Bilbao - “Hoy hemos leído, pintado y jugado con plastilina”, resumía la pequeña Martina, de 7 años, a la salida del colegio Jesuitak Indautxu ante la mirada expectante de su madre. ¿Es lo que hacéis habitualmente? “No”, respondió de forma rotunda la niña, conocedora de que no asistió a una jornada escolar normal. “Estamos hartos, sentimos impotencia porque no tenemos dónde protestar ni a quién recurrir. Y estamos preocupados porque un mes de huelga puede ser mucho desbarajuste”, aseguraba, por su parte, Begoña Muñiz, madre de otro niño de segundo de Primaria, incluso antes de escuchar el relato de su hijo.
“Nos descolocan a todos y rompen las rutinas. Y lo malo es que no hay visos de solución. Está muy enconado”, comentó Marta Serrano, madre de Martina: “Al escuchar huelga los niños se cruzan. ¿Otra vez?, preguntan”. Los más pequeños “no entienden lo que es una huelga, pero entienden que para ellos supone venir al colegio para no hacer nada”, explicaba Begoña, quien aseguró que el seguimiento en Primaria por parte del profesorado es bastante alto. Ellas optan por llevar a sus hijos al colegio, pero no están tranquilas. “Se quejan del aburrimiento, están sin hacer nada durante muchas horas. A esta edad necesitan que dirijan sus actividades”, indicaban estas madres que por la mañana encontraron sindicalistas en la puerta. “Es muy violento. No hay forma de explicar esto a niños de siete años”, comentaron.
En el mismo patio, otras madres hablaban de los chavales de Secundaria: “Están superagobiados. Esta evaluación no tienen exámenes, van a evaluar lo que hayan hecho en el trimestre”. Aunque entienden que el profesorado tiene derecho a defender sus reivindicaciones, consideran que “hay otras formas de solucionar esto que no sea perjudicando a los niños”. De hecho, de la experiencia anterior aseguran que los niños estuvieron condenados a “patio, patio y más patio”. “De 9.00 a 17.00 pasando frío. Con lo que les gusta jugar y no querían venir”, señaló una madre que prefirió no identificarse.
A pesar de que los servicios mínimos están garantizados el seguimiento de la huelga es muy desigual dependiendo del centro educativo. En la puerta del colegio Pureza de María de Bilbao, Vanesa del Arco y Rosa Mules indicaban que apenas estaban percibiendo los paros. “Aunque es verdad que no pueden avanzar más que el resto de centros”, señalaban. “Todos tenemos derechos a la huelga, lo que pasa que en este caso los que salen perdiendo son los niños”, se lamentaron. - A. Araluzea