donostia - Hace diez años nadie sabía de ellas, no existían, pero en este tiempo se han expandido con apariencia inocua por todo Euskadi, patrocinadas por los ídolos de la juventud. El casino, el bingo o las famosas tragaperras no tienen ya nada que hacer contra las apuestas deportivas, que les ha comido terreno en poco tiempo a estos juegos. Las asociaciones que luchan contra la ludopatía están preocupadas y lanzan una advertencia en el día mundial sin juegos de azar: “Esto puede ser un caos total”.
En la CAV hay unas 2.100 máquinas de apuestas, 1.100 de las cuales se encuentran en bares y el resto en salones de juego, casas de apuestas puras, bingos o casinos. Euskadi fue la primera comunidad en tener un establecimiento de este tipo, que se abrió en Bilbao, y también es la única que tiene delimitado el número de empresas que pueden ofrecer apuestas, un total de tres. Cada una de ellas puede tener 750 máquinas auxiliares en las que se cierra la apuesta, según señala Aitor Uriarte, director de Juegos y Espectáculos del Gobierno vasco. Por tanto, teniendo en cuenta que hay 2.100 máquinas, a las compañías les queda muy poco margen de proliferación, han llegado casi al tope. Además, hay 30 casas de apuestas “puras” y en salones de juego ya casi se ha llegado al límite permitido, que es de 210.
Al tiempo que se extiende esta forma de ocio entre los vascos, -una población no ajena a esta actividad que se practica de forma frecuente en eventos deportivos como las regatas o los partidos de pelota-, se alzan las voces que advierten del peligro que puede suponer esto para los jóvenes. En cuatro años ha habido un crecimiento de un 313% en las apuestas deportivas a nivel estatal y se prevé que en 2018 se superen los 2.000 millones de euros en cantidades apostadas, asegura José Antonio Fernández, presidente de la asociación guipuzcoana Aergi.
Actualmente, el perfil de personas que acuden a esta asociación a solicitar ayuda por problemas con el juego tiene entre 26 y 35 años en el caso de los hombres y entre 36 y 45 en el de las mujeres. “Pero el tsunami viene de atrás. Son los chavales, de once, doce, trece años, que manejan el móvil mejor que nadie” los que tienen un gran riesgo, según apuntan desde este colectivo, al que ya han llegado jóvenes de 18 con problemas de adicciones a las apuestas deportivas. Lo mismo ocurre en la asociación Ekintza Bide, a la que ya han recurrido muchos padres de menores para solicitar ayuda, al encontrarse boletos en los bolsillos de sus pantalones. “Cuando yo entré como paciente, hace seis años, el 70% de la gente que estábamos recibiendo tratamiento éramos jugadores de tragaperras. Ahora todo eso ha dado la vuelta: el 70% de la gente que llega de una franja de edad bastante más corta viene por apuestas deportivas”, afirma José Antonio Barcenilla, presidente de este colectivo.
El Gobierno vasco cuenta con el Registro de Interdicciones de Euskadi, que recoge las personas que se han autoprohibido jugar o a las que se les ha prohibido jugar por algún altercado en una sala de juegos, por ejemplo. En este registro están inscritos 211 hombres y 117 mujeres, lo que hacen un total de 328, una cifra que varía semanalmente. Además, recientemente se aprobó la creación del Observatorio vasco del Juego y uno de los datos que quiere conseguir es “el de a cuántas personas afecta el juego” en Euskadi, afirma Aitor Uriarte. A nivel estatal, en 2012 había 270.000 personas enganchadas al juego y en lo que va de 2018 ya son 860.000 las que presentan este problema, según alerta José Antonio Fernández de Aergi.
La preocupación principal de las asociaciones y psicólogos que combaten las adicciones está en el acceso de los jóvenes a las apuestas y en la posibilidad de que se conviertan en “jugadores descontrolados”. “Los chavales de menos de 18 años entran en las casas de apuestas y nadie les dice nada. En las puertas de los colegios hay gente que les da propaganda”, denuncia Fernández. A esta crítica se suma Barcenilla, que asegura que “no es difícil” encontrar estos establecimientos cerca de un centro escolar.
Desde el Gobierno vasco, el director de Juegos y Espectáculos asegura que el acceso de menores a estos locales es una de las cuestiones que más se persiguen en el ámbito de su inspección.En 2016, se tramitaron nueve expedientes por permitir el juego a menores y en 2017 un total de 13. Además, el año pasado se tramitaron otros siete por presencia de menores en salones de juego. A este juego presencial hay que sumar el de Internet que no descansa, y está activo las 24 horas y, en el que, además, el adolescente si consigue acceder disfruta del anonimato.