Bilbao - Cuando en las altas esferas se aborda el tema de la demografía y sus retos a nivel mundial, el nombre de Euskadi también está en la picota. Y no solo por la preocupante tasa de avejentamiento que amenaza a Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, ya que se contabilizan 147 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 en la CAV. El motivo principal por el que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la prestigiosa Sociedad Británica de Gerontología recurren al modelo vasco es para descubrir a otros países y gobiernos la rentabilidad social de aplicar políticas de envejecimiento activo a nivel local. Es el caso de Euskadi Lagunkoia, iniciativa en la que están implicados medio centenar de municipios de la Comunidad Autónoma Vasca, y que este viernes será presentada en Toronto (Canadá) como ejemplo “de buenas prácticas”.

Este reconocimiento mundial a la estrategia vasca que trabaja a diario para hacer pueblos y ciudades más amigables para las personas mayores gracias a acciones que refuercen su autonomía, su participación, su dignidad y su corresponsabilidad no es el primero. Hace unos meses, en septiembre, ya lo fue en otra cumbre internacional celebrada en Lisboa. Esta vez, el proyecto vasco ha sido seleccionado de entre los desarrollados por 700 ciudades y comunidades de todo el mundo. Y, lo que es más importante aún: será tomado como ejemplo por la propia OMS para trasladarlo a otras administraciones locales y regionales.

En palabras de Lide Amilibia, viceconsejera de Políticas Sociales, la cita de este viernes servirá para analizar y comprobar los avances realizados por Euskadi en este ámbito y, al mismo tiempo, aprender de los planes desplegados por otras comunidades. “Los diez trabajos, proyectos y estudios seleccionados en todo el mundo serán incluidos en un informe prospectivo que será completado en el mes de noviembre y que describirá el futuro de la Red mundial para ciudades y comunidades amigas de las personas mayores y, a su vez, serán destacados en la plataforma de información interactiva de la OMS”, enfatizaba.

Así las cosas, este plan vasco de gestión que busca poner los medios necesarios para vivir y envejecer bien, en el seno de la comunidad, sigue cosechando éxitos. Hace pocas semanas, a mediados del pasado mes de julio, el Congreso de la Sociedad Británica de Gerontología celebrado en Mánchester se aferraba al ejemplo vasco como modelo de intervención en materia de envejecimiento. Decía en este sentido Amilibia que “se ha comprobado que Euskadi Lagunkoia es un proyecto potente” y que era necesario buscar oportunidades para compartirlo una vez que la CAV se ha hecho ya un sitio en el mapa mundial “de la amigabilidad hacia las personas mayores”, detallaba Amilibia.

Y es que, la estrategia vasca de envejecimiento activo se ha consolidado como un instrumento que contribuye a que tanto las personas mayores como las comunidades puedan desarrollar todo su potencial para construir una atmósfera y un escenario acorde a sus necesidades, deseos y capacidades. Al mismo tiempo, las administraciones (ayuntamientos, mancomunidades, gobiernos) proporcionan “apoyos, protección y seguridad”, lo que deriva en que las personas se conviertan en partícipes de la acción y, de algún modo, en líderes del desarrollo del proyecto.

Las acciones para vivir más y para hacerlo en las mejores condiciones posibles (que es de lo que en definitiva se trata el envejecimiento activo), van más allá de mejorar la accesibilidad a establecimientos con una rampa, que también. De lo que se trata es de aprovechar el potencial y la experiencia de las personas mayores. Por eso mismo, la estrategia vasca Euskadi Lagunkoia define distintos ámbitos de actuación abiertos al desarrollo de buenas prácticas. Ahí está el ejemplo más genérico de Hiribili que promueve caminar al aire libre; o el más local de Quiero mi barrio, planteado por el Ayuntamiento de Antzuola y la asociación de jubilados Landatxope con el apoyo de la Fundación Matia y el Gobierno vasco, que busca formar grupos de personas con edades distintas que recorran el municipio de forma periódica e informen al equipo de gobierno local sobre qué mejorar y cómo hacerlo, en función de intereses comunes.

Esas son algunas de las acciones ideadas en la categoría de Espacios al Aire Libre y Edificios, pero es que la iniciativa vasca se ramifica hacia otros asuntos, vitales también en esta cuestión del avejentamiento. El catálogo aborda el transporte, la vivienda, el tejido social, el respeto y la inclusión, la participación ciudadana y el empleo, la comunicación e información, y los servicios sociales y la salud. A día de hoy, Euskadi Lagunkoia está compuesta por 54 municipios que, como expresaba Amilibia, “apuestan por generar procesos de participación comunitaria, facilitar la introducción de cambios en las diferentes áreas competenciales del municipio a fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, y generar una red de iniciativas de amigabilidad en Euskadi”. En resumen, un entorno urbano, integrador y accesible que, además, sea un espacio de convivencia entre personas; y no solo personas mayores.