Bilbao - La fórmula magistral para enfocar y encauzar la actual crisis migratoria es sencilla, elemental y asequible. Y muy antigua. Mucho. Bastaría con conjugar compromiso, justicia, seguridad, humanidad, dignidad, solidaridad, responsabilidad,... Una suerte de equilibrismo social y político difícil de lograr, pero no imposible. Más aún, después de que la Santa Sede se haya posicionado a favor de Share, la iniciativa que abandera el Gobierno vasco que promueve un reparto del esfuerzo de la acogida de las personas refugiadas entre los Estados miembros inspirado en criterios de ingresos, población y desempleo.

Si hace unos meses los halagos a este proyecto con sello vasco procedían de la Comisión Europea, ayer era el Papa Francisco quien respaldaba ese planteamiento para tratar de enderezar el reto migratorio que se vive a las puertas de Europa y que pretende convencer a los gobiernos europeos e instituciones comunes para aceptar una distribución responsable de personas refugiadas y migrantes en situación de grave vulnerabilidad. De momento, el Vaticano -actor político y diplomático de primer orden y referente moral para millones de personas- se ha mostrado dispuesto a profundizar y colaborar en esta iniciativa y trabajar conjuntamente con Euskadi en planteamientos de acogida de refugiados en el continente europeo.

Así lo explicó ayer el lehendakari Iñigo Urkullu quien, tras la Audiencia con el Papa, destacó que comparten el planteamiento del pontífice ante el fenómeno migratorio basado en “acogimiento, protección, promoción e integración”. En este sentido, Urkullu recordó los gestos y los hechos “muy significativos” que el pontífice ha capitaneado en esta materia como presentarse en las islas de Lesbos y Lampedusa, sus manifestaciones ante el cuerpo diplomático o sus declaraciones públicas sobre el fenómeno migratorio.

El lehendakari indicó que los diferentes encuentros mantenidos durante el viaje a Roma de la delegación vasca, han servido para profundizar tanto en el Pacto Social para la migración que se quiere impulsar en Euskadi como en la propuesta Share de compartir el trabajo con refugiados, solicitantes de asilo, migrantes en tránsito y menores no acompañados, “desde un principio de corresponsabilidad con la estrategia coordinada, ordenada y sostenible en la UE por parte de los gobiernos de los Estados miembros y los de entes subestatales y del ámbito municipal”.

De todo ello hablaron con un viejo conocido: el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, primer colaborador del Papa Francisco en el gobierno de la Iglesia y máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede. En enero de 2017, por boca del propio lehendakari, ya tuvo oportunidad de conocer el empeño de la Administración vasca en favor de los Derechos Humanos y la preocupación por la situación de las personas refugiadas así como por la insuficiente capacidad de reacción de los gobiernos estatales europeos y de las instituciones comunes.

Sumar voluntades Ahora, dos años y medio después, ambas partes profundizaron en estas cuestiones y se plantearon la posibilidad de que “actores internacionales” les puedan “ayudar a desarrollar esta propuesta”. Según apuntó Urkullu, han recibido por parte del Estado Vaticano y, en concreto, por parte del secretario de Estado, “la sintonía absoluta en los principios” de su propuesta. “Se ha mostrado dispuesto a analizar la propuesta en profundidad y a colaborar con la misma”, subrayaba el lehendakari poco después de confesarse “impactado” porque “pasemos de las palabras a los hechos”. “Y, además, con unos hechos que puedan ser asumidos no solo en una comunidad como la vasca, sino en el conjunto de la UE”, acentuó.

Por todo ello, Urkullu manifestó su satisfacción por que el Vaticano se haya mostrado dispuesto a trabajar conjuntamente con Euskadi propuestas de acogida de refugiados en Europa. “Nos damos por satisfechos por lo que es la impresión de que sintonizamos en esos cuatro principios de cara a una estrategia ordenada y coordinada de acogimiento, protección, promoción e inclusión. Entienden también que la propuesta Share es una propuesta realista que serviría también para esa integración como objetivo final, primero acogimiento y segundo, la integración”, expresó.

Así las cosas, está previsto que el organismo religioso correspondiente [dicasterio] se ponga en contacto con las conferencias episcopales para que desde la Iglesia Católica “se impulse esta iniciativa una vez que la hayan estudiado. También hemos quedado en que desde los gobiernos subestatales, en este aspecto que estamos desarrollando el Gobierno vasco con regiones sin Estado en la Unión Europea, sea otro de los ámbitos en los que profundicemos, como hasta ahora lo hemos venido haciendo”, describió Urkullu.

En este sentido, el lehendakari quiso hacer llamar la atención de que sea el Gobierno de una nación sin Estado de una región europea el que haya defendido esta propuesta. “Lo hemos defendido y hemos insistido en que, al fin y a la postre, son las comunidades más cercanas a lo que puede ser el fenómeno de la inmigración, más allá de los propios estados”, añadió. Durante el encuentro con Parolin, la delegación vasca -en la que también estaban Marian Elorza, secretaria general de Acción Exterior, y Jonan Fernández, secretario general para los Derechos Humanos, la Convivencia y Cooperación- también tuvo ocasión para trasladar al Vaticano su apuesta por una coordinación entre los distintos gobiernos de los Estados, algo que ya se está intentando con el español.

Año ignaciano Preguntado por si hablaron de la posibilidad de que el Papa viaje a tierras vascas con motivo del año ignaciano desde 2021 a 2022, Urkullu indicó que ya en su visita anterior a Roma [2017] cursaron la invitación al pontífice. La agenda del Santo Padre la marca la semana próxima su viaje a África. “El ofrecimiento está ahí, sabe cuál es la disposición que tenemos como sociedad vasca también a recibir al Santo Padre”, apostilló el lehendakari. En este sentido, según confirmaron fuentes del Ejecutivo, Urkullu ha solicitado una visita oficial del Papa a Euskadi.

Estos días, el lehendakari ha tenido ocasión de hablar nuevamente de la Agenda de Derechos Humanos del Gobierno vasco [presentada al Vaticano en 2017] y explicar cómo se ha pasado de un Plan de Convivencia a un Plan de Derechos Humanos y Convivencia, tras los trabajos desarrollados “después de la situación que dramáticamente y tristemente afectó a la sociedad vasca”. El lehendakari manifestó que existen ámbitos de permanente trabajo “como es el de la memoria de las víctimas, el reconocimiento del daño injusto causado”, la memoria histórica de todo lo que sucedió y los pasos que, “de acuerdo a una política penitenciaria y cumpliendo la legalidad, puedan darse”.