Expertos en salud mental analizan ya la situación de los pacientes que sufren covid persistente e inciden en la necesidad de no solo tratar los síntomas y la parte física del problema, sino también la psicológica: si no se aborda puede generar problemas de ansiedad, estrés, depresión o aislamiento social. Según el Ministerio de Sanidad, el llamado long-covid es un síndrome que se caracteriza por la persistencia de síntomas de covid-19 semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos. Su aparición no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados.Afecta a personas de cualquier edad, aunque parece más frecuente en edad media y en mujeres, y produce “un elevado impacto en la calidad de vida y el ámbito laboral y social”. Mientras que en el ámbito de la medicina se va avanzando en abordar este nuevo reto derivado de esta enfermedad global y se están estableciendo protocolos para su diagnóstico y tratamiento, la parte psicológica y sus consecuencias en la salud mental de los pacientes “no va a la par”.

Así lo explicaban los psicólogos Enric Valls y Gracia Vinagre, quienes inciden en que estos pacientes se encuentran de nuevo ante una situación de incertidumbre porque no saben cuándo remitirán los síntomas o si algún día lo harán. Eso, a su juicio, “nos sitúa en un escenario similar al del inicio de la pandemia” con las mismas preocupaciones.

Valls aseguraba que su consulta acuden pacientes con síntomas persistentes de diferente naturaleza como “tos persistente, falta de olfato o fatiga crónica” y que estos se transforman en “depresión, ansiedad, trastorno del sueño o fobias”. Los pacientes tienen dificultades a nivel laboral al no descansar, o estar más nerviosos y no rendir igual, lo que les hace entrar “en una rueda” que genera “aislamiento social, preocupación constante por la salud, pensamientos obsesivos y de estigma y ansiedad ante el rechazo de ciertas personas”.

Vinagre, por su parte, incidía en que estamos ante una situación “muy nueva” y “nos centramos en la parte física descuidando la parte mental”. Las personas que sufren este síndrome “acuden al facultativo y no le puede dar una respuesta, porque no se conoce, y se mantiene entonces la ansiedad y la incertidumbre”.

El paciente, “se siente muy desamparado porque no tiene respuestas” y debe entrar “en un proceso de aceptación de la nueva situación”, algo complicado porque “se recuerda cómo se encontraban antes de tener covid y se dan cuenta de esa merma de facultades”, lo que hace que el estado de ánimo decaiga y se tengan síntomas ansiosos.

Gracia Vinagre hace hincapié también en la necesidad de no perder la fe y por ello insta a los facultativos “a ofrecer una verdad esperanzadora, no fría” y a que “se confíe en el avance de la ciencia y la medicina” para dar solución a su problema de salud. La psicóloga recomienda a los pacientes que “se den tiempo”, ya que cada uno necesita un proceso para recuperarse y aceptar lo que nos sucede y, mientras, “procurar estar lo mejor posible”.

Para ello es importante compartirlo con nuestros amigos y familiares, verbalizar lo que nos ocurre y también echar mano de la distracción y “enfocarnos en las cosas que sí podemos hacer, en lo que hemos aprendido de este proceso, en agradecer y relativizar”. Además es necesario aprender a “vivir el presente” y disfrutar del día a día “sin marcarnos metas muy a largo plazo, sino a corto y medio”. Es un trabajo “de mucho autoconocimiento y autocuidado” y de “respeto hacia tus propios procesos” en el que “la prevención es muy importante”, añade Vinagre.

“Recuerdan cómo se estaban antes de tener covid y se dan cuenta de esa merma de facultades”

Psicóloga