-¿Qué es Gaylespol?

—Una asociación de policías LGTBI+ que surge en 2006 en Catalunya tras unas jornadas europeas. Une dos sustantivos: Policía y homosexualidad. Hace unos años, la diversidad afectivo sexual estaba mucho más avanzada en Europa que en España, y de ahí surge la asociación con dos objetivos: visibilizar la diversidad afectivo-sexual dentro de los cuerpos de Policía para que esa misma realidad se visualice en la sociedad para la que trabajamos. La idea es que se genere una sinergia formativa para eliminar la imagen de policía represora.

¿Va calando en el colectivo?

—Sin duda. A nivel estatal el mayor número de socios y socias es el de representantes de la Ertzaintza. En el Estado hay unos 240 integrantes. El grupo principal es el de policías locales, pero como organización, la Ertzaintza supera ampliamente a los Mossos d’Esquadra. Ahora mismo en la delegación de Euskadi somos unas 35 personas. Salvo dos que son policías locales, el resto son ertzainas. En ese sentido, por cierto, no se entiende muy bien que siendo la delegación de Euskadi tan potente se nos quiera ajustar al canon y al modelo asociativo de la actual junta directiva, con sede en Barcelona.

Se muestra crítico...

—Sí. Las asociaciones tienen que estar vivas y deben hablar en presente y futuro, no en pretérito perfecto. Se quiere imponer una línea continuista que no casa con el espíritu vasco. En 2023 hay elecciones. Veremos qué pasa.

“En la época convulsa de ETA vivía mi identidad sexual con la misma discreción que mantenía para que no se supiera que era ertzaina”

“Me enerva ver a jóvenes con la camiseta del Che Guevara y la bandera arcoíris cuando ha sido el mayor represor de la comunidad gay”

“El anterior delegado era un mando de la Ertzaintza que no era visible fuera del armario y trajo más perjuicio que beneficio”