"No pienso volver para meterme en la boca del lobo", afirma categóricamente Gotzon Markaida, un vizcaino de 47 años que tenía previsto su regreso de República Dominicana el 5 de abril en un vuelo que finalmente no va a tomar. Postrado en una silla de ruedas debido a un paraplejía y aquejado de hipertensión, asevera que su salud es lo primero, por lo que no tiene ninguna intención de arriesgarse a contraer el coronavirus durante el trámite que supone un vuelo trasatlántico. Aunque el país caribeño no es ajeno a la crisis sanitaria, asegura que tiene opción de permanecer en el hotel en el que está alojado, donde apenas quedan huéspedes y está bastante aislado. Por ello, recomienda a aquellos que estén en su situación "que no se obsesionen con volver. En el avión no sabes con quién vas ni quién te puede contagiar".

"¿Hablamos de distanciarnos y me voy a subir a un avión para que me toquen?", pregunta de forma retórica Markaida, quien debido a su situación necesita asistencia para subir a las aeronaves. "En mi caso el contacto es total", asegura este vizcaino afincado en Leioa, que tan pronto como tuvo conocimiento de que se había prohibido el aterrizaje de aviones procedentes de Europa acudió al consulado español. "Les hablé de mi situación, les pregunté qué opciones tenía si me quedaba más tiempo. Se lavaron las manos", afirma Markaida, que ha tenido que buscarse la vida para poder sufragar el resto de su estancia. "La agencia de viajes al menos me ha atendido muy bien, por correo electrónico. Me han cambiado el vuelo de regreso al 10 de mayo", revela desde Santo Domingo.

Mientras tanto, Gotzon Markaida, que lleva años realizando estancias de tres meses en el país caribeño, donde debido al clima sus dolores musculares se reducen considerablemente, seguirá alojado en el Dominican Fiesta. "Está cerrado. Solo quedamos cuatro huéspedes y algunos trabajadores que viven aquí, aunque están bajo mínimos", relata el vizcaino, quien asegura que le atienden muy bien. "Te dan el desayuno y el resto de las comidas puedo pedir que me las traigan al hotel o puedo salir a comprar", expone sobre los servicios actuales. "A la gente que se ha querido marchar les han dado una solución, algunos han vuelto a Europa y otros han alquilado un apartamento", explica.

¿Y cuál es la situación en República Dominicana respecto al patógeno que está poniendo patas arriba todo el mundo? Según las cifras oficiales los contagiados llegan casi a las 400 personas y ha habido diez fallecidos. "Estamos en cuarentena hasta el 2 de abril. Todo está cerrado menos los supermercados y poco más. Hay toque de queda a las 20.00 horas, pero ha sido la misma población la que se ha recluido en casa. Están constantemente viendo las noticias y se han alarmado. Los trayectos que antes se hacían en una hora ahora se hacen en veinte minutos", expone.