La delicada situación que soportan los hospitales a causa de la pandemia, con 760 pacientes covid ingresados, 192 de ellos muy graves en UCI, obliga a Osakidetza a aplazar todas las cirugías no urgentes durante al menos dos semanas en toda su red hospitalaria. El director de Asistencia Sanitaria, Víctor Bustamante, anunció ayer lunes la paralización de estas intervenciones programadas, como ya ocurriera durante la primera ola que congeló toda la actividad ordinaria del sistema sanitario vasco. “El aumento de casos covid ha impactado en la situación asistencial y Osakidetza se ha visto obligada a retrasar las cirugías no urgentes para garantizar los procesos quirúrgicos no demorables y los procesos oncológicos”, señaló.

VICTOR BUSTAMANTE DIRECTOR DE ASISTENCIA SANITARIA DE OSAKIDETZA

Osakidetza retrasa las cirugías no urgentes

Osakidetza retrasa las cirugías no urgentes

Esta decisión se adopta con el fin de habilitar nuevos espacios y liberar personal y profesionales capacitados para abrir más unidades para enfermos con covid.

De esta forma, en los próximos días, Osakidetza solo llevará a cabo intervenciones urgentes, oncológicas o aquellas inaplazables. Eso supone en la práctica diaria suprimir los quirófanos que funcionan por la tarde. Y, además, que los distintos servicios seleccionen la patología oncológica, o no demorable , ya sea cardiaca, vascular y de urgencias como fracturas o accidentes. En términos numéricos significa posponer las operaciones de la tarde que representan aproximadamente el 10% del total, a lo que habría que sumar el equivalente al 30% de las intervenciones que se realizan por la mañana. Es decir, se eliminaría un 40% de toda la actividad quirúrgica diaria programada.

Aunque ayer lunes no se facilitó el número de intervenciones diarias que se suprimen, hay que señalar que, por ejemplo, durante 2019, el último año con una actividad asistencial normalizada, en la red hospitalaria vasca se realizaron 152.209 intervenciones quirúrgicas programadas, 64.548, de cirugía mayor ambulatoria. Un elevadísimo volumen de intervenciones que deberán ser reprogramadas cuando el virus de una tregua.

Un 83% de camas UCI ocupadas

Las autoridades sanitarias vascas se ven obligadas a realizar este parón, que ya se barajaba desde hace unos días, debido a que los hospitales están prácticamente saturados por los contagios de coronavirus, con 45 días consecutivos de casos al alza. No hay que olvidar que actualmente el 53% de las 363 camas abiertas de las UCI atienden a pacientes enfermos de covid. El porcentaje de ocupación en las unidades de críticos, si se suman los pacientes con coronavirus y el resto, es del 83%, lo que significa que de 363 camas abiertas, 302 están ocupadas.

La decisión de suspender la actividad ordinaria no ha sido fácil. Hace doce días, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ya anticipó la gravedad de la situación y empezó a vislumbrar la necesidad de aplazar todo lo que no fuera urgente. El pasado día 13, tras el Consejo de Gobierno, se felicitaba porque aún no hubiera que posponer operaciones y por poder continuar con la actividad ordinaria establecida. Sin embargo, reconocía que “las intervenciones quirúrgicas son las más afectadas cuando sube el número de pacientes en UCI ya que las operaciones son las que más camas de críticos exigen”. Ayer lunes, sin embargo, y a raíz del elevado número de ingresos en planta de los últimos días -más de 230 en solo tres jornadas-, la situación ya se volvió insostenible y hubo que virar la estrategia, optando por priorizar la atención en hospitales.

Al nivel de la primera ola

En este momento, Osakidetza mantiene el nivel de alerta 3 sobre 5 aunque mantiene 192 pacientes en las unidades de críticos, una cifra que no se alcanzaba desde la primera ola. El Plan de Contingencia recoge cinco escenarios: El primero dispone de hasta 219 camas abiertas; el segundo, 282; el tercero, 427; el cuarto, 558, y el quinto, 692.

En esta cuarta ola de la pandemia, que comenzó a subir a mediados de marzo, la edad media de los pacientes con covid ingresados en las UCI se sitúa en 61 años aunque, según señalan los intensivistas, la mayor parte es gente de entre 45 y 60 años sin patologías previas “que se pone suficientemente mala como para necesitar este ingreso”.

Osakidetza corrobora este incremento de pacientes jóvenes y al mismo tiempo destaca que se ha reducido la presencia de mayores de 80 años por efecto de la campaña de vacunación. La estancia media en este servicio es de 18 días y la mortalidad asciende al 15%.

Ante la gravedad de la situación, y dado que algunas zonas como Gipuzkoa llevan ya días derivando pacientes muy graves a hospitales de Bizkaia o Araba, algunas comunidades como La Rioja se han ofrecido para echar una mano. La consejera de Salud de esta última comunidad, Sara Alba, afirmó ayer lunes que esta comunidad “está dispuesta a ayudar” al Servicio Vasco de Salud para hacer frente a la tensión hospitalaria que soporta. La consejera riojana lamentó la saturación hospitalaria en Euskadi y aseguró que La Rioja está abierta a colaborar con su comunidad vecina, “con la que guarda una estupenda relación”. Recordó además, en declaraciones a los medios de comunicación, que “Euskadi prestó ayuda a La Rioja en la tercera ola de la pandemia” y resaltó que su Gobierno “está dispuesto a ayudar si el Ejecutivo vasco lo necesita”.

Casi 100.000 vacunas

Llega la mayor remesa de pfizer

Acelerón. Ayer, Euskadi recibió la mayor de las entregas de Pfizer en un lote de 98.280 dosis. Además esta semana se recibirán 11.800 dosis de Janssen y unas 10.300 de Moderna. Actualmente, el 60,5% de los vascos de entre 80 y 89 años está ya inmunizado, tras haber recibido la segunda dosis, y en la franja de 70 a 79 años el 48,5% ya tiene la primera. En total se han administrado 707.219 antídotos, de los cuales 184.041 corresponden a segundas dosis y, por tanto, a personas que han completado la pauta, a las que se suman 3.737 dosis únicas de Janssen y otras 3.247 dosis únicas del resto de vacunas inoculadas a personas que han pasado el covid.