TODOS los años se producen un gran número de incendios, quemaduras, y lesiones a las personas, por la peligrosa costumbre, llamada tradición, de hacer explotar petardos, cohetes y demás artefactos pirotécnicos tras las campanadas que anuncian el comienzo de un año nuevo.

Desde un punto de vista ético se puede aceptar que alguien de forma voluntaria asuma un determinado riesgo sobre su persona, pero ese derecho se puede cuestionar y limitar cuando su comportamiento puede ocasionar daños a terceras personas.

Principales riesgos

No es desdeñable el riesgo de incendio provocado por los cohetes que vuelan sin control y pueden quemar materiales almacenados en balcones o entrar por ventanas y originar incendios inesperados.

Las quemaduras son el accidente más frecuente al manipular los petardos, cohetes, tracas, etc., no solo por la pirotecnia en sí, sino porque para encenderla es necesario manejar cerillas, mecheros y aparatos que producen llama. Los petardos y cohetes defectuosos pueden producir explosiones a destiempo que lesionan manos, cara, abdomen o cualquier parte del cuerpo en la que estallen.

El ruido afecta a personas y animales. Muchos perros padecen miedo al ruido elevado y estridente (acustifobia) que provoca la pirotecnia. Bastantes perros se pierden y algunos fallecen por efecto del ruido del 1 de enero, por eso desde los grupos animalistas piden a los ciudadanos que no tiren petardos durante las fiestas navideñas.

Otro riesgo poco conocido es que fruto de la combustión de la pirotecnia aumenta la contaminación del aire con la liberación de miles de toneladas de sustancias tóxicas y metales pesados que permanecen en el ambiente y que acaban depositándose sobre la tierra y siendo arrastradas a los ríos y la mar. Estas partículas producen efectos adversos para todos y especialmente para quienes tienen problemas respiratorios.

Percepción del riesgo

Es evidente que la sociedad tiene una baja percepción del riesgo que supone manipular petardos, cohetes y otros productos pirotécnicos. ¿Qué podemos decir a los amantes de esta tradición?

El primer consejo para darse cuenta del peligro que supone esto sería cambiar el nombre de "pirotecnia" por el de "explosivos". El término pirotecnia resulta ser un eufemismo para no llamar explosivos a los productos explosivos que contienen sustancias explosivas y que están fabricados para explotar.

La segunda llamada de atención consiste en explicar que existe una Directiva Europea muy rigurosa y una legislación estatal muy estricta (Reglamento de artículos pirotécnicos de 2015) que regula la fabricación, distribución, transporte, almacenamiento, venta, manipulación y uso de los productos pirotécnicos. Ante esta realidad debemos preguntarnos: ¿Existiría toda esta normativa si no se tratase de algo realmente muy peligroso?

El comportamiento más absurdo es el de someter a un riesgo innecesario a los familiares y a los propios hijos. Seguramente, nadie de forma intencionada quiere perder su vivienda en las primeras horas del año nuevo, pero todos los años hay quien quema su casa por un rato de diversión. Tampoco existirá nadie que intencionadamente desee que sus hijos resulten con quemaduras graves o con la amputación de algún dedo, pero todos los años ocurren estas desgracias.

Prohibiciones

Este año han prohibido la venta de pirotecnia en Alemania y en Holanda, para que los miles de heridos que se producen por su uso no colapsen los hospitales ya saturados por los numerosos contagios de covid.

Algunos ayuntamientos están empezando a tomar con tibieza medidas de prohibición de venta y uso de los artículos pirotécnicos y la limitación de los horarios en que se pueden lanzar, pero, la mejor prevención no es la prohibición de las autoridades sino la conciencia personal e individual, y extender en el ámbito familiar la convicción de que se trata de una costumbre peligrosa e innecesaria que nuestra sociedad debe ir erradicando: ¿Si no se juega con fuego, o con venenos, por qué jugar con explosivos?

El término pirotecnia resulta ser un eufemismo para no llamar explosivos a los productos que están fabricados para explotar