EL 20 de julio de 1969 el mundo entero contemplaba al astronauta Neil Armstrong descendiendo del módulo lunar Eagle para pisar la Luna. “Es un pequeño paso para un hombre, pero es un gran salto para la humanidad”. Aquellas palabras pasarían a la historia. La misión espacial Apolo 11 había conseguido llevar por primera vez al hombre a la Luna. Un pequeño paso para un astronauta que culminaba años de esfuerzo y trabajo del programa espacial norteamericano.

El 25 de mayo de 1961, un recién elegido John Fitzgerald Kennedy se dirigió al Congreso anunciando que era el momento de llevar a un hombre a la Luna, y lo conseguiría antes del final de la década. El discurso no era un simple deseo personal. La URSS acababa de mandar al primer astronauta al espacio, Yuri Gagarin. Y el plan de invasión de Cuba para derrocar a Fidel Castro había fracasado en bahía de Cochinos. Kennedy necesitaba una hazaña espacial para recobrar terreno en la Guerra Fría.

El programa espacial americano existía antes de que Kennedy se interesara en él. El 4 de octubre de 1957 los soviéticos enviaron el primer satélite espacial de la historia, el Sputnik. La URSS tomaba la delantera a los norteamericanos en el espacio. Un año después, los norteamericanos respondían con el primer programa espacial tripulado, el programa Mercury. En 1962 lograron su primer hito, poner al primer norteamericano en órbita. La carrera espacial entre las dos potencias por ser los primeros en pisar la Luna había comenzado.

EL PRIMER APOLO Tras el éxito de 1962, se comenzó un nuevo programa, el Geminis. Fue el puente entre el primer programa, el Mercury, y el futuro programa Apolo, el cual llevaría al hombre a pisar la Luna. Para principios de 1967 el programa Apolo estaba en pleno funcionamiento. Parecía que el objetivo del difunto Kennedy se cumpliría. Pero el 27 de enero se produjo la tragedia. Los tres astronautas del primer vuelo de la misión Apolo realizaban un ensayo de lanzamiento, cuando una chispa de un cable saltó sobre material inflamable e hizo que la cabina se incendiase. Los tres astronautas murieron asfixiados.

El accidente ralentizó el ritmo del programa. Pese a ello, en diciembre de 1968 la misión Apolo 8 logró realizar una órbita alrededor de la Luna. El siguiente, el Apolo 9, sería el encargado de probar el módulo lunar y hacer los primeros estudios sobre cómo sería el alunizaje. Por último, el Apolo 10 probaría todas las operaciones para el alunizaje pero sin posarse en la Luna. Ya era posible hacer que un hombre pisara la Luna. La misión Apolo 11 sería la encargada de hacerlo.

TRES ELEGIDOS Mike Collins, Buzz Aldrin y Neil Armstrong fueron los seleccionados para aquella misión. Llegaba el momento de meses de preparación y entrenamiento para poder llevarla a cabo. El 9 de enero de 1969, en la rueda de prensa de presentación de la misión, la primera pregunta de un periodista fue directa: ¿Quién de ustedes será el primero en pisar la superficie de la Luna? La respuesta de la NASA era que todavía no lo tenían decidido, pero que seguramente lo decidirían en función de cuestiones técnicas.

A nadie se le escapaba que el astronauta que pisase el primero la Luna se convertiría en un ícono universal. Aquello sería una responsabilidad con la que tendría que vivir el resto de su vida. Aldrin creía que él sería el elegido. En los vuelos de las anteriores misiones, el comandante siempre permanecía en el módulo mientras el resto de la tripulación era el que realizaba las labores. Si Armstrong era el comandante, Aldrin sería el encargado de salir primero.

La NASA decidió finalmente que sería Armstrong el primero en salir. La razón que dieron se basó en cuestiones técnicas, ya que el lugar donde iba en el módulo lunar Armstrong sentado era el que estaba más cerca de la escotilla por la que saldrían. Años después se conoció que las razones reales fueron otras. Los responsables de la NASA sabían que el primer astronauta que pisase la Luna se convertiría en una leyenda y que tendría que cargar con aquella responsabilidad para siempre. Opinaron que Armstrong, con su temperamento tranquilo y calmado era la persona que mejor podría cargar con tamaña responsabilidad. Una vez decidido quién sería el primero en pisar la Luna, solo faltaba llevarlo hasta ella.

El 16 de julio de 1969 llegó la hora de la verdad. Casi un millón de personas presenciaron en cabo Cañaveral cómo la misión Apolo 11 se elevaba hacia la Luna. Todavía quedaban varios días para el alunizaje. Primero debían llegar a la órbita lunar. Una vez en ella, el módulo lunar Eagle, con Armstrong y Aldrin en su interior, debía desprenderse del módulo espacial Columbia, donde Collins esperaría a sus compañeros. Una vez separado, el Eagle debía descender y alunizar. El éxito de la misión no terminaba ahí. Después, el Eagle debía volver a elevarse y unirse de nuevo en la órbita lunar con el Columbia.

Tres días después del lanzamiento, el sábado 19, lograban colocarse en la órbita lunar. Ya podían ver la Luna de cerca. El día 20 la CBS comenzó una cobertura televisiva especial desde la misma mañana. Aquel era el día elegido para el alunizaje. Armstrong y Aldrin entraron en el Eagle sobre las 10 de la mañana. A las 12 del mediodía el módulo lunar Eagle se desacoplaba del Columbia, donde Collins les esperaría hasta la vuelta. Llegaba el momento del alunizaje, uno de los momentos más delicados de toda la misión.

superficie lunar Sobre las cuatro de la tarde el Eagle ya comenzaba a ver la superficie en la que tendrían que alunizar. Armstrong tenía que seguir descendiendo hasta encontrar un lugar adecuado en el irregular terreno de la Luna. El combustible estaba limitado, por lo que tenía un tiempo también limitado para encontrar un buen lugar para alunizar. A las cuatro y cuarto el Eagle se posaba en la Luna. El alunizaje había sido un éxito. Walter Cronkite, el periodista de la CBS, exclamó en directo: “¡Madre mía! ¡El hombre ha llegado a la Luna!”. Pero la misión no había terminado aún.

Armstrong y Aldrin simplemente se dieron la mano y se abrazaron. Sabían que tenían mucho trabajo por delante. Se decidió que se realizasen las labores en el exterior cuanto antes, para no perder tiempo y estar preparados cuanto antes para la vuelta. Comieron y realizaron labores de mantenimiento, y seguido se prepararon para salir al exterior. Aquello llevó varias horas, debido a la complejidad del material necesario. A los cuatro días, trece horas, veinticuatro minutos y veinte segundos del despegue, Armstrong salía del módulo para dar su histórico paso.

Tenía ya su mítica frase preparada, la que recitó mientras pisaba la superficie lunar. Aquellas palabras y aquella imagen llegarían a todo el mundo a través de la televisión. Después saldría Aldrin y, juntos, emprendieron las múltiples tareas que debían realizar. Primero se descubrió la placa conmemorativa de la escalerilla del módulo. “Aquí, unos hombres del planeta Tierra pisaron la Luna en julio de 1969. Venimos en son de paz de toda la humanidad”. Después llegó el momento de plantar la bandera americana. El propio Nixon hizo una conexión en directo para felicitarles.

recuerdos de la tierra Después comenzaron las labores científicas en las que se tomaron fotos del entorno lunar, se recogió material geológico y se realizaron diferentes experimentos sobre la superficie lunar. Se esperaba que la salida de los astronautas no durara más de dos horas y cuarenta minutos. Antes de subir al Eagle y cerrar la escotilla, dejaron un paquete con recuerdos. Dos medallas de fabricación soviética para recordar a Gagarin y Komarov, astronautas soviéticos que habían muerto; una insignia del Apolo 1 en recuerdo a sus tres astronautas fallecidos y una pequeña insignia de una rama de olivo que simbolizaba el anhelo de paz de su misión. Ya sólo faltaba volver a despegar y acoplarse al Columbia para volver a casa. El 25 de julio el transbordador cayó en el océano Pacífico. La misión había sido un éxito. El sueño de Kennedy se había hecho realidad.

trump quiere volver Otro presidente norteamericano, Donald Trump, también ha apuntado como uno de los objetivos prioritarios de su mandato el volver a pisar la Luna. El nuevo programa espacial, llamado Artemisa, tiene como objetivo hacer regresar al hombre a la Luna en 2024, pero esta vez para quedarse. La creación de una estación espacial permanente en la órbita lunar será uno de sus principales objetivos. Será el primer paso para el nuevo gran salto de la humanidad, que ya no será en la Luna, sino en Marte. Quizás ya haya nacido el hombre que dé ese nuevo paso en el planeta rojo. Quién sabe si nosotros podremos ver ese próximo gran salto para la humanidad.