Erandio - El impacto psicológico en las víctimas de una violación bloquea la mente y también el recuerdo. De hecho, el estrés vivido es tan extremo que en ocasiones las víctimas no recuerdan ni los ojos del agresor. Ocurre algo parecido en los secuestros, robos con violencia o cualquier delito grave en el que la persona es abordada de un segundo a otro. Pero por mucho que estas situaciones bloqueen, el recuerdo de la víctima es una pieza fundamental ya que facilita la labor policial para hallar al autor de los hechos. En los últimos cinco años, la Policía científica de la Er-tzaintza ha realizado cerca de cincuenta retratos robot, una media de diez anuales, para intentar localizar en todos los casos al presunto agresor o delincuente.

María G., técnica de la unidad de Identificación de la Policía científica de la Ertzaintza, es una de las agentes encargadas de dibujar la cara del agresor, cuando todavía ni se sabe quién es ni cómo es con exactitud. Su trabajo consiste en ayudar a la víctima a recordar y dibujar con el ordenador lo más exacto posible el retrato robot de lo que la víctima le va describiendo.

“No es sencillo detallar aspectos faciales de un agresor”, dice. “La gente es reticente a hacerlo porque no es fácil, tienen que recordar a una persona en situación de estrés. Ya de por sí es difícil hacer el retrato robot de alguien que se conoce bien, imagínate en situación de estrés, todavía es más complicado porque solo se recuerdan ciertos aspectos. Es más probable que se sepa cómo es el cuchillo que sus rasgos”.

De hecho, muchos agresores sexuales, ladrones y delincuentes utilizan pasamontañas o similares para cubrirse el rostro durante sus fechorías, lo que todavía dificulta y empaña ese recuerdo. Pero, aun así, lo poco que la mente retiene, a veces, también sirve para hacer el retrato robot y, con él, mandar una orden de búsqueda y captura a todas las unidades policiales en busca de alguien que se parezca a ese retrato robot.

mantener la cALMA Para la elaboración de estos dibujos lo primero es, en la medida de lo posible, mantenerse en calma para que, junto al agente encargado, se logre retroceder en el tiempo, justo hasta el momento de los hechos que se denuncian. “¿Cómo son sus ojos, pequeños o grandes? ¿Te llamaron la atención sus orejas, o dirías que eran normales? ¿Cómo tenía el pelo? ¿Dirías que la nariz se parece a esta, o un poco más chata?” Estas y más preguntas van definiendo al violador o al posible agresor de los hechos. Así, y con el objetivo de facilitar este duro trabajo a la víctima, el ordenador ofrece un sinfín de posibilidades en cuanto a aspectos faciales, por lo que se va probando hasta que se va ajustando a lo que se recuerda.

Y después, ¿qué ocurre con ese retrato robot? Lo primero, se manda a todos los cuerpos policiales para iniciar su búsqueda. Y, mientras tanto, el ordenador comienza otra búsqueda interna, una de las más efectivas. “Una vez que hemos terminado de hacer el retrato lo pasamos a un programa que hace búsqueda de caras similares que correspondan a delincuentes fichados por la Er-tzaintza”, explica la agente. Es decir, en cuestión de pocos segundos, el programa policial Morfo face muestra un total de 20 candidatos de posibles sospechosos que podrían corresponder con las características faciales del retrato robot. “Estas 20 caras se las enseñamos a las víctimas poco a poco para ver si reconocen al agresor o delincuente en alguna de ellas”, explica.

Normalmente, este minucioso trabajo suele dar sus frutos. Por ejemplo, la víctima de una agresión sexual ocurrida en Bizkaia logró identificar a su presunto agresor gracias a este programa ya que al ver los 20 posibles candidatos que se ajustaban al retrato robot, encontró a la persona que había abusado sexualmente de ella. No obstante, y pese a que los resultados suelen ser buenos, “este trabajo solo se hace cuando la víctima tiene recuerdos. Muchas veces solo se acuerdan de la raza pero, antes de empezar, hay que cerciorarse de que también se acuerdan de los rasgos. Yo siempre les digo que se tienen que volver a poner en esa situación para acordarse de la cara. Es volver a revivirlo”, explica María.

Si bien el ordenador facilita la creación del retrato robot, lo cierto es que a veces también hay ciertas complicaciones. Por ejemplo, cuando la víctima señala como culpable a una persona de color. “Alguna vez sí que hemos tenido que hacer algún retrato robot de personas de color y nos ha costado más, sobre todo a la víctima, porque al no conocer bien sus rasgos, pensamos que todos tienen rasgos faciales similares”.

SOLO HOMBRES Como dato curioso, cabe destacar que, al menos hasta ahora, prácticamente todos los retratos robot elaborados por la Policía científica son de hombres. De hecho, la agente María G. nunca ha realizado uno de mujer. No hay un motivo concreto que responda a este fenómeno, ya que los datos de la Ertzaintza reflejan disparidad en los delitos en cuanto a género. “No sabemos el motivo, cada uno pensará uno, pero nosotros no tenemos una explicación concreta para ello”, insiste María G. Aunque también recuerda que este tipo de trabajo solo se realiza en delitos graves como violaciones, agresiones sexuales y secuestros, entre otros, y no se realizan, en cambio, en robos si no ha existido la violencia de por medio. Esto podría acercarse a una explicación más lógica y racional para entender por qué hasta ahora los retratos robot siempre ponen en búsqueda y captura a los hombres. Al fin y al cabo, “las violaciones y agresiones sexuales suelen cometerlas los hombres y en los retratos robot sí que perseguimos mucho a estos agresores”, concluye la agente.