Valga - Un hombre mató ayer a tiros a su exmujer, a su excuñada y a su exsuegra en la localidad pontevedresa de Valga, en presencia de sus hijos, de 4 y 7 años, y posteriormente fue detenido.Tras cometer el crimen, José Luis Abet Lafuente, conocido como el Moro, llamó a la Guardia Civil para confesar la autoría de los hechos; los agentes se desplazaron hasta el municipio coruñés de Amesle, donde detuvieron al presunto asesino, en las inmediaciones de la casa de su madre, en donde residía desde su separación.

Las tres víctimas son una mujer de 39 años, Sandra B. J., de la que el arrestado se había separado hace apenas dos años; la hermana de ella, Alba B. J., de 27, y la madre de ambas, María Elena J. F, de 57 años. El triple crimen se produjo poco después de las ocho de la mañana en la parroquia de Cordeiro (Valga), cuando Sandra B. J. se disponía a llevar al colegio a los dos hijos que la expareja tenía en común.

El hombre, que en sus redes sociales únicamente muestra su predilección por el diseñador gráfico, ilustrador y viñetista Luis Davila, se presentó en casa de su expareja, con la que había iniciado los trámites de separación, y ella al verlo, y comprobar que portaba un arma y que estaba muy nervioso, llamó a su hermana y a su madre.

El presunto autor empleó un arma corta para disparar a la víctima, que estaba dentro de su coche junto a sus dos hijos, que fueron testigos de lo ocurrido. Tras acabar con la vida de su expareja, el homicida disparó contra su excuñada, que estaba junto al coche llamando al 112 para alertar del suceso y, posteriormente, a pocos metros de allí mató a su exsuegra, María Elena J. F., que acababa de llegar. Ninguna de ellas residía en este domicilio, pero era habitual que ambas de desplazaran allí para ayudar a Sandra con los niños desde la separación del matrimonio.

El hombre, que tiene otro hijo mayor de una relación anterior, se dio a la fuga tras cometer el triple asesinato y fue detenido poco después en las inmediaciones de la casa de su madre, en el municipio coruñés de Ames, en donde residía desde su separación.

Fuentes de la investigación confirmaron que fue el propio autor del crimen el que llamó por teléfono a la Guardia Civil desde la casa materna para entregarse.

Los pequeños, que no sufrieron daños físicos, pasaron la mañana en casa de unos vecinos que tienen niños que son amigos. Ambos se quedarán con un familiar directo que, en todo caso, no será su abuelo, según confirmó el alcalde de Valga, José María Bello Maneiro, dado que el equipo de psicólogos que atendió a los menores descartó esa opción al entender que no era “acertado” que residieran con él, dado que “allí faltan su abuela y su tía”. “No había información de desavenencias” entre los padres de los críos, tampoco una vez se iniciaron los trámites de separación, subrayó el regidor, visiblemente afectado. “Este es un momento terrible. Es uno de esos crímenes que te rompe por dentro”, relató la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba. Larriba explicó que las autoridades tienen registrados dos casos de violencia de género en el municipio, uno de riesgo medio y otro de riesgo no apreciable, pero ninguno de ellos era el de Sandra B. J., ya que no constan denuncias previas. Tampoco había constancia de antecedentes ni denuncias previas por violencia de género ni en los servicios sociales ni en el Centro de Información a la Mujer.

El futuro de los dos pequeños Mientras en el tranquilo y pequeño municipio de Valga, en un lunes soleado pero empañado por la tragedia, todos los vecinos se hacían la misma pregunta: “¿Qué pasa ahora con los dos hermanos de Valga?”, dos niños de 7 y 4 años que han quedado sin su madre, sin su tía y sin su abuela.

Paco, uno de los lugareños, constató que “es una desgracia” y ha explicado que no conocía tanto a las víctimas porque “era gente que marchaba muy temprano a trabajar y llegaban por la noche. El resto nos vemos todos los días”, dijo, y añadió que “no hay palabras para definir esto, estoy muy nervioso”. Nieves, a su lado, coincidió en que “están muy consternados”, porque esto normalmente lo ven en televisión, pero “ahora lo vemos en nuestra propia sangre, aquí en una aldea de cuatro vecinos, y es terrible, no sabes qué pensar. ¿Cómo no se mató él y dejó vivas a las otras tres personas?”.

“Es lo que yo pienso -agregó-. ¿Y esas criaturas con quién quedan ahora?, ¿qué pasa con los niños?, deslizó, una pregunta que también se hacen los demás. Marcelina se mostró igualmente muy afligida: “Todavía me tiemblan las piernas, pero tampoco puedo decir mucho más. No teníamos mucha comunicación, ni para bien ni para mal. Y nada más, dejan dos criaturas”, señaló con la voz entrecortada.

Como Jose, que lo ve como “una desgracia impensable”, y que ha concretado que nunca había visto nada raro o “extraño” cuando pasaba frente al domicilio de los hechos.

Con el crimen de esta mujer, son ya 41 las asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año y 30 (al sumarse estos dos niños) los menores que han quedado huérfanos. Desde 2003, 1.016 mujeres fueron víctimas mortales de episodios machistas. Este es el segundo que se registra en Valga. El pasado mes de marzo un hombre mató a su mujer de un tiro con una escopeta de caza y después se suicidó.