"En los casos de personas desaparecidas con el tiempo acaba siendo una tortura no tener ningún indicio de prueba de vida y lo que se desea íntimamente es que, al cabo de los años, aparezca un cadáver. Si esta hubiera sido la motivación de Tomás Gimeno, es decir, sumir en la incertidumbre de por vida a su esposa, nos situaría ante un perfil retorcidamente maquiavélico", afirma el profesor de Psicología Criminal de la UPV/EHU, César San Juan, quien analiza, con suma cautela, el caso.Desapareció Tomás Gimeno con sus dos hijas y fue inevitable no acordarse de José Bretón. ¿Qué paralelismos y diferencias hay?

—No creo que sean comparables. Responden a perfiles distintos, al menos con los datos actuales. José Bretón sostuvo todo el tiempo su inocencia ocultando deliberadamente su participación en la desaparición de sus hijos. No es el caso de Tomás Gimeno, que desvela sus intenciones en los mensajes previos al secuestro de sus hijas. Bretón tenía una personalidad muy compleja, estaba diagnosticado de un trastorno obsesivo compulsivo y, según los forenses que le evaluaron, era frío, calculador y manipulador. No me constan este tipo de pautas en Tomás Gimeno, aunque, como es obvio, sería necesaria una valoración psicológica para decir algo al respecto. Otra diferencia fundamental es que la mujer de Bretón siempre temió el peor desenlace, al contrario que la ex mujer de Gimeno, que siempre mantuvo la convicción de que sus hijas estaban vivas, aunque, finalmente, se hayan cumplido los peores pronósticos.

Se barajaron varias hipótesis: el secuestro parental, que hubiera acabado con la vida de sus hijas...

—Desde el punto de vista de la investigación policial, habrá sido fundamental no descartar ninguna hipótesis. Es decir, cuando se tienen pocas certezas, la investigación no viene guiada por lo que es probable, sino por lo que es posible. Cabe decir, no obstante, que, desde un punto de vista criminológico, un acto filicida y suicida suele presentar elementos algo más exhibicionistas. Es decir, el mensaje de "no vas a ver más a tus hijas" suele ir acompañado de una puesta en escena criminal que el asesino quiere dejar grabada en la retina del otro progenitor como una penitencia de por vida. Sin embargo, en este caso, Gimeno aparentemente quería sumir a su propio entorno en la incertidumbre. Esto, como digo, no encaja demasiado en el filicida-suicida, pero, evidentemente, entra dentro de lo posible.

También se ha especulado con su posible huida a otro país.

—Entraría dentro de lo posible que, quizás con la ayuda de otros, hubiera conseguido llegar a Sudamérica, África o se hubiera escondido en la propia isla después de asesinar a sus hijas. Estas opciones serían compatibles con acciones que lleva a cabo antes de desaparecer, como, por ejemplo, volver a una gasolinera para recargar el móvil después de haber salido ya del puerto con el barco, transacciones de dinero y otras gestiones. No parecen, a priori, las conductas prototípicas de un filicida que planea suicidarse. Sin embargo, resulta imposible acotar más las posibilidades sin hacer una autopsia psicológica de Tomás Gimeno.

Según manifestaba su entorno y la propia madre, Gimeno quería a sus hijas. ¿Cómo se explica que haya podido quitarles la vida?

—En los juzgados de familia puede ver decenas de casos todos los días de padres y madres que supuestamente adoran a sus hijos utilizándolos como armas arrojadizas. En ocasiones son padres y madres que creen estar haciendo lo correcto privando al otro progenitor de las hijas e hijos. Otras veces, el odio al otro es tan furibundo que no son capaces ni tan siquiera de advertir el daño irreparable que perpetran sobre sus propios hijos e hijas. El caso que nos ocupa es solo el nivel máximo de esta deriva que, lamentablemente, es bastante cotidiana.

Personas aparentemente 'normales', como Tomás, ¿pueden reaccionar así de la noche a la mañana o suelen ser actos premeditados?

—Tomás Gimeno puede ser lo que entendemos por un tipo normal, pero cuidémonos de lo que puede llegar a hacer un tipo normal en determinadas circunstancias, tanto de un día para otro, como de forma premeditada. Es comprensible que, llegados a este punto en el que no sabemos nada de lo que ocurría en este hogar de puertas para adentro, tratemos de encajar lo ocurrido en el estereotipo de marido vengativo que no soporta la idea de que su mujer rehaga su vida con otro hombre. Puede, efectivamente, responder a ese estereotipo, pero también es posible que no tenga nada que ver.

Si no hubiera sido ese el detonante, ¿qué otras posibilidades cabrían?

—Gimeno puede responder a un patrón machista, pero también puede ser que no viera con buenos ojos, por razones que desconocemos, la educación que la pareja de su mujer pudiera dispensar a sus hijas. Entra también dentro de lo posible que su mujer estuviera planeando cambiar de residencia a Bélgica con este hombre, con lo que se le complicaría bastante el régimen de visitas, y temiera perderlas para siempre. Gimeno ha cometido un crimen abominable e infame, pero no sabemos nada de sus motivaciones.

¿Qué lectura hace de las llamadas en las que le dijo a su exmujer que estaba cenando con las niñas y más tarde que no les haría daño, pero que no volvería a verlas?

—En principio parecía información veraz, ya que ¿qué sentido tendría decirle que no les va a hacer daño si pensaba matarlas? ¿Cuál sería la motivación subyacente a este engaño? ¿Amortiguarle provisionalmente el dolor? Porque tarde o temprano acabaría descubriéndose. La verdad es que no me parecía descabellado albergar la esperanza de que las niñas estuvieran vivas, pero, por desgracia, se ha disipado.

¿Qué opina de los mensajes de despedida que envió a su entorno, el reparto de sus pertenencias...?

—No son infrecuentes las notas y mensajes de despedida de un suicida, pero resulta un comportamiento demasiado frío y pausado si pensamos en alguien dispuesto, no solo a suicidarse, sino también a acabar con la vida de sus hijas.

Si tiene algo más que añadir...

—Mi especialidad es la Psicología Criminal, pero también soy padre y mi deseo ferviente era que estas niñas aparecieran con vida. En ocasiones es difícil formular hipótesis sin que la segunda condición influya en la primera.

"Cuidémonos de lo que puede llegar a hacer un tipo 'normal' en determinadas circunstancias"

"Gimeno puede responder al estereotipo de marido vengativo, pero puede no tener nada que ver"

"No me parecía descabellado albergar la esperanza de que estuvieran vivas, pero, por desgracia, se ha disipado"