donostiarra, donde intervinieron agentes de la Unidad de Policía Científica que tomaron muestras genéticas para buscar coincidencias de ADN. En el centro sanitario, entretanto, el médico forense confirmaba que se trataba de una violación.

La menor, en un principio, no fue capaz de ofrecer un perfil detallado de su agresor, según trasladan a este periódico fuentes de la investigación, algo que habitualmente sucede tras una experiencia traumática como la que acaba de sufrir. El domingo, algo más calmada, sí ofreció una descripción más pormenorizada. La indumentaria y el peinado del sospechoso, entre otros detalles, han sido determinantes a la hora de localizarlo.

Diez patrullas de la Ertzaintza intervinieron el domingo en la búsqueda del presunto autor de la violación. Las dotaciones se repartieron por diferentes puntos de Donostialdea, zonas habituales en las que se sospechaba que pudiera encontrarse: campos de fútbol, canchas de baloncesto, lugares de quedadas entre adolescentes. Nada. Se buscó sin éxito.

No hubo resultado, aunque las indagaciones seguían su curso. La investigación avanzaba y todas las comisarías de la Ertzaintza ya disponían del perfil del principal sospechoso. El punto de inflexión del caso se produce el miércoles a primera hora de la mañana. Un agente de la Ertzaintza fuera de servicio y perteneciente a la comisaría de Donostia observa que el chico que camina por la calle, a unos metros de él, es el mismo que figura en el retrato policial.

El agente comienza a seguir sus pasos. El chico entra en un bar. El ertzaina, testigo de la secuencia de hechos, pide apoyo a una patrulla uniformada mientras se acerca al establecimiento hostelero. Poco después, en el interior de este mismo local, la policía traba contacto con el chaval. Los agentes procedieron a identificarle mientras le preguntaban sobre una agresión sexual en Riberas de Loiola cuatro días atrás.

La víctima identifica al investigado

El menor, según ha podido saber este periódico, reconoció haber estado con la víctima la misma noche de los hechos en las fiestas del barrio donostiarra. “Solo fue un beso”, alegó cuando le preguntaron por una posible violación. El varón fue trasladado a la comisaría de la Ertzaintza en el barrio donostiarra de El Antiguo. La víctima le identificó posteriormente en la diligencia del reconocimiento fotográfico policial.

Tras practicar "diversas diligencias, siempre en presencia de su madre", el joven pasó a disposición de la Fiscalía de Menores, en calidad de "investigado por un presunto delito contra la libertad sexual", según informó el Departamento Vasco de Seguridad. Finalmente, se decretó su ingreso en el centro de internamiento para menores de Ibaiondo, en Zumarraga.

Las concentraciones de repulsa por esta agresión sexual se vienen sucediendo en los últimos días. La última, ayer a las 20.00 horas en la plaza Verdi de Riberas de Loiola, tras el llamamiento de la Asociación Erriberak Martxan Elkartea. Otra concentración silenciosa, convocada por el Ayuntamiento de Donostia, rechazó el martes la violación denunciada por la chica.

Un caso que implica a dos menores, un colectivo vulnerable que registra un aumento “alarmante” de delitos contra la libertad sexual, según reconoce el propio Ministerio fiscal de Gipuzkoa. Los casos de abuso sexual se duplican durante el último año, de los doce registrados en 2020 a los 21 computados doce meses después. Se trata del mismo número de agresiones sexuales: 21 delitos, cuando en la memoria anterior no había un solo caso.