Bilbao - La córnea es la ventana del ojo. Una fina membrana completamente transparente para permitir la visión, pero que si se vuelve opaca por algún problema impide ver. A pesar de que el Estado español es el país con más donaciones de córnea y en el que más trasplantes se producen en Europa, este injerto es un gran desconocido. Juan Durán, director médico del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología y catedrático de Oftalmología de la UPV, detalla los últimos avances en esta cirugía ocular que ha ganado en sencillez y ha reducido complicaciones.

El trasplante de córnea está sufriendo avances radicales.

-Sí, el trasplante de córnea ha cambiado radicalmente en los últimos años. La córnea es como una cúpula arquitectónica. Hasta hace poco se hacía un trasplante total y se quitaba toda la estructura de delante a atrás. Pero hoy en día, se están cambiando solo las láminas dañadas y se deja el resto.

¿Cuál es la causa más frecuente que hace necesaria este tipo de intervención?

-Actualmente, la indicación más frecuente del trasplante de córnea es el fracaso de las células endoteliales que son las responsables de mantener la córnea transparente. Si estas células fallan, toda la córnea se enturbia. Antes se cambiaba toda la córnea y ahora solo se cambia la capa posterior que tiene un grosor de unas veinte micras. Una vez que se cambia, recupera la transparencia.

¿Qué ventajas tiene este trasplante parcial?

-Muchas. También tiene una desventaja clara porque técnicamente es más complejo y exige que los cirujanos estemos muy bien adiestrados, ya que exige nuevos instrumentos y nuevas técnicas. Por el contrario, la principal ventaja es que cuando operamos solo las capas posteriores es, utilizando un símil, como cambiar las tejas en lugar de cambiar todo el tejado. Cuando cambiamos estas capas no tocamos la estructura, por lo que no alteramos la óptica del ojo, mantenemos su resistencia y la posibilidad de rechazo se reduce.

¿Cuál era la tasa de rechazo?

-Con el trasplante total, dependía de los casos. Con un herpes, el rechazo podía ser superior al 50%; con el queratocono, una deformidad de la córnea, podía ser del 20%. Sin embargo, con las nuevas intervenciones, la tasa de rechazo baja del 5%. Al no cambiar la estructura de la córnea no cambiamos tampoco las dioptrías y antes podía aparecer un astigmatismo elevado que ahora no se produce. No usamos medicamentos contra el rechazo, los colirios se utilizan durante un tiempo limitado y eso hace que el éxito sea mayor.

La capa más superficial de la córnea está en continua regeneración.

-Las células superficiales se renuevan cada poco tiempo y si la zona periférica de la córnea está sana, eso se regenera y no crea mayores problemas. La capa de la cara interior del ojo, la capa endotelial, es la que no se regenera. Y bien por una enfermedad de esas células, por traumatismo o por cirugías complicadas, exige el trasplante. La alteración de esas células endoteliales es la primera causa de trasplante en el mundo occidental.

¿Es un problema asociado a la edad?

-Sí, el recambio de la capa de células endoteliales se da en personas de cierta edad. Con el aumento de la esperanza de vida, va aumentando la indicación quirúrgica. Y con el envejecimiento, habrá más demanda. De hecho, yo acabo de intervenir a una persona de 92 años.

¿De 92 años?

-Sí. Tiene solo un ojo útil, pero está muy bien física y mentalmente y así ha podido recuperar la visión. Pero también opero a gente de cuarenta y tantos. Cualquier persona puede tener un traumatismo que obligue a este tipo de trasplantes, o una úlcera corneal que cause opacidad, o un queratocono que también es relativamente frecuente... El abanico de edades es amplio, nadie se libra, pero la edad es un factor importante.

¿Hay córneas artificiales, creadas por bioingeniería o incluso en 3D?

-Eso todavía está verde. La idea de córneas artificiales es crear una estructura que simule la córnea sin necesidad de donantes. Pero lo que se está haciendo es la estructura, el andamiaje, sin células ni nada. Y eso en sí mismo no sobreviviría.

¿Hay suficientes donantes?

-En estos momentos ha habido cierto cambio porque antes las córneas eran las grandes olvidadas en las asociaciones de trasplantes. Pero en los últimos años ha habido conciencia de la necesidad de córneas y afortunadamente asistimos a un incremento de donaciones y la espera para poder recibir una córnea se ha reducido considerablemente.

¿En cuánto tiempo se sitúa la lista de espera?

-Nosotros, en el Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología, tenemos una lista de espera razonable, de dos a tres meses. En la sanidad pública también ha mejorado bastante porque los bancos de tejidos funcionan bien y no hay un déficit significativo de donantes de córneas.

Dice usted que con el ojo se dispone de más tiempo con respecto a otros órganos.

-Sí, porque se pueden mantener las córneas en distintos medios y pueden estar hasta un mes, así se pueden transportar mejor y se pueden almacenar por ejemplo en agosto, para poder programar y planificar la cirugía. Eso hace que la operación sea más cómoda y segura.

¿Es una cirugía rápida?

-Se hace con anestesia local, no hace falta ingreso y todo depende de la técnica. Las nuevas técnicas tienen la ventaja de que la recuperación visual es bastante rápida.

Pero ¿se hace en un ojo o los dos?

-Depende, hay enfermedades en un solo ojo y otras que son bilaterales.

Usted también trasplanta a menudo membrana amniótica.

-La membrana amniótica viene de la placenta y se mantiene durante varios meses en un banco de tejidos. Una pequeña pieza de esa membrana amniótica se puede utilizar en el ojo en algunas úlceras, en problemas de mala cicatrización porque esa membrana contiene muchos elementos anticicatrizantes, antiinfecciosos y antiinflamatorios que ayudan a curar muchas heridas en la córnea. Algo así como las llagas que aparecen en personas encamadas o en personas diabéticas.