Carmen Escudero: “Los responsables son los agresores, pero la vergüenza y la culpa la cargan las víctimas”
La treintena de denuncias por abusos a menores en los Maristas de Barcelona causa alarma, pero esta experta recuerda que el 90% de los casos se producen en casa
Bilbao - “Los responsables son los agresores, pero la vergüenza y la culpa la cargan las víctimas”, atestigua la presidenta de la asociación Garaitza, que trata a adultos que sufrieron abusos en la infancia.
Un exalumno de Maristas de Barcelona grabó con cámara oculta la confesión de su presunto agresor. ¿Es un hecho excepcional?
-Es un hecho aislado. Se necesita una gran dosis de valentía y fuerza para presentarse delante del agresor y buscar pruebas que dejen claro que esa agresión se produjo. Es una forma de buscar un resarcimiento a la hora de denunciar.
¿De qué le sirve a la víctima que el agresor le reconozca los hechos?
-Para la víctima es sanador porque es como limpiar su inocencia. Yo no fui culpable, era un niño, no tengo responsabilidad sobre esto, el adulto era el responsable.
¿El deseo de venganza es habitual en las víctimas y los familiares?
-Sí, es algo instintivo. Lo normal es defenderse de una agresión. Cuando hacen daño a tu hijo sientes una impotencia muy grande y esa reacción es muy humana.
Afortunadamente se reprimen.
-Si llevan la venganza a término, su hijo, además de la inocencia que ha perdido, se queda sin su propio padre. Esto reprime a la persona.
Al destaparse más casos, ¿se sienten las víctimas más arropadas y con mayor credibilidad?
-Hay un gran refuerzo. Si el agresor está en una jerarquía, hay una sensación interna de la víctima de que no le van a creer. Si en vez de yo solo, somos 5 o 10, me voy a sentir más arropado y con la sensación de que todo se va a esclarecer y mi nombre va a quedar limpio.
Los pederastas a veces alegan que era consentido y la sospecha parece recaer en las víctimas.
-Los niños provocan, los niños tienen la culpa... No, el culpable es el agresor. Los niños no son seres sexualizados, no son capaces de seducir a un adulto. Tal y como se vive la justicia en España, a quien se juzga es a la víctima. Con la presunción de inocencia, es ella la que tiene que demostrar que lo es.
¿Puede haber recaídas dada la repercusión mediática del caso?
-Que haya una recaída es posible, pero si la hay, será para ponerse mejor en el sentido de que va a haber un juicio y se va a saber exactamente lo que ocurrió. Habrá incluso víctimas que hayan sufrido amnesia y que, al destaparse todo esto, empiecen a recordar.
¿Por qué no detallan las víctimas a sus padres los abusos y sí lo hacen ante un psicólogo o un juez?
-Estamos hablando de un tabú, el sexo, y además es un sexo no consentido. Hay mucha vergüenza de explicitar lo que ocurrió y mucha culpa de por qué me dejé yo hacer esto. Que un niño le diga a su padre simplemente: “Este profesor abusó de mí” es más que suficiente.
En este caso las víctimas son ya jóvenes o incluso adultos.
-Cuando ocurre una cosa como esta es un trauma y la persona emocionalmente se quedará atascada en la edad en que ocurrió. Esa culpa y esa vergüenza siguen estando ahí aunque tenga 50 años. Por eso hay tantas secuelas a nivel sexual y en otros muchos ámbitos.
¿Pueden recuperar la parte afectiva y llegar a tener pareja?
-Tienen desconfianza, la parte del sexo está afectada, su masculinidad queda en entredicho y quizás tengan problemas a la hora de tener una pareja. De hecho, lo más normal es que no la tengan, que se dediquen a la promiscuidad o no tengan ningún tipo de relaciones sexuales. Con tratamiento, todo esto llega a desaparecer en un tanto por ciento elevado y la recuperación de la persona es posible.
La falta de colaboración de los centros hace mucho daño.
-Si hay una denuncia, yo sí que he visto una tendencia muy clara de los colegios a tapar lo que está ocurriendo. Que el colegio lo niegue e intente lavar su nombre daña profundamente a la víctima y a su familia porque se está poniendo en entredicho lo que esa persona vivió en su momento y la imagen de la familia en la sociedad. Pueden incluso decir que lo hacen para cobrar una indemnización. Los humanos somos muy retorcidos.
¿La familia se suele sentir culpable por no haberlo detectado?
-Los niños cuando se encuentran con este tipo de cosas no saben cómo nombrarlo. Ante esas formas de expresar que no son claras la familia no sabe qué hacer y eso genera una serie de problemáticas. La familia se culpabiliza luego de no haberse dado cuenta.
Cuando una víctima se derrumba alcanzada cierta edad, la familia no se explica los motivos.
-Se achaca más a que es un hombre vago, inestable, irresponsable... Entonces toda la familia te va a machacar para que pongas tu vida en orden, en vez de pensar: “A mi hijo le está pasando algo. Vamos a preguntarle qué le está ocurriendo”. Eso genera mucha culpa.
¿A qué edad suelen contarlo?
-La mayor parte de las personas entre los 30 y los 40. Es un momento en el que te planteas hacia dónde va tu vida, coincide con el tema del trabajo, los hijos...
¿Rechaza el niño abusado por un hombre a su padre en tanto que es una figura masculina?
-El agresor es un hombre que está en la parte jerarquizada. Si mi profesor me está haciendo esto, puedo interiorizar que todo hombre que esté arriba me va a agredir y, por tanto, tener miedo de relacionarme con mi padre. La otra vertiente es culpabilizar a mi padre porque tenía que haber visto lo que ocurría y porque no me ha defendido. En ese caso hay mucha agresividad hacia la figura paterna.
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