La detención de una surfista en la playa de la Zurriola de Donostia por saltarse el confinamiento fue una de las noticias más vistas y una de las actitudes más criticadas en todas las redes sociales en las últimas horas. No es, desafortunadamente, el único caso. Solo en Bilbao desde que se decretó el estado de alarma han sido detenidas 38 personas por incumplimientos del confinamiento y hasta el 18 de junio la Policía Local interpuso 4.400 denuncias y otras 1.647 hasta el 31 de agosto.

La exconsejera de Salud Nekane Murga admitió en una de sus últimas comparecencias que había dictada una orden judicial a una persona por incumplimiento del confinamiento y que no era un único caso. Hace quince días unas trabajadoras en un centro comercial denunciaron haber sido presionadas por su jefe para no desvelar quiénes eran sus compañeras y dónde trabajaban, ya que al haber dado positivo en la prueba PCR podían cerrarles el establecimiento. Inma Moro, subdirectora de Enfermería y parte del comité director de la red de vigilancia del coronavirus, reconoció que hay personas que se resisten al confinamiento cuando es un contacto estrecho y pese a haber resultado una PCR negativa tiene que cumplir con el aislamiento.

Los incumplimientos durante los seis meses de pandemia fueron frecuentes. Desde que se decretó ese estado de alarma y hasta el 18 de junio, fecha en la que se dio por finalizado en Euskadi, la Policía Municipal de Bilbao interpuso más de 4.400 denuncias por incumplimientos, según fuentes del Área de Seguridad de Bilbao. Durante la fase de confinamiento hubo una media de 50 denuncias diarias relacionadas con incumplimientos de distintos aspectos del Real Decreto (como estar en la calle sin justificación y reiteradamente, desobediencias graves a los agentes...). Durante la llamada fase 0, la de las franjas horarias, las distancias, etcétera... aumentó sensiblemente la cantidad de denuncias, que luego fue decayendo progresivamente a lo largo de las distintas fases de desescalada.

Tras el estado de alarma

Desde que se declaró el final del estado de alarma, el pasado 18 de junio, y contabilizando las sanciones hasta el 31 de agosto, tal y como se desprende del análisis de situación realizado por el Área de Seguridad Ciudadana, la Policía Municipal de Bilbao interpuso un total de 1.647 denuncias .

Son infracciones contra la Orden de 18 de junio (y su actualización que implicó la restricción horaria en hostelería) y la Orden de 15 de julio dictadas por la Consejera de Salud. La primera de ellas regulaba una serie de medidas de higiene y prevención como la distancia personal de 1,5 metros o las limitaciones de aforo en la hostelería, entre otras. Unas medidas que se vieron ampliadas en la Orden de 15 de julio, ya que la situación epidemiológica lo requería. Así, se estableció como obligatorio el uso de las mascarillas con independencia de la distancia interpersonal y se incidió en la prohibición del botellón, por citar dos ejemplos. De esas 1.647 denuncias, la inmensa mayoría -el 86%- hacen referencia al no cumplimiento de la obligación de portar mascarilla. En concreto, los agentes municipales multaron a 1.416 personas por infringir esta norma, 130 sanciones por la práctica del botellón, 31 al no mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal, 28 a personas que permanecían en lonjas, quince a locales de hostelería por incumplir horarios de cierre, doce por fumar en vía pública sin mantener la distancia de seguridad, once por no mantener esa distancia en terrazas de hostelería y cuatro por incumplimientos relacionados con los aforos.

La evolución de las sanciones tiene una clara tendencia ascendente. Pese a que la Policía Municipal ejerció su labor durante los primeros días con una actitud fundamentalmente informativa y pedagógica; priorizando el apercibimiento frente a la sanción, aún así en junio se interpusieron 24 denuncias por no llevar mascarilla, en julio 282 y en agosto 1.110. Los dos primeros meses (hasta el 18 de agosto) el número de sanciones es por tanto reducido, encontrándose únicamente picos ascendentes los fines de semana, en los que el tránsito de personas por la vía pública es más elevado.