Mariví, la mujer con la sonrisa y la mirada más transparente
bilbao - “En esta vida es un privilegio tener compañeros de viaje como Mariví”. La bonita reflexión es de Joseba Urbieta, alcalde de Alonsotegi. El regidor jeltzale lamenta de corazón el fallecimiento de la vecina del municipio, a quien recuerda desde niño siempre simpática, cariñosa y cercana. “Hace poco -agrega- me decían que Mariví tenía saludo y sonrisa para todo el mundo y yo añadiría que también mirada transparente”.
Urbieta echa la vista atrás, los recuerdos de cuando Mariví Álvarez Martínez era conocida catequista, aquella mujer que con mimo preparaba las chocolatadas de San Juan, de carnavales; la que cantaba en el coro por Santa Águeda. El alcalde no puede olvidarse tampoco de las risas compartidas en los ensayos del grupo de iniciación en Mendipe Dantza Taldea.
“Me gustaría recordar a Mariví porque ha estado muy presente en las pasadas fiestas de San Bartolomé y San Antolín en su Alonsotegi querido. Ahora que no tengo palabras para expresar los sentimientos, es mejor coger algo prestado, frases como Puedes llorar porque se ha ido, o Puedes sonreír porque ha vivido”, amplifica el alcalde jeltzale. Tras la pérdida de Mariví, Joseba estima que el mejor homenaje que se le puede hacer es sonreír porque ha tenido la suerte de conocerla, ser su vecino y amigo. Porque como se dice: Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado”.
Mariví deja muchos recuerdos, por eso siempre va a acompañar en el pensamiento a sus amigos y a todos aquellos que compartieron con ella algunos momentos inolvidables como catequista. “Mis primeros recuerdos como catequista, luego años más tarde siempre colaborando para preparar las chocolatadas de San Juan, carnavales, cantando en el coro por Santa Águeda. Ha sido un placer compartir esos momentos con ella”. “Tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver, o puede estar tan lleno del cariño que compartiste”.
El vacío que ha dejado es muy grande, pero me quedo con el amor que derrochaba hacia su familia, hacia sus dos grandes tesoros Iratxe y Aitor, hacia su marido Luis Miguel, así como amigos y vecinos.
“Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos y seguir caminando”. “Seguir caminando, trabajando y luchando como lo ha hecho ella durante toda su vida y en especial en estos últimos meses contra esa maldita enfermedad que nos la ha llevado”, evoca con tristeza el regidor, quien añade que “en esta vida es un privilegio tener compañeros de viaje como Mariví”, señala Joseba Urbieta.
Goian bego.
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