Donostia - Los baserritarras de Gipuzkoa están preocupados, y mucho, por una creciente presencia de jabalíes que está provocando importantes daños en las cosechas y los prados. Lo que algunos definen ya como una plaga está haciéndose notar cada vez más, según constatan los propios baserritarras, desde que los cazadores decidieron hacer huelga -comenzó el 1 de marzo- tras cuatro años sin renovar el convenio y hayan dejado de realizar las batidas para acabar con la superpoblación de corzos y jabalíes.

Para intentar dar una salida a esta situación, representantes de este colectivo y de la Diputación de Gipuzkoa se reunirán hoy para abordar esta problemática.

Joxan Etxeberria, de Enba (Euskal Nekazarien Batasuna), explicó a NOTICIAS DE GIPUZKOA cual es la situación en su caserío, extrapolable a otras explotaciones. “Hemos plantado el maíz y los jabalíes ya lo han detectado con su olfato y lo van sacando de donde lo hemos plantado. Los campos de cultivo amanecen con los agujeros que dejan los hocicos. Este año andamos muy mal”, relató.

No le cabe duda de que la huelga de los cazadores les está afectando de lleno. “Tenemos miedo, preocupación y nervios. No solo por los daños que (los jabalíes) producen en los cultivos, también porque transmiten enfermedades”, manifestó Etxeberria. Pero la principal preocupación en estos momentos es que “antes de que la simiente brote, antes de que salga la planta, están acabando con ella”.

El caserío de Etxeberria se sitúa junto al Bidasoa y observa cómo los jabalíes bajan de la zona de Biriatu y consiguen cruzar el río hasta llegar a sus plantaciones. “Las últimas tres noches han andado por aquí y anoche tuvimos que echar tiros al aire con la escopeta para asustarles, pero nada”.

En la actualidad, afirma, los jabalíes ya han perdido el miedo a la presencia humana y “entran hasta dentro”. Hace unos años en el caserío de Etxeberrria llegaron a acceder al establo donde tenía sus vacas.

Los baserritarras pasaron un tiempo “algo más tranquilos” pero la situación está yendo a peor: “Vienen hasta los silos”.

“La Federación de Cazadores está enfadada con la Diputación, la Diputación con los cazadores y los baserritarras están en medio. Los que tenemos cultivos y bosques estamos saliendo perjudicados. Esto es una plaga”, asegura.

“Cuando se realizan las batidas, bien porque se matan algunos ejemplares o bien porque otros se asustan, hay menos y muchos tiran hacia el monte y comen lo que hay allí. Si no, vienen a buscar donde tienen la comida fácil. Son animales, pero no son tontos”, expone como quid de la cuestión.

un equilibrio necesario “Cuando los cazadores hacen su trabajo hay un equilibrio. Pero incluso cuando los cazadores actúan, la población de jabalíes es cada vez mayor”, asegura Etxeberria, que pudo observar en persona en una excursión por el entorno que el “el monte está hecho añicos”.

“Hay que lograr un equilibrio, si no, no hay solución”, apunta Etxeberria. “Queremos saber si la Diputación quiere lograr ese equilibrio o quiere un desmadre. Baserritarras y cazadores hemos ido de la mano y necesitamos ese equilibrio”, asegura.

“La Diputación, por un lado; los animalistas, por otro; los cazadores... Todos tienen algo que decir pero nosotros, los baserritarras, estamos indefensos”, apostilla Etxeberria, para añadir: “Hubo un tiempo en que se usaban lazos, cepos e, incluso, veneno. Yo no creo que haya que volver a eso para lograr el equilibro necesario. Lo que deseo es que la Diputación y la Federación de Caza lleguen a un acuerdo y nosotros podamos seguir trabajando en paz”.

A todo esto se le suma otro temor. “Tenemos miedo a que llegue aquí la peste porcina africana, que ya está presente en algunos países de Europa. Para que no se extienda se está llegando a subvencionar que se acabe con los jabalíes, que son transmisores de esta enfermedad”, explica.

Hay un último punto que está afectando a las explotaciones agrícolas de Gipuzkoa. “Antes, desde Diputación se nos abonaba por los daños causados por los animales, pero yo llevo siete años sin cobrar nada. No es solo el dinero, es toda una cadena. Los campos están agujereados y la hierba se ensucia y es con la que damos de comer a las vacas, que corren riesgo de enfermar”.

En la voz de este baserritarra es patente la desesperanza y el cansancio por una situación que no parece tener visos de solucionarse. “La noche pasada escuché a mi perro ladrar, me levanté y vi a ocho jabalíes a 100 metros de casa”, relata Etxeberria. “No podemos vivir así: siempre pendientes y siempre con miedo a que con la luz del día nos encontremos con los daños que han causado”, lamenta.

La huelga sigue Nada hace presagiar que la huelga que los cazadores mantienen desde el 1 de marzo pueda desconvocarse en un plazo breve de tiempo. El presidente de la Federación Guipuzcoana de Caza, José Ángel Zaldua, recuerda que la última reunión que mantuvieron con la Diputación , en el seno del Consejo de Caza, fue el 28 de febrero. Desde entonces, silencio.

“Desde esa fecha hasta ahora no se ha publicado la Orden de Vedas y no sabemos si cuando empiece la temporada podremos cazar o no, o si la recurrirán los ecologistas como amenazaron en ese Consejo de Caza de febrero”, apunta Zaldua.

Y es que, explica, “estamos en un impás. No sabemos nada”. Ante esta situación, y sin Orden de Vedas, “no es que no vayamos a cazar jabalí, sino que no podremos cazar malviz, corzo ni nada”.

“No sabemos si vamos a tener Orden de Veda ni cómo va a ser esta si la hay. Nosotros entendemos que algún día la publicarán y entonces la analizaremos y nos pondremos en contacto con Diputación”, apunta. Mientras dicha orden no se publique y “no se aclare este asunto”, la huelga se mantendrá.

“Si ellos dan un paso para adelante también podríamos darlo nosotros. Mientras, no”, asegura Zaldua, que sigue a la espera de “ver con qué articulado se publica la orden”. Quedaría también pendiente el convenio de Caza Mayor, tema para el que tampoco se han reunido con la Diputación aunque, insiste, incluso este convenio tiene que tener como previa la Orden de Veda.

Esa orden “nos autoriza a cazar”, luego “ya llegaremos a un acuerdo sobre las condiciones”.

La temporada de caza comienza el 1 de septiembre “normalmente” y finaliza, según la especie, entre el 31 de enero y finales de marzo o primeros de abril.

“Cuando se publique la Orden empezaremos a dar pasos, si no, es inútil. Esto es como pretender negociar condiciones laborales sin tener contrato. Si no tienes contrato no puedes trabajar. Nosotros ahora no podemos cazar”, puntualiza.

Respecto a la situación de los baserritarras, asegura que “están pagando el pato” del desencuentro. “Lo sentimos. No es, ni era, nuestra intención perjudicarles, pero afecta. Igual que cuando ellos hacen una huelga sectorial podemos, por ejemplo, vernos en el mercado con menos leche. Una huelga tiene repercusiones, pero no queríamos dañar a los baserritarras”.

Pero, reconoce Zaldua, los baserritarras has resultado perjudicados “por la huelga y por la postura de la Administración”. “Ellos saben lo que hay y cuál es la forma de solucionar la situación, porque muchos baserritarras son también cazadores”, concluye el presidente de la Federación.

La huelga que mantienen los cazadores de Gipuzkoa es inédita a nivel estatal. Se calcula que en torno a medio millar de jabalíes han quedado sin abatir, hecho a lo que los baserritarras atribuyen la cada vez mayor presencia de ejemplares de esta especie en sus caseríos, con el consiguiente daño a las cosechas y los campos. De momento, no hay solución a la vista y el malestar entre los cazadores es patente, como lo evidenciaron en la multitudinaria manifestación que tuvo lugar el 6 de mayo por las calles de Donostia, en la que tomaron parte cerca de 15.000 personas.

Algunas de las pancartas que se exhibieron en la manifestación hacían referencia a la proliferación de jabalíes, como la que rezaba Basurdeak Kontxaraino (Jabalíes hasta La Concha).