Marabunta de vehículos en la carretera y enjambre de periodistas en Kobaron, paso fronterizo en la línea de costa que une Euskadi y Cantabria. La ocasión, por excepcional, así lo merecía: el restablecimiento de la libre circulación entre ambas comunidades vecinas después de tres meses de aislamiento. Y, como tal, las máximas autoridades de ambas comunidades quisieron simbolizar la recuperación de espacios comunes dentro de ese escenario de nueva normalidad. Iñigo Urkullu y Miguel Ángel Revilla se vieron las caras ayer después de 14 videoconferencias y de más de 60 horas intercambiando opiniones, valorando hechos y tratando de aportar remedios a una situación inaudita y dolorosa para vascos y cántabros.

El resultado final de ese trabajo compartido se plasmó ayer en un punto intermedio del paseo de Itsaslur (Muskiz) que conecta con la vía verde del Piquillo (Ontón) con un encuentro en el que ambos mandatarios incluso se intercambiaron obsequios en señal de buena voluntad. Urkullu, un libro escrito por Kirmen Uribe (Kontakizuna) sobre historia vasca, y Revilla dos volúmenes: Monte Castillo: La montaña sagrada y una reproducción del Beato de Fernando I y doña Sancha. Esta vez no hubo aurreskus ni cortes de cinta -pero sí las tradicionales anchoas del presidente cántabro- que pudieran distraer la atención de lo realmente importante: recordar a toda la ciudadanía, sea de donde sea y esté donde esté, la importancia de cumplir con las normas de seguridad y sanitarias. "Ha costado mucho dolor y dinero llegar aquí y no podemos recaer. Hay que hacer un llamamiento a la cordura", enfatizaba Revilla durante su intervención ante una improvisada barricada de micros. Tanto él como Urkullu apelaron una vez más a la necesidad de mantener la distancia social (ahora de metro y medio) y al uso de mascarilla e hidrogeles. "Estamos en el mismo barco, seamos responsables", sentenció el cántabro.

El lehendakari también se refirió a la imprescindible toma de conciencia por parte de las personas para desterrar al virus de la vida cotidiana. "Nada de esto sería posible sin el trabajo anterior, y tampoco el trabajo anterior habrá servido de nada si a partir de hoy no guardamos las medidas que son absolutamente recomendadas y necesarias de cumplir por cada uno de nosotros", apostillaba. En un discurso más comedido en su duración y en el contenido de sus palabras -por recomendación de la Junta Electoral Central (JEC)-, Urkullu puso en valor "el compromiso demostrado" por la sociedad vasca durante el confinamiento y las posteriores fases de desescalada.

Asimismo, quiso agradecer una vez más la labor de todos los profesionales "que han cuidado de nosotros, especialmente a los sanitarios y sociosanitarios, pero también a los que hacen posible que la vida siga adelante y que nosotros podamos gozar de esta vida". Y no quiso terminar su intervención -de menos de cinco minutos- sin antes recordar a todas las personas fallecidas a causa del covid-19 y enviar un mensaje de condolencia a sus familias.

"Centralización"

Fue Revilla -quien no tenía que rendir cuentas a la JEC- el que distinguió el esfuerzo compartido por ambas administraciones por recuperar algo más trascendental que esa libre circulación de vehículos: la capacidad de decisión, suspendida temporalmente por el gabinete Sánchez con motivo de la pandemia. Y es que, según confirmó el presidente cántabro, ambos se quejaron en repetidas ocasiones por la "excesiva centralización" en la lucha contra la pandemia, por ejemplo en la compra de material médico y sanitario, lo que a su juicio "quitó agilidad en la solución de muchos problemas".