EL “corazón al revés” es una expresión coloquial que utilizó Carme Chacón para hablar de una cardiopatía congénita que padecía, denominada “transposición de grandes vasos”, que consiste en que el corazón está cambiado sobre su eje y las venas y arterias se conectan de forma incorrecta. Esta es la patología que sufría la política socialista, fallecida el pasado domingo en Madrid a los 46 años “muy probablemente” de muerte súbita, según señaló el doctor Julián Pérez-Villacastín, miembro de la Sociedad Española del Corazón.

En el caso de Chacón, por sus propias declaraciones se puede también deducir que la transposición estaba asociada a un bloqueo auriculoventricular completo. Más de 5.000 niños nacen en España cada año con una cardiopatía congénita, una alteración de la anatomía del corazón que produce una malformación de alguna de las estructuras de este órgano (paredes musculares, válvulas, arterias coronarias o sistema eléctrico).

“El corazón es como una casa que tiene paredes (músculo), puertas (válvulas), tuberías (arterias coronarias) e instalación eléctrica. Cualquier alteración en una de estas estructuras o en sus conexiones es una cardiopatía congénita”, aclaró el doctor Perez-Villacastín.

Existen más de 25 tipos diferentes, que van desde las muy leves a las muy graves; estas últimas requieren una intervención quirúrgica en el recién nacido. En estos casos, la esperanza de vida está por encima de los 45 años cuando hace veinte o treinta años era de dos o tres años gracias a los avances en la cirugía. Sin embargo, las personas con una cardiopatía congénita grave tienen entre un 20 y un 30% más riesgo de muerte súbita que la población general.

“Es muy probable que esta haya sido la causa del fallecimiento de Chacón”, señaló el cardiólogo, que explicó que el fallo cardiaco se produce por “una arritmia que hace que el corazón de repente empiece a latir tan rápido que no es capaz de admitir sangre y expulsarla”. Por tanto, la sangre no llega al cerebro y la persona pierde el conocimiento en unos nueve o diez segundos. “No da tiempo a nada”, subrayó Pérez-Villacastín.

La única forma de que el corazón vuelva a su ritmo normal es mediante la realización de maniobras de reanimación con un desfribilador que propicia una descarga eléctrica.

estar solo, un problema Las maniobras de reanimación no son posibles “si se está solo en casa, que es como ocurren estas cosas muchas veces, por desgracia no hay ninguna posibilidad de sobrevivir”. No obstante, en la actualidad existen unos dispositivos denominados desfibriladores automáticos implantables (Dai) que tienen una eficacia del 100%. “Si tienes una arritmia que te mataría, este dispositivo produce un choque eléctrico que lo impide, pero no se puede implantar a todo el mundo”, señaló el doctor.

En alguna de sus declaraciones, Chacón también había asegurado que tenía “el corazón a 35 latidos por minuto”, un ritmo muy lento (es el que se tiene durante el sueño) que se puede corregir mediante un marcapasos. En este caso, los médicos “quizá” consideraron que era mayor el riesgo de implantarle el marcapasos “que cualquier beneficio que iba a obtener”.

Aunque la maternidad es incompatible con algunas cardiopatías, hay otras “en las que se puede estar en una zona de grises y atreverse y es lo que le debió pasar a Chacón, que tuvo un niño y acertó”. - Efe