Ana Julia Quezada, a sí misma: “Tranquila Ana, que no vas a ir a la cárcel”
Dos mandos de la Guardia Civil declaran que Ana Julia Quezada se puso en el punto de mira al intentar inculpar a su expareja
Almería - El guardia civil responsable de la instrucción de la causa del niño Gabriel Cruz sostuvo en la tercera sesión del juicio oral que Ana Julia Quezada, autora confesa de su muerte, se alentaba mientras introducía el cuerpo del pequeño en su coche diciéndose a sí misma: “Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel”. En su declaración ante el jurado popular, el guardia civil apuntó que en las grabaciones realizadas gracias a los micrófonos instalados en el coche de la investigada se escucha “cómo mete el cuerpo en el coche, sacude las manos y dice: A dónde lo llevo ahora, a qué invernadero lo llevo”.
“La sensación que tengo es que el niño estaba enterrado en una fosa muy pequeña para tenerlo allí en un espacio limitado de tiempo. Se puede aguantar dos, tres, cuatro días”, apuntó. En su opinión, Ana Julia no esperaba “el mayor despliegue de búsqueda de una persona por parte de cualquier organismo del Estado” y una repercusión mediática como la que tuvo el caso, por lo que esta labor policial y el “impacto mediático y social evidentemente retrasó la idea” que -dice- tenía de llevar el cadáver a “un sitio seguro para ella”.
“Por eso alentaba la idea de que estaba vivo, que iba a aparecer”, añadió. Reiteró que puso el foco de atención sobre su expareja, que era “una referencia constante, asegurando que tenía una furgoneta blanca, que odiaba a los niños y que podría estar vinculado”. “Eso desgasta, no se podía obviar”, apostilló.
El agente precisó que no fue detenida nada más desenterrar el cuerpo porque querían saber si había terceras personas implicadas. También se refirió a las investigaciones en Burgos para señalar que las familias de sus exparejas la consideraban una “persona fría, calculadora, muy materialista” que pensaban que se había casado con diferentes hombres “por dinero”.
Por último, precisó que en el registro de la vivienda de Quezada, además de ansiolíticos, fue localizada una cantidad no determinada de cocaína. “Ponía la tirita antes de la herida”, expresó el teniente, a lo que el sargento primero añadió que ella asumió “en todo momento” la representación del padre del pequeño, Ángel Cruz, por lo que “todo lo que le decíamos a él, ella lo acababa sabiendo y podía ir anticipándose”. - Efe
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