El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha asegurado que siente "pena y rabia" ante la vacunación irregular contra la pandemia de la covid-19 de algunas personas, como los directores de los hospitales de Basurto y Santa Marina, Eduardo Maiz y José Luis Sabas, que han tenido que abandonar sus cargos, y ha mostrado el compromiso de que Gobierno para "gestionar con el mayor rigor posible, transparencia y honestidad" este proceso, en el que prevalecen los "colectivos prioritarios" de riesgo.

Urkullu, que ha comparecido tras la reunión del Consejo de Gobierno, ha explicado que su sensación personal y como lehendakari es de "pena, dolor, tristeza y rabia", y ha recordado que "están identificados los colectivos prioritarios a los que tiene que administrarse la vacuna, la que sea en cada momento", y se dispone de protocolos claros", en los que no se incluyen a los cargos directivos.

"Porque estamos ante una situación que afecta al conjunto de la sociedad, que tenemos que saber cómo gestionarla y el compromiso del Gobierno es intentar gestionarlo con el mayor rigor posible", ha asegurado.

Por ello, ha dicho que hay que ser "absolutamente transparentes y honestos" en la gestión del proceso de vacunación. "Y todo aquello que se desvíe de lo que puedan ser esos colectivos identificados, esos protocolos establecidos, tanto en lo personal como en lo institucional, nos provoca esa pena, esa sensación de rabia, ante la necesidad de un compromiso social que nosotros intentamos llevar adelante", ha aseverado.

Por otra parte, preguntado por si va a cesar a la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, en caso de que no haya dicho toda la verdad en relación a si conocía o no que todo el personal del hospital de Santa Marina iba a ser vacunado, se ha limitado a decir que hay que esperar a la comparecencia este miércoles de la consejera en el Parlamento Vasco sobre este tema.