El colectivo de 20.000 mayores residenciados en algún geriátrico de Euskadi recibirá próximamente la tercera dosis de la vacuna contra el covid después de que la Comisión de Salud Pública aprobara ayer jueves la administración de este tercer pinchazo a personas institucionalizadas. Con este plácet, el Consejo Interterritorial del próximo miércoles dará el pistoletazo de salida para poder pinchar el tercer suero.

Aunque el Ministerio de Sanidad, de acuerdo con las comunidades, lanzó la propuesta de empezar a suministrar la dosis adicional a partir del 4 de octubre, ayer jueves se instó a que la vacunación se realice de forma inmediata. En algunos ámbitos también se barajaba que la inoculación coincidiera con la campaña de la gripe, que en la CAV arrancará a mediados de octubre. Osakidetza evitó ayer jueves pronunciarse sobre las fechas, pero confirmó que lo hará "en cuanto esté indicado".

De esta manera, la dosis extra, que será Pfizer o Moderna, llegará a los colectivos que conforman el grupo 7 de vacunación después de que hace una semana se diera el visto bueno a esta inyección para las personas inmunodeprimidas -que en Euskadi son 4.500 ciudadanos- y que empezaron a ser inoculadas hace ya siete días.

Hay que recordar que el pasado 27 de diciembre fue la fecha señalada para empezar a suministrar el fármaco de Pfizer -el único disponible hasta entonces- a los mayores. Este antídoto precisaba teóricamente de dos dosis para alcanzar su máxima efectividad inoculadas con una separación de 21 días. Aquel día, llegó a Euskadi una partida testimonial de 405 inyecciones parcialmente preparadas para dar comienzo a la campaña solo en tres residencias, una por cada territorio histórico.

Por ello, no fue hasta mediados de febrero cuando se acabó de inmunizar a los cerca de 20.000 vascos que viven en estos equipamientos y a los 15.000 profesionales del sector sociosanitario que les atienden. Ellos conformaban un colectivo prioritario para la vacunación dado que el impacto del covid en las residencias ha sido muy dramático al tratarse de centros en los que conviven las personas más vulnerables al virus, la gran mayoría mayores de 80 años y con pluripatologías.

El salvavidas de las vacunas

Solo las vacunas, que empezaron a llegar a cuentagotas, dieron un giro de timón a la realidad de los hogares de mayores porque los casos de coronavirus cayeron a plomo en los primeros meses de 2021. La mejora se produjo desde el momento en que empezó a completarse la inmunización de los ancianos residentes y las inyecciones prácticamente erradicaron el covid en las primeras olas.

Sin embargo, en julio y en agosto se constató una triste vuelta de tuerca, el regreso a los contagios y los positivos en los geriátricos, donde el virus se volvía a colar a pesar de la vacunación. Durante el verano, y con la quinta ola azotando con virulencia, los indicadores epidemiológicos no dejaron de empeorar día a día y regresaron a números que no se veían desde febrero. El escudo ante esta nueva embestida del covid, según reclaman profesionales del sector, era esta tercera dosis y la vacunación obligatoria de los trabajadores sociosanitarios.

Otros grupos de alto riesgo

Pero además de los mayores, Salud Pública amplió ayer el grupo de pacientes con patologías de alto riesgo que podrán completar su inmunización con esta vacuna extra. Y se aprobó una tercera dosis (también Pfizer o Moderna) en pacientes en hemodiálisis o diálisis peritoneal, en tratamiento por cáncer, mayores de 40 años con síndrome de Down y pacientes en tratamiento de quimioterapia o radioterapia.

Asimismo se beneficiarán de esta dosis adicional personas que padezcan cáncer de órgano sólido en tratamiento con quimioterapia, cáncer de pulmón con quimioterapia o inmunoterapia y patologías que necesiten algún tratamiento inmunosupresor.

La oportunidad de otra vacuna

Los expertos ya se han pronunciado sobre la conveniencia de este refuerzo. En declaraciones a Efe, el presidente del Comité de Bioética de España, Federico Montalvo, diferenció entre poner una tercera dosis a la población general, algo que no ve necesario, o administrar una dosis adicional a colectivos en riesgo que con ese tercer pinchazo "completan su sistema inmune". En su opinión, "tan malo como no vacunarse es hacerlo sin necesidad" y subrayó que de lo que se trata es ponerse la vacuna "cuando ofrece más beneficios que riesgos".

Sin embargo, para el presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, José Antonio Forcada, "no hay evidencia científica" de los beneficios que pueda aportar una tercera dosis en las residencias. Forcada subrayó que sería mucho más importante volcar los esfuerzos en captar para la vacunación a todos los que están sin vacunar: "Ese debería ser el objetivo, más cuando en los grupos etarios de 20 a 50 años hay un porcentaje relevante de gente que no tiene ni una sola dosis". Por ello, apeló a "convencer" a estas personas antes de entrar en disquisiciones sobre la tercera dosis.

En corto

Centros de día

Reclamación. Las patronales de las residencias se muestran satisfechas por la tercera dosis a sus residentes, pero reclaman que se extienda también a los centros de día donde permanecen durante horas muchos mayores y otras personas vulnerables.

Obligatoria

Para todo el personal. Insisten en la necesidad de que sea obligatoria la vacunación para todo el personal que trabaja en los centros residenciales, como ocurre en Francia o Italia.

Seguridad

Pacientes. Nefrólogos y pacientes en diálisis aplauden la tercera dosis porque aportará más seguridad a los pacientes renales, uno de los colectivos más afectados en esta pandemia.