El Ebro deja más agua pero menos daños en Tutera
El agua inundó varias calles al desbordarse el río por los sumideros y obligó a los vecinos a tapiar las entradas
Tutera - El temor a los números que durante casi 48 horas lanzaba la CHE como previsión de la crecida del Ebro y la certeza de que la llegada de un caudal superior a 2.500 metros cúbicos por segundo iba a ser tan arrolladora como en la riada de 2015, mantuvo a Tutera en un estado de calma tensa durante toda la jornada de ayer. El continuo retraso de la llegada del pico de la crecida, que primero se anunció que tendría lugar a las 8.00, luego a las 15.00 y, finalmente, se produjo hacia las 18.30 (con 2.360 metros cúbicos por segundo y una altura de 5,19 metros) sumió a la capital ribera en un extraño estado, a caballo entre la euforia de ver el río desbordado y el temor de que las aguas terminaran por cruzar el límite de la anécdota.
Para los responsables municipales y los servicios de emergencias implicados en la máxima alerta decretada por el Gobierno de Nafarroa desde el jueves en la Ribera, la cosa no estuvo en absoluto para bromas y, por ello, tras el anuncio del primer retraso del pico de la riada, se convocó una reunión en la sede de Protección Civil. En el encuentro se recondujo y coordinó el dispositivo para una jornada que a media mañana ya empezaba a plantear problemas en calles habituales de desborde. Verjas, Huerto del Rey, plaza San Francisco, Terraplén, Prado, Portal y Fosal se vieron afectadas por la salida del río por los sumideros y el alcantarillado, obligando a algunos vecinos a acelerar tareas de desalojo y tapiar bajeras y locales, aunque que la mayoría habían efectuado el día anterior, alertados por las previsiones. El paseo del Cristo también acabó anegado (se cortó la carretera a la altura del edificio de La Obra) y el complejo deportivo de Ribotas se cerró a cal y canto a las 16.00.
A pesar de que la avenida dejó más agua en la capital ribera, tanto el casco urbano como los aledaños del cauce sufrieron menos que en 2015. Eso no evitó, sin embargo, que las huertas de la Mejana y Traslapuente quedaran sepultadas bajo el agua y que en algunas viviendas de la calle Verjas, el agua alcanzara en las entradas, unos ochenta centímetros, una medida muy alejada del 1,65 que dejaron las marcas de la última crecida.
Por su parte, la presidenta de Nafarroa, Uxue Barkos, destacó la coordinación y “que no hemos tenido que realizar rescates”. Además, mostró su intención de seguir trabajando para “llevar a cabo cuanto antes las reparaciones que sean necesarias tras la riada y tramitar las ayudas que sean pertinentes una vez evaluados los daños”. - N. Arigita/F. Pérez-Nievas
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