A semana laboral tras las restricciones que marca el decreto del Gobierno central para frenar el coronavirus viene marcada por la adopción de medidas por parte de las empresas para evitar el contagio entre sus empleados. Entre las más efectivas está el teletrabajo, lo que además permite que los trabajadores presenciales guarden mayor distancia en sus puestos de trabajo. En Euskadi un 7% de los trabajadores ya estaba acogido antes de la pandemia del coronavirus al teletrabajo, pero se calcula que al menos un 25% de la población podría trabajar desde casa en estos momentos excepcionales.

La prueba piloto que viven estos días muchas empresas puede arrojar interesantes resultados para el futuro, pero los inicios son diferentes según la profesión.

Eva Magrach, profesora de Inglés en el Instituto Julio Caro Baroja de Getxo, representa a uno de los colectivos, el de la enseñanza, que se enfrenta estos días al reto de continuar con la formación de sus alumnos desde casa. Para ello, "el viernes nos reunimos en el instituto los profesores para crear grupos. El Gobierno vasco nos ha proporcionado una plataforma con una serie de herramientas y también a los estudiantes para que haciendo teams (equipos) podamos mandar tareas que después iremos corrigiendo". Ya sea por la falta de uso de las nuevas herramientas y la ausencia de interacción oral, a Magrach esta forma de dar clases le resulta más incómoda. "La interacción con el alumno es fundamental y el grupo ayuda mucho para el avance en la comprensión de un idioma, por ejemplo", opina.

Carmen Carrascal Carranza trabaja en Desarrollo Firmware de Tecnalia y teletrabaja desde el pasado viernes, aunque lo suyo no es novedad porque habitualmente ya hacía antes un día de teletrabajo a la semana por lo que ya está acostumbrada. "En mi caso es necesaria cierta infraestructura, que ya tengo preparada en mi casa, para hacer bien mi trabajo". Carrascal siempre ha pensado que el teletrabajo era una buena opción, "supone un ahorro de tiempo y costes. Aunque considero que con dos o tres jornadas a la semana es suficiente". En su opinión, se trata de mantener el equilibrio entre la eficiencia del tiempo y el mantenimiento del contacto entre los miembros del equipo, porque "es necesaria la reunión de los equipos de trabajo, que puede ser suplida por conferencias, de audio o de vídeo, pero en cierto momento es necesaria la presencia física".

La empresa de Carrascal emplea a unas 1.400 personas, por lo que todas no pueden hacer teletrabajo. Sin embargo, asegura que "la consigna ha sido que todos los que puedan hacer su trabajo en casa que no vayan a las sedes, ya que de este modo se reducen las posibilidades de contagio sobre aquellas personas a las que no les queda más remedio que ir a trabajar". En su caso es posible prácticamente al 100%, motivo por el que estos días está en casa, "por disciplina social".

Trabajar desde casa puede ser una oportunidad, pero si no es a tiempo total. "Tanto tiempo no me gusta. Necesito el contacto real con mis compañeros de trabajo, pero se trata de una situación excepcional", asume, que precisa dosis de disciplina "para trabajar y para dejar de hacerlo".

Celine Escorrou, de Muktakesi, es una traductora y profesora de yoga que nunca ha conocido otra forma de trabajar que hacerlo desde casa. "Creo que es mejor porque, si tienes hijos, te permite conciliar y puedes estar con ellos en todo momento", afirma. Pero, como todo tiene su peaje, Celine afirma que "el hecho de trabajar desde casa mucha gente no se lo toma en serio y cree que en realidad está disponible para cualquier cosa". Superado esto, eso sí poniendo sus propias barreras, Celine opina que "se aprovecha más el tiempo pero son necesarias grandes dosis de disciplina". Acostumbrada al teletrabajo a lo que sin embargo le va a obligar esta situación es a abrir un canal desde el que pueda contactar con sus alumnos de la clase de yoga. "Estoy probando para ver si puedo dirigir una clase hoy mismo con reflexiones, prácticas de meditación y estoy viendo la posibilidad de que el grupo esté activo a una hora de la noche para poder compartir vivencias".

La disciplina es uno de los ingredientes para que el teletrabajo sea un éxito: no hay que pasarse por exceso ni por defecto

Los nuevos teletrabajadores pelean con unas herramientas con las que no han tenido tiempo de familiarizarse